Samantha decidió eso mientras ella estaba pintando a la niña más pequeña. Cada pincelada, cada uno de los detalles sobre el lienzo contribuyó a que fuera su creación favorita. Aunque había algo acerca de Abril. Algo que Samantha no podía capturar con un pincel.
Pero trató lo mejor que pudo. Porque Abril merecía ser inmortalizada. Ya fuera a través de la pintura, o por escrito, o en algún otro arte, la chica tenía que ser recordada.
Era la mitad del día, lo que significaba que el sol estaba alto en el cielo y enviaba rayos de luz por la ventana y hacía parecer como si Abril estuviera brillando.
Sin embargo, había una parte de la pintura en que Samantha se centró más. Los ojos de Abril.
Los ojos marrones de la niña más pequeña eran tan expresivos. Samantha no sabía que los ojos de alguien pudieran contener tanta emoción hasta que conoció a Abril. Cada vez que veía los orbes marrones de su esposa, se encontraba con consuelo y adoración.
Así que Samantha pasó tiempo extra en los ojos de Abril, mezclando varios tonos de marrón y dando su mejor esfuerzo para captar su profundidad. Se inclinó tan cerca del lienzo que su nariz casi tocaba el material. Usando pequeños trazos de su pincel, alzaba la mirada cada pocos minutos para estudiar los ojos de Abril antes de volver su atención de nuevo a su pintura.
Cuando finalmente logró crear el tono perfecto de color marrón, Samantha comenzó a añadir los detalles más pequeños. Las arrugas alrededor de los ojos de Abril cuando sonreía, la forma específica de sus labios, los pequeños mechones de cabello que caían sobre sus hombros. Con cada pincelazo, la pintura se hacía más y más definida.
Ella tenía la pintura casi terminada cuando su teléfono sonó en la mesa entre ellas. Abril se inclinó hacia delante para agarrarlo, frunciendo las cejas.
—Es Maia —asintió suavemente y levantó el teléfono. Samantha hizo un gesto para que respondiera, dejando su pincel y secándose las manos en sus pantalones. Abril se llevó el teléfono a la oreja.
—¿Hola? —La niña inclinó la cabeza hacia un lado. Samantha estaba tan ocupada analizando su pintura que no se dio cuenta de que los ojos de Abril se abrieron unos momentos después.
—Lo tengo —Abril asintió rápidamente. Dejó el teléfono de nuevo y saltó del taburete, luchando para tirar de sus leggings de nuevo bajo su suéter largo. Fue entonces cuando Samantha se dio la vuelta y levantó una ceja.
—¿Qué estás haciendo? ¿Qué te dijo?
Abril negó con la cabeza y cogió su chaqueta de la esquina de la habitación.
—Tenemos que irnos —Abril se mordió el labio con nerviosismo y miró a Samantha—. Ella dice que hay una emergencia. Ella necesita a alguien que cuide de Lucas.
—Espera, ¿qué? —Los ojos de Samantha se abrieron. Abril la tomó de la mano, tirando de ella fuera de la habitación hacia la puerta principal. Samantha se dio cuenta rápidamente de lo que estaba pasando, corriendo a ponerse sus zapatos antes de correr hacia el coche después de Abril.
—¿Dijo algo más? —Samantha se mordió el labio. Abril se sentó en el asiento del pasajero junto a ella, dando golpecitos con el pie con ansiedad mientras Samantha salía rápidamente y se iba por el camino.
—No —murmuró Abril, sacudiendo la cabeza—. Estoy preocupada —se pasó una mano por el cabello y se volvió a Samantha, sus grandes ojos castaños en busca de algún tipo de consuelo.
—Está bien —Samantha rápidamente tomó su mano y la apretó—. Voy a llegar allí tan rápido como nos sea posible, ¿sí? —Ella hizo un giro brusco, conduciendo un poco más rápido de lo habitual para llegar a su destino más rápido.
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Green ( rivari)
FanfictionTERCER Y ÚLTIMO LIBRO DE LA SAGA YELLOW. Por ahora, abril y samantha ambas saben que pueden esperar lo inesperado. Pero nunca se puede estar preparado, sobre todo cuando sus vidas toman un giro en una dirección completamente diferente. La pareja...