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—¿Estás segura de que estás bien?

Dos días habían pasado desde la fiebre esporádica de Samantha. Por suerte no había sido nada importante, pero Abril seguía obligándola a llevárselo tranquilo. Sin embargo, nada impediría a Samantha ir a la fiesta de Halloween de Molly y de Rocío.

—Positivo —Samantha movió la cabeza y se rió en voz baja por la actitud protectora de su esposa—. Ya te lo dije, si comienzo a sentirme enferma, me aseguraré de que seas la primera persona en saberlo.

—Bueno —Abril asintió brevemente—. Ahora sal de la habitación, para que me pueda cambiar.

Riendo, Samantha agarró su bolso antes de desaparecer en el baño del pasillo. Por alguna razón, Abril había insistido en conseguir su traje con Rocío en lugar de con Samantha. Ella quería que fuera una sorpresa.

Samantha había optado por algo sencillo: ponerse un vestido negro, una capa roja y dientes de vampiro. Le había tomado un tiempo convencer a Abril que estaba fingiendo ser algo malo y que en realidad no alentaba a los vampiros.

No tardó mucho en ponerse el traje. Se pasó la plancha por el cabello unas cuantas veces y se aplicó un poco de maquillaje más oscuro alrededor de sus ojos. Cuando terminó, se miró en el espejo y le dio a su reflejo un pequeño gesto de aprobación.

—¡Todo hecho! —Samantha llamó, apoyada en el marco de la puerta del cuarto de baño y pasándose los dedos por el cabello. Oyó crujir al otro lado de la puerta y esperó a que Abril se apresurara a dar los toques finales a su traje.

—¿Lista? —Abril se rió desde la habitación. Samantha no pudo dejar de reír en voz baja al oír la emoción en la voz de su esposa.

—Vamos, sal —Samantha vio cómo la puerta se abría lentamente y Abril se asomaba.

—Haz una cuenta regresiva —la niña más pequeña dijo en un susurro. Samantha levantó las cejas y cedió, indicando a Abril que cerrara la puerta una vez más.

—Presentando a la maravillosa, la hermosa, la mágica, la etérea, la niña más adorable del mundo, la—

—¡Más rápido! —Abril cortó dramáticamente el discurso de Samantha, estallando en risas detrás de la puerta.

—Bien —Samantha rodó los ojos y fingió decepción, haciendo reír a Abril aún más fuerte—. ¡En tres... dos... uno!

Abril abrió la puerta y se dirigió hacia el pasillo, con una tímida sonrisa en su rostro. Lo primero que se dio cuenta Samantha eran las alas azules brillantes en su espalda. Abril llevaba un sencillo vestido blanco debajo de ellas. Y como siempre, sus converse blancas. Giró una vez y miró a Samantha con esperanza.

—Eres una hermosa mariposa —Samantha se rió en voz baja, dando a Abril una suave sonrisa. Ella se confundió cuando la niña más pequeña se detuvo y la miró confundida.

—Soy un hada —la corrigió Abril, con una tímida sonrisa en su rostro—. ¿Es tan difícil de notarlo? —preguntó ella, cada vez más preocupada.

Samantha sacudió rápidamente la cabeza, agarrando la mano de Abril y suavemente guiándola al cuarto de baño. La niña más pequeña la miró con confusión.

—Eres una hermosa hada —Samantha le aseguró, apretando su mano—. Pero conozco el truco para que tu conjunto esté listo. Con cuidado, levantó a su esposa por las caderas y la colocó sobre el mostrador. Abril se rió.

—No me preguntes por qué tengo esto —la chica de cabello oscuro se rió mientras sacaba su bolsa de maquillaje—. Pero me alegra tenerlo, ya que es muy útil en noches como esta.

Green ( rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora