Capitulo 17

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El tren se sentía más frío a pesar de encontrarse en continuo movimiento, solo encontrando calor en su pequeña habitación de la cual había alterado el termostato para generar un ambiente controlado para la pequeña rosa que había transplantado a una maceta y que había sido su único acompañante en los largos día que llevaba viajando.

–Y con ustedes, Aemma Morris señores— Seeder tuvo que detenerla cuando quiso golpear a Lara por empezar a arreglar a su hermano para que apareciera en la entrevista, logrando convencerlo de no estar si quiera en la casa, siendo resguardado en la casa de Chaff hasta que las cámaras del Capitolio salieran del distrito. Escucho la voz de César salir de las grandes cámara que se encontraban ahora en el patio trasero de su casa viéndola salir por la puerta, y caminar hasta el pequeño porche que tenía afuera de este, dándoles una vista perfecta de los campos de manzanas que estaban cerca de la aldea de los vencedores y que habían sido evacuados para no arriesgarse a mostrar a los pequeños niños que trabajaban en estos. —Mírela, simplemente para robar alientos, ¿No lo creen?— al escuchar eso miró con falsa severidad a la cámara para luego simplemente reír, tomando asiento en una de las sillas de bella madera blanca que tenía, acomodando sus rodillas para que el corto vestido blanco que tenía puesto no mostrara de más —Aemma, ¿Cómo te encuentras?

—Mejor que nunca César, emocionada para por fin iniciar mi tour— sabía que si pudiera escuchar como reaccionaba el público en el estudio escucharía gritos de adulación al ver que al menos en esos momentos fingía tener sus mismos intereses.

—Eso es evidente por la gran sonrisa en tu rostro y ese brillo en tus ojos, pero, ¿Cómo has tomado tu nueva vida?, ¿Tu hermano no está alrededor para saludar?— mordió el interior de su mejilla mientras negaba con la cabeza.

—Mi vida es maravillosa, gracias al Capitolio he podido darle una buena vida a mi hermano, tan buena que no se encuentra aquí ahora mismo, está demasiado enfrascado en sus estudios y siendo un niño responsable.

—Sin duda cualquier niño debería estudiar tan duro como lo hace tu hermano, pero dile al chico que disfrute un poco de su tiempo contigo, después de todo Panem te va a robar por unas semanas para celebrar la maravilla de tu victoria.

—Tranquilo, está en esa edad donde esto será unas vacaciones de su gruñona hermana— escucho la carcajada fuerte del hombre del otro lado, no queriendo hablar más de su hermano o siquiera mostrarlo a esa gente.

Ese era posiblemente uno de sus peores dolores, que por esta misma seguridad que quería poner sobre el no tenía ninguna foto para recordarlo los siguientes días donde se galardonaba de un distrito a otro, dando un discurso que ya había memorizado, aparentando comer y beber en las fiestas que los alcaldes de los distritos lanzaban para ella, tratando de preguntar lo más posible para no tener que hablar, agradeciendo que la mala actitud de Chaff y su ebriedad hacía que no pasaran más de unas pocas horas en los banquetes, concordando con las palabras de Lara en público, siendo que por la manera en la que tenía que cuidarlo, Aemma parecía más su mentora que el de ella, pero entendiendo lo que el hombre buscaba y agradeciéndole porque por su mala actitud, ayudaba a que la burbuja que inflaba cada vez más alrededor de ella sobre su falsa apariencia no se rompiera y mostrara lo cansada y malhumorada que estaba creciendo a ser.

—Estoy honrada de estar aquí hoy, estar y ver a las familias de sus tributos caídos,— de tanto repetir el mismo discurso con su falsa sonrisa, lo había memorizado sin necesidad de las tarjetas donde lo tenía escrito, pareciéndole asqueroso como todas eran impresas, con los nombres de los tributos escritos sobre los espacios en blanco dejados en ellas, mirando frente a ella a pesar del fuerte sol encima de su cabeza, como en las plataformas frente a la alcaldía se encontraban unas pequeñas familias unidos, su sobre ellos, los rostros de Levi y Wren en grande mirándola desde el más haya, recordándole a sus pesadillas donde veía sus ojos sin vida mirarla profundamente, llamándola a que fuera con ellos a donde quiera que estuvieran. No logrando darles el mismo discurso sin vida que había dado en el resto de distritos hasta ese momento —Desde que conocí a sus tributos en la semana previa a los juegos, supe el fuego que tenían dentro de ellos, cosa que se vio reflejada en la pasión que mostraron al tratar de sobrevivir en la arena, como todos lo hicimos.— miró a la familia de Levi, notando como los niños de la familia eran idénticos a él, en el mismo rango de edades, todos con ese cabello rubio platinado, su mente juntándole una mala broma viéndolo empezar a teñirse de rojo por el atardecer en el horizonte —No hay palabras que pueda darles para aliviar su dolor, pero tengan por seguro que lo entiendo, de primera mano se lo que es perder a alguien dentro de esa arena— aunque no lo quisiera su voz empezó a quebrarse, teniendo que parpadear varias veces para alejar las lágrimas de sus ojos —Como hermana, hija, prima... he sentido el dolor, y desde lo más profundo de mi corazón me disculpo por haber tomado las vidas de sus niños, no buscando justificación o perdón, solamente diciéndoles que al menos de mi parte, tienen mi más profundo respeto y una eterna deuda que no lograré pagar nunca.— lo que alguna vez habían sido vítores a ella y aplausos, ahora estaba en completo silencio, al ver a la sonriente flor del Capitolio tener lágrimas en sus mejillas, haciéndola subir sus manos a estas alejándolas. Trago en seco antes de seguir hablando, poniendo su mejor falsa sonrisa en sus rostro —Y con eso terminó el día de hoy, dejándoles claro que todos estamos dentro de esto, juntos, en el poder y la gloria del Capitolio, Panem hoy, Panem mañana, Panem siempre.

LOTUS - Los Juegos del Hambre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora