Green ( rivari)

9

Samantha se despertó a la mañana siguiente cuando sintió a Wolf frotando su cara contra la de ella, lo que hizo que la chica de ojos verdes arrugara su nariz y abriera los ojos confusa. Se rio en voz baja, dando vuelta y encontrándose cara a cara con una Abril dormida. Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando vio la nariz de la niña contraerse ligeramente.

Ella extendió la mano, ahuecando la mejilla de Abril y pasando su pulgar sobre la piel suave de la niña. Estudiando su cara, Samantha movió su mano para peinar con sus dedos el cabello de su novia.

Se apartó cuando los ojos de la chica se abrieron. Abril gimió, dando a Samantha una sonrisa adormilada y moviendo la mano de la chica de ojos verdes de nuevo a su pelo. Samantha no podía dejar de reír cuando Abril suspiró y se hundió en la almohada.

—No voy a jugar con tu cabello toda la mañana— susurró Samantha, haciendo que Abril riera en voz baja. La pequeña niña abrió los ojos una vez más, cubriendo su boca antes de bostezar en voz baja. Rodó sobre su espalda, mirando hacia el techo y tarareando.

—¿Cómo dormiste?— preguntó Samantha, rápidamente volteándose de lado y cubriendo con su brazo el estómago de la niña más pequeña. Abril se rio y volvió la cabeza para mirar a Samantha, quien arrugó la nariz juguetonamente.

—Realmente bien—, admitió Abril, con sus mejillas tornándose ligeramente rojas. Samantha levantó una ceja.

—¿Sí?— La chica de ojos verdes se rio. Levantó la cabeza y plantó un beso en la sien de Abril. —¿Y por qué fue eso?— Lo que Samantha había intentado que fuera una pequeña pregunta juguetona causó que Abril se sentara un poco, frunciendo las cejas en pensamiento.

—Duermo mucho mejor ahora—, Abril asintió suavemente, frunciendo los labios. —Creo que... creo que es porque me siento... segura. O cómoda. No puedo explicarlo. Es como si contigo, nada pudiera hacerme daño. Así que cuando me duermo, no hay preocupaciones para mantenerme despierta. ¿Tiene sentido?—

Samantha no podía borrar la sonrisa de su cara, porque era de la misma manera que se sentía. —Tiene mucho sentido—, sonrió. Justo cuando estaba a punto de poner la cabeza en la almohada, la atención de ambas chicas fue sorprendida por el sonido de maullar viniendo desde la puerta. Abril se rio cuando Samantha gimió, sentándose y mirando al culpable, quien impacientemente pateó la alfombra delante de él.

—Eres peor que Abril cuando se trata de comida—, murmuró Samantha. La pequeña niña a su lado resopló, sentándose y dando a su novia una mirada juguetona.

—Bueno, está bien, hazme hacerle de comer al niño—, bromeó Samantha, arrugando la nariz ante Abril antes de sacar las piernas de la cama y seguir a Wolf a la cocina.

—Solo quieres tener tu comida, ¿verdad?— murmuró Samantha, mirando al gato que estaba sentado expectante sobre el mostrador. La chica de ojos verdes se rio para sus adentros mientras colocaba su plato frente a él.

Samantha se tomó unos minutos para hacerse una taza de café, apoyándose en el mostrador y mirando por la ventana. Solía odiar las mañanas. Pero cuando conoció a Abril, era prácticamente imposible dormir con la chica enérgica constantemente metiéndose en problemas. Y entonces, se encontró cada vez más amando más las mañanas. Le encantaba el silencio pacífico. Era como un nuevo comienzo cada vez, estableciendo el tono para el resto de su día. Y las mañanas eran siempre maravillosas con Abril a su lado.

Ni siquiera estaba sorprendida cuando oyó pasos suaves detrás de ella, sintiendo un par de brazos pequeños envolverse alrededor de su cintura. Abril apoyó la cabeza en el hueco del cuello de Samantha, tarareando en voz baja. Samantha no pudo evitar dejar su café y girar para que ella pudiera poner sus manos sobre los hombros de la niña más pequeña.