Siempre le dolió ver a su hermano sufrir, cuando era un bebé y lloraba de lo hambriento que estaba porque su madre estaba demasiado débil para alimentarlo, cuando llamaba a su madre entre llanto sin saber que ella no regresaría justo después de que murió, cuando le tuvo que decir que su padre ya no regresaría a casa después de que los agentes de la paz se lo llevaron, cuando su tía lo golpeó por primera vez por ser el niño platicandor que era en los buenos días que tenían, cuando su cuerpo le dolía tanto que no podía mover sus pies o funcionar diciendo que posiblemente ese sería su último día respirando, todos esos momentos de dolor le dolían, pero nunca supo que más le dolía ver sus momentos de felicidad con alguien que no fuera ella. No eran simplemente celos al ver como su hermano compartía un dulce con una mujer que nunca la trató bien, era el dolor de ver lo que su hermano no tenía con ella y por más que quisiera no podía darle, una madre.
—Como vez, no fue una carga tenerlo aquí, una bendición mejor dicho— vio salir al señor Barry del cuarto de baño que estaba junto a ella lavando sus manos, mirando con una sonrisa enternecida como su esposa alimentaba al pequeño niño de tez morena —Los hijos crecen y se separan de uno, mi esposa extrañaba tener a alguien quien cuidar, y tu hermano siempre fue este niño lleno de luz, desde el momento que nació.— sonrió mientras asentía, reconociendo la verdad dentro de sus palabras, recordando la historia de su nacimiento, como cuando salió de su madre su llanto era tan particular que casi era una gran carcajada, feliz de finalmente estar en ese mundo, sin saber cómo había llegado a este —Ahora está muy bien, los tratamientos de hierro eran lo que necesitaba para luchar con la anemia que estaba teniendo, eso y sus tres comidas diarias, tuve que darle suero la primera noche que llegó porque venía muy deshidratado, empeoró solamente por el largo llanto que tuvo desde ese día hasta que te vio en el desfile.— su corazón se apretó en su pecho, escuchando nuevamente en su oído a su primo diciéndole que pusiera su mejor sonrisa, con la esperanza de que su hermano se encontrara viéndola en casa, enseñándole como se encontraba bien, siendo fuerte como le había prometido —Empezó a ser realmente el después de tu entrevista y las palabras que le mandaste, ahora el me pedía que lo medicará, no paraba de decir que quería estar fuerte para cuando regresaras— trago con fuerza al escuchar eso, no logrando alejar de su mente lo que su hermano hubiera sentido si no hubiera regresado, si la lanza que fue lanzada a ella hubiera venido de un ángulo diferente y empalandola a ella y a Arnold juntos.
—¿Vio todos los juegos?— preguntó preocupada de qué alguna cosa que vio dentro de la pantalla cambiara la imagen que tenía sobre ella, sintiendo el fantasma de Levi siendo asfixiado por sus dedos, o la carne de Ikav contra sus dientes, incluso el cálido metal en sus manos mientras atravesaba el pecho de Wren con una vara de metal.
—Lo mantuvimos ocupado para que no tuviera que verlos, ya fuera trabajando conmigo o limpiando la casa con mi mujer, lo que lo alejara de esa pantalla, pero no fue fácil, quería verte siempre.— con eso entendió porque en las 24 horas que llevaban juntos de nuevo no había preguntado por Arnold o por la manera en la que murió, agradecida que no tuvo que ver eso con sus inocentes ojos —No vimos la final por lo mismo, pero mi hijo lo hizo en la explanada del pueblo, llegó emocionado con Enzo diciéndole cómo habías ganado y regresabas a casa, nunca había visto a un niño llorar de felicidad de esa manera— sonrió inmediatamente al escuchar el gesto de Phillip, viéndolo frente a ella en la manera que su hermano se encontraba sano y feliz, casi sintiéndose celosa de que ella no pudo lograrlo por su cuenta, pero siendo claro que en su situación pasada era imposible que una chica tan joven como ella lograra hacerlo si no fuera por los juegos. —También nos dijo la verdad, de los medicamentos— su sonrisa se fue al escuchar eso, el incidente que había creado una brecha en la relación de años que tenían con el señor Barry y su familia, como paciente y doctor, para ser criminal y damnificado, o al menos así era como ellos lo veían —Quiero pedirte disculpas, Phillip me dijo que cuando eran más jóvenes rompió las botellas de medicamento tratando de impresionarte, lo ayudaste a limpiar y por eso estaban los cristales en tus zapatos, mis prejuicios de lo que le había pasado a tu padre fueron más grandes que la idea que siempre tuve de ti, que eres una gran y noble niña.— dos años habían pasado ya del accidente donde fue inculpada de robar medicamentos para su hermano, a pesar de los gritos de la señora Barry de cómo los agentes de la paz debían ser informados del robo y ella castigada, el hombre junto a ella nunca lo permitió, diciendo que por el poco respeto que él quedaba de su familia no lo haría, pero ya no atendería a su hermano. Así empezaron las visitas de Phillip, como una manera de disculparse por lo que había hecho y queriendo comprender como a pesar de que Aemma conocía la verdad no lo había delatado, ella no logrando admitir que era por ese estúpido enamoramiento que tenía sobre ella desde que tenía memoria.
ESTÁS LEYENDO
LOTUS - Los Juegos del Hambre
Fanfiction"Bienvenidos a los 69 Juegos del Hambre, y que la Suerte, esté siempre de su lado"