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— Abril se quitó el cabello de la cara y se observó en el espejo junto a la puerta, alcanzando el beanie en su cabeza para ajustarlo. Se dio la vuelta una vez más antes de arreglar el suéter verde menta que había escogido usar. La menor saltó cuando sintió un par de brazos abrazarla por la cintura.

— Deja de pensarlo tanto, bebé, te ves adorable —susurró Samantha, en su prominente voz de mañana.

Abril se sonrojó, mirando hacia el lado cuando su novia besó su hombro gentilmente.

— Lo digo en serio —dijo Samantha riendo, usando una de sus manos para girar el mentón de Abril y hacer que mirara directo al espejo—. Mírate. Eres completamente hermosa. Cada centímetro de ti —dando un beso en la mejilla a Abril.

— Ahora mete tu trasero en el auto antes de que llegues tarde en tu primer día —le dijo Samantha juguetonamente, alejándose de Abril para poder agarrar las llaves colgadas en el gancho cerca de la puerta.

Pronto, su coche estaba saliendo a la calle. Era fácil decir que Abril estaba nerviosa. Samantha se dio cuenta por la forma en que enterraba sus uñas en sus jeans de mezclilla y daba golpecitos con su pie impacientemente. La chica de ojos verdes tomó su mano entre la suya para calmarla.

— No hay nada que temer —dijo Samantha suavemente.

Abril la miró, con su labio inferior entre sus dientes.

— De verdad, Aby. Está bien estar nerviosa. Pero no te asustes tanto, ¿sí? Los niños te van a amar. Lo harás genial. Y si piensas que es mucho para ti, encontraremos otra cosa, ¿ok? Relájate —dijo Samantha sonriendo, llevando la mano de Abril hasta sus labios dejando un suave beso en el dorso de su mano.

— ¿Promesa? —dijo Abril riendo suavemente, alzando su meñique.

Sin dudarlo, Samantha unió sus meñiques juntos, una tradición que han tenido desde siempre.

— Promesa —asintió Samantha.

Abril mantuvo sus meñiques entrelazados, dejando su mano en su regazo suspirando suavemente. Sentía una mezcla de nerviosismo y entusiasmo. Sorprendentemente, el entusiasmo superaba cualquier ansiedad que tuviera.

Abril se sentó derecha en cuanto Samantha entró al pequeño estacionamiento de la escuela. No pudo evitar sonreír cuando vio el colorido patio de juegos, que ahora mismo estaba vacío. Samantha miró a su novia y la observó mientras asimilaba todo a su alrededor.

— ¿Quieres que entre contigo? —preguntó Samantha, apretando la mano de Abril.

— Lo tengo —dijo Abril riendo, inclinándose y besando la mejilla de Samantha—. Al mediodía, ¿cierto?

— Sip —asintió Samantha, dándose cuenta cuanto había crecido su novia en los últimos años—. ¿Tienes tu teléfono?

Abril rodó los ojos juguetonamente, sacando su teléfono del bolsillo para mostrárselo a la chica en el asiento del conductor. Samantha le dio un pulgar hacia arriba.

— Llámame si necesitas algo —le recordó Samantha, ganándose otro rodar de ojos de Abril—. Okay, bien, entonces tal vez te dejaré vivir aquí con los niños si vas a ser tan prepotente —dijo Samantha bromeando.

Abril le sacó la lengua, inclinándose para dejar otro beso en la mejilla de su novia antes de pararse. Samantha observó como la menor arreglaba el beanie en su cabeza, tomando un gran respiro antes de deslizarse dentro del edificio. No pudo evitar esperar unos minutos para asegurarse que Abril no cambiaría de opinión. La chica de ojos verdes saltó cuando sintió su teléfono vibrar.

— [Mi chica - 7:55] Te amo. Olvidé decírtelo hoy

Samantha no pudo evitar el color rojo que tiñó sus mejillas. Levantó una ceja cuando segundos después, el mensaje de Abril fue seguido por otro, que solo contenía un emoticón de tortuga. Otro mensaje apareció poco después.

Green ( rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora