Cap:29

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CELIA:

Llego a la empresa de Víctor y mi secretaria Verónica me espera.
¿– Hace a cuánto tiempo salieron?
Le pregunto.
– Hace menos de una hora señora.
Dice pasándome unos auriculares.
– Ya te dije que no me llames señora, nos conocemos desde hace años vero.
– Lo sé, pero no puedo evitarlo.
Dice con una sonrisa.
Vero y yo nos conocemos desde que empecé a vivir con Patri, la chica siempre ha sido muy buena en la tecnología y no dudé en ofrecerle trabajo.
– Bien vero, la inútil de mi hermana se encuentra aquí, así que cualquier cosa me avisas y trata de entretenerla hasta que salga, al igual que Víctor si regresa me lo haces saber de inmediato.
– No sé preocupe estaré atenta a cualquier cosa.
Dice colocándose unos auriculares igual que los míos.
– Perfecto, encargate de las cámaras.
Digo para dirigirme a la oficina de Víctor.
Media hora después he revisado todo y no encuentro nada que comprometa al idiota de Víctor en negocios ilegales y estoy más que segura que él está metido en eso.
– Señora Celia ¿Aún no ha encontrado nada?
Escucho a vero hablarme.
– Aún no he encontrado nada.
Digo revisando unos documentos.
– Entonces de seguro no tiene nada en su oficina, no creo que sea tan tonto para dejar pruebas ahí.
– Aveces las personas se confían mucho Vero, aprende eso.
Digo fijando mi vista en su ordenador...
Pero que tonta soy, pienso mientas me doy golpes mentalmente.
Me dirijo a su ordenador y lo abro con una sonrisa, pero esta se borra al darme cuenta que hay que ingresar una clave.
– Vero voy a necesitarte, tengo que quitar la contraseña del ordenador de Víctor.
¿– Estás segura de eso? ¿Quién va a vigilar?
Dice con un poco de temor.
– Trae tu ordenador, yo vigilaré desde aquí mientras tu hace tu trabajo, te pagaré el doble.
Escucho como suspira y segundos más tarde entra en la oficina de Víctor.
– Toma esto vigila desde aquí.
Dice ella pasándome una tableta.
Vero conecta el ordenador al de ella y empieza a digitar unos códigos que no entiendo.
Minutos más tarde me enseña el ordenar de Víctor desbloqueado.
– Gracias hermosa eres una genio.
Digo mientras le guiño un ojo.
Empiezo a revisar todo lo que tiene su ordenador, pero algo en particular llama mi atención... Es una grabación de Carolina que entra en un auto, segundos después miro perfectamente como Víctor hace que salga inmediatamente.
No entiendo nada, pero continuó mirando.
Al cabo de un rato miro a Carolina y Máximo acercarse al auto muy encaramelados, el entra al auto y ella permanece fuera, al parecer se despiden y él se marcha.
Élla empieza a reírse y Víctor se acerca a ella y la besa...
– Señora Celia tenemos que irnos Víctor ha llegado, va a salir de su auto.
Me interrumpe Verónica haciéndo que de un salto.
Mierda, pienso buscando que hacer.
– Vero necesito que copies todo, hay mucha información importante ahí.
Digo señalando el ordenador.
– Estás loca no tenemos tiempo para eso.
Dice casi temblando.
– Nueve tus manos será rápido, por favor.
Le suplico.
Élla suspira y toma el ordenador mientras yo miro las cámaras a través de su tableta.
– Está en recepción, viene hablando con Mírian.
Digo mientras intento no comerme las uñas de los nervios.
– Estoy siendo lo más rápido que puedo.
Dice Verónica.
– Lo sé.
Hablo sintiendo como mi corazón late a toda velocidad...
– Vero... Ahora está en el ascensor....
Siento como el sudor baja por todo mi cuerpo.
– Está casi listo...
Dice con la cara pegada a la pantalla...
– Ya salió.
Digo con la voz inaudible.
– Ya está listo.
Dice ella, sacando la pequeña memoria y cerrando inmediatamente todas las pestañas.
Cierro el ordenador lo dejo donde estaba y salimos a toda velocidad.
Halo a Vero conmigo para ocultarnos detrás de una pared.
– Soy tu prometida Víctor, no puedes salir con cualquier chica como si yo no existiera ¿Que pensarán las personas de mí?
Escucho la voz chillona de mi hermana.
– En estos momentos ese es el menor de mis problemas Mirían, largate y no me molestes.
Dice cerrando la puerta en su cara.
Mi hermana hace una pataleta y se marcha enojada.
Vero y yo salímos de nuestro escondite y nos dirigimos a mi oficina.
– Uuff, creí que moriría.
Dice vero suspirando mientras se sienta.
– Eso estuvo de locos.
Digo con una sonrisa aún nerviosa.
– Usted está loca señora Celia ¿Que hubiera pasado si no habría encontrado?
Dice sin dejar de mirarne.
Me encojo de hombros.
– Improvisar, no hubiera quedado de otra.
Vero suspira y se coloca de pies.
– Tenga, guárdelo bién, yo iré a mi puesto de trabajo.
Dice entregándome la pequeña memoria y sale.
Suspiro de alivio al ver que todo salió bién, pero ese video no sale de mi cabeza... Creo que eso es suficiente prueba para Máximo...
El día pasó volando y en estos momentos me encuentro entrando a mi mansión.
– Mamiiii.
Grita mi pequeño al verme.
– Mi pequeño ¿Cómo estás? ¿Te portaste bien con Patri?
– Estoy muy bien y me porté excelente con mamá Patri.
Dice con una dulce sonrísa.
– Eso me alegra, estoy muy orgullosa de tí.
Digo besando sus hermosas mejillas.
– Mami, tienes que ver esto que ha llagado para tí.
Dice halándome tras de él.
Mi pequeño me lleva a la sala donde una enorme caja está ahí.
Me acerco a ella con el ceño fruncido.
¿– Quién envió eso?
Le pregunto con desconfianza.
Angel con una sonrisa me entrega la pequeña nota.
PARA:
Celia Alvares
DE PARTE :
M. C
Miro a mi pequeño que me mira con una sonrisa.
– Es de Maxi ¿No es así?
Dice guiñandome un ojo y alzando una ceja.
Solo sinrío y no le contesto.
Empiezo a abrir el paquete y abro los ojos bastante al ver un hermosisimo vestido de novia, junto a unos tacones como me encantan.
– Waoo, ¿Te vas a casar con Maxi mami?
Dice mi hijo sorprendido.
– Ángel espérame en mi despacho debo de hablar algo importante contigo.
Le digo de manera seria, él asiente y se dirige a mí despacho
Segundos después tomo mi celular y llamo a Máximo.
¿– Te gustó mi regalo?
Escucho que dice a través del celular.
– Es hermoso.
Contesto
– Sabía que te gustaría... Celia he organizado todo para esta noche.
¿– Esta noche? ¿No es muy rápido?
Pregunto sorprendida
–Mientras más rápido mejor Celia,  mi chófer pasará por ustedes a las diez, te espero en el altar.
Suspiro
– Está bien, entonces nos vemos a las diez adiós.
Digo colgando para dirigirme a mi despacho.

La venganza de una madre solteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora