Cap:43

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CELIA:

Llegamos en un lujoso auto frente a la mansión de los Williams.
Máximo abre mi puerta y toma mi mano para entrar a la gran mansión.
Entregamos nuestras invitaciones y entramos al lugar que está lleno de personas.
Observo como Martha y mi hermana se acercan a nosotros con una sonrisa fingida.
– Buenas noches hija ¿Cómo estás?
Me pregunta Marta.
Alzo las cejas y la miro extrañada.
– Creo que es lo menos que te interesa... Pero bueno, estoy perfectamente.
– No digas esas cosas... Me alegra que estés bién.
Me sonríe falsamente y se dirige a Máximo.
– Me alegras qué hayas venido Máximo ¿Te gustaría dar un paseo conmigo? Así te muestro mi mansión y conoces más el lugar.
Máximo suspira, me toma de la cintura y me acerca más a él.
– Discúlpeme señora Williams, pero no pienso separarme de mi hermosa esposa esta noche.
Dice y besa de forma casta mis labios.
– No seas así cuñado, nadie se la va a robar.
Le sonríe Mirian coqueta... O sea ¿Su plan es conquistar a mi Máximo? Están locas las dos.
– Ya le dije que no pienso dejar a mi esposa sola... “cuñada”
Observo perfectamente como Máximo le sonríe con falsedad.
– Cómo quieras, pero si necesitas algo... Estoy a tu disposición Máximo.
Dice Mirian sonriéndole... Al parecer esta mujer no tiene vergüenza.
– Señor Cooper para tí, señora Williams, no somos cercanos.
Le dice sin expresión y ellas me miran mal a mí... Esto es el colmo, como si yo estuviera hablando.
Por una parte la fiesta era un éxito, púes Máximo y yo estábamos conociendo personas importante en el ámbito empresarial... Y los bocadillos estaban deliciosos.
– Todo está listo.
Me susurra Máximo y asiento con una sonrisa.
Camino hacía la pequeña tarima y tomo el micrófono.
– Su atención por favor... Si aquí... Su atención por favor...
Hablo a través del micrófono.
Cuándo todos me prestan atención empiezo a hablar.
– Buenas noches ¿Cómo están?
– BIÉN.
Me responden todos.
– Eso me alegra que estén bién, no sé si todos me recuerdan, mi nombre era cecilia Williams ¿Cuántos lo sabían?
Todos dicen que saben quién soy yo.
– Bueno, por asuntos personales tuve que cambiar mi nombre... Pero esta noche no vine a hablar sobre eso, aunque la fiesta no es mía tomé unos segundos prestados ¿Están de acuerdo?
Hablo con amabilidad y una sonrisa hermosa en el rostro.
– Si.
Dicen todos... Sé que quieren saber cuál es el chisme.
– Bueno, esta noche traje a alguién muy especial para mí y se las quiero presentar... Es mi verdadera madre Cintia Davis, un aplauso para ella.
Las personas confundidas, pero aplauden.
Mi padre y Martha se quedan blancos como un papel al ver mi madre entrar con un hermoso vestido color turquesa y un lindo recogido.
Mi hermana se queda con la cara de estúpida... Pues claro la tonta no sabe nada.
– Ven aquí madre, quiero que todos te vean.
Digo con una sonrisa y mi madre se acerca y le sonríe a todos.
Todas las personas del lugar miran a mi madre y luego a mí, de seguro se están fijando en nuestros parecidos.
– Sé que están confundidos... Déjame les cuento... Mi madre era la heredera de empresa Williams, antes la empresa tenía por nombre DAVIS ¿Se acuerdan?
Muchos hacen memoria y ponen la cara de sorpresa.
En una gran pantalla aparece las fotos de mis abuelos junto a mi madre, que para ese tiempo era una adolescente.
– Ellos eran los verdaderos dueño de la empresa...
¿– Que crees que estás haciéndo?
Me quita mi padre el micrófono y lo lanza lejos de mí.
– Yo nada...
Hablo inocente con una sonrisa.
– Debí de asesinarlas a las dos cuándo tuve la oportunidad.
Dice susurrando para que nadie escuche, pero falló, la gran mayoría escuchó perfectamente lo que dijo.
– Habla mas alta padre, así todos te escucharán.
Hablo alto, y todas las personas atentas a cualquier movimiento.
– Esto es una falsa... Estás haciéndo esto por que me odias... Después qué te dí todo ¿Por qué me haces esto hija?
Dice haciéndose la víctima.
Empiezo a reírme como loca.
– Ya deja de fingir Pablo Williams, hoy todos sabrán quién fue el asesino de mis abuelos hace veintiocho años.
Digo con el ceño fruncido.
– No sé de qué hablas.
Dice intentando bajar de la tarima.
– Sabes perfectamente de lo que mi hija habla Pablo, me encerraste durante el embarazo, mataste a mis padres y pagaste una gran cantidad de dinero para falsificar papeles para que todos creyeran que la chica que estaba muerta era yo.
– Ya cállate Cintia.
¿– Callarme? JAJAJA, no cayaré ni muerta, jamás voy a olvidar que hiciste qué diera a luz a mi hija en un cuarto sola para que muriera, y como tu deseo no se cumplió mandaste a encerrame en un hospital mental y pagaste para que me drogaran hasta volverme loca.
Todos en el salón quedan sorprendido y con la boca abierta.
– No sólo eso madre, no olvidemos que falsificó papeles para decir que yo estaba muerta, incluso fingió llorar mi muerte... Eres una escoria de lo peor, me avergüenza qué eres mi padre.
Mi padre saca un arma y me apunta.
– Jamás debiste de abrir la boca, ahora estoy destruido... Pero no te preocupes, voy a eliminarte.
Dice mirándome con odio.
Un disparo hace que me asuste de muerte, pero veo a mi padre en el suelo agarrándose el brazo y Máximo corriendo hacía mí.
¿– Estás bién?
Me pregunta preocupado.
– Si... No tenía idea que sabías usar un arma.
Le sonrío.
– No ando con una pistola para aparentar.
Me abraza y miramos a mi padre que está siendo apresado por la policía.
– Pablo Williams, queda apresado por robo, asesinato, falsificación de papeles y maltrato hacía su esposa... No tiene derecho a un abogado.
Dice el policía llevándoselo como el animal qué es sin ningúna. compasión.
Miro a mi madre y hermana que me miran con mucho odio evidente.
¿– Cómo pudiste hacer eso? No tienes corazón sabiendo que tu hermana está embarazada.
Alzo las cejas.
¿–Embarazada?
Digo con burla acercándome a mi hermana.
Como tenía una blusa junto a una falda, levanto su blusa y le quito su falsa panza de plástico.
– Ya no está embarazada ¿Feliz?
Le sonrío.
– Señora Williams, le voy a pedir que desaloje la mansión en este instante junto a su hija, esta propiedad le pertenece a la señora Cintia Davis.
Dice el jefe de la policía.
– Jamás, esta mansión me pertenece no voy a...
El jefe de la policía no la deja terminar de hablar y hace unas señas para que la saquen afuera y le cierren la puerta.
– Señora Cooper, hay testigos qué la inculpan a ambas de participar en su accidente ¿Estás segura que no quiere que las aprecen.
– Por ahora no, sólo quiero que no la pierdan de vista, quiero que sufran durante un mes en la calle... ¿Que hay de Carolina? ¿No han sabido de ella?
– Aún no, creemos que está oculta en algún lugar, pero no se preocupe la encontraremos.

En un lugar no muy lejos de la ciudad, se encuentra Corolina en un viejo motel.
– Esos inútiles... ¿Y ahora que voy hacer?

La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora