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Advertencia +18

Un paraíso infernal se desplegaba ante los ojos de Cain, envuelto en un color rojo que adornaba el infierno. El aroma a azufre y carne quemada golpeó con fuerza sus sentidos, un brutal recordatorio de la realidad en la que se encontraba. La agonía y desesperación humana resonaban en todo el territorio infernal, creando una sinfonía perturbadora. A pesar de la horrorosa visión, había algo fascinante en aquel lugar.

— Bienvenido a tu hogar, hijo —le dijo Lucifer con una sonrisa cargada de ironía.

Hogar. Esa palabra resonó en la mente de Cain, dándole un nuevo significado a su entorno. El castillo negro, con vitrales rojos resplandecientes, emanaba un aura de superioridad que lo hacía aún más aterrador. Mientras avanzaban hacia el castillo, Cain observó un mar de lava que rodeaba el lugar. Al acercarse, notó que no era un mar común; en su lugar, cuerpos humanos se retorcían en el fuego, intentando escapar.

Un humano logró acercarse a Cain, tocando su pie con desesperación. Antes de que pudiera hacer algo, Xion lo pateó de nuevo al mar ardiente. Cain y Xion intercambiaron miradas intensas. El demonio hizo una reverencia y, tras guiar a Cain hasta la habitación del príncipe, desapareció en la penumbra.

— No habla mucho —comentó Lucifer con una sonrisa.

El demonio se inclinó en una reverencia antes de desaparecer. Lucifer se volvió hacia Cain.

— ¿Te gusta tu habitación? —preguntó el ente.

— Es perfecta —respondió el príncipe con una sonrisa satisfecho.

Lucifer lo condujo al balcón, señalando el vasto panorama del infierno.

— Aquí en el infierno hay tres pecados importantes —dijo Lucifer, señalando un foso lleno de humanos que clamaban por ayuda mientras una enorme bola los aplastaba con cada movimiento—. El primero es la soberbia.

Luego, le mostró un lugar lleno de espejos, donde ninfas seducían a las víctimas hasta ahogarlas.

— La segunda es la vanidad.

Finalmente, señaló una zona donde se practicaban deseos lujuriosos, no solo sexuales sino también egoístas, similar a la gula.

— El tercero es la lujuria —explicó Lucifer.

Cain, intrigado, preguntó:

— ¿Qué son ninfas?

Lucifer hizo una pausa, reflexionando antes de responder.

— Después del diluvio, muchos seres no pudieron sobrevivir —señaló a las ninfas—. Estas criaturas fueron exiliadas por Dios por haber sobrevivido durante el diluvio.

— ¿Por qué son rechazadas? —preguntó el príncipe, incapaz de contener su curiosidad.

Lucifer hizo una señal a sus demonios, quienes trajeron una ninfa que gritaba desesperada. Lucifer tomó a la criatura por la mandíbula.

— Son seres malignos que seducen a las víctimas —dijo Lucifer mientras la ninfa, con el rostro lleno de dolor, revelaba el rostro de Bellamy.

— ¿Lo ves, hijo? —le preguntó Lucifer con una sonrisa amarga.

— Fascinante —murmuró Cain.

Libranos de todo mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora