Green ( rivari)

50

—Era la noche antes de Navidad. Ni una criatura se revolvía, ni siquiera un ratón.

Abril se sentó en el suelo de la sala de estar en sus pantalones de pijama de Navidad y una de las camisetas negras de Samantha. Presley estaba en su regazo, en su mameluco colorido de Navidad, chupándose el dedo, y agarrando a Soleado contra su pecho.

—Los calcetines fueron colgados en la chimenea con cuidado, con la esperanza de que San Nicolás pronto estaría allí.

Abril y Presley estaban sentadas en el suelo con el resto de los niños, que estaban mirando hacia Samantha. La chica de ojos verdes estaba sentada en la silla mecedora, leyendo un libro de cuentos y haciendo una pausa para mostrar las ilustraciones cada vez que giraba de página.

La joven pareja se había encontrado encargada de poner a los niños en la cama mientras que todos los adultos se reunían en el sótano para beber unas copas y celebrar. Había sido un día excepcionalmente largo para Samantha y Abril, que cometieron el error de esperar hasta la víspera de Navidad para hacer la mayor parte de sus compras.

Ahora, estaban asistiendo a Juan en ayudar a encender la chimenea, y conseguir que todos los niños estuvieran en pijama antes de reunirse en la sala de estar para leer un cuento antes de dormir.

—Los niños fueron puestos cómodamente en sus camas, mientras que las visiones de confites bailaban en sus cabezas.

Samantha levantó la vista del libro, mirando a los ojos de Abril y dándole un rápido guiño antes de dar vuelta a la página. La chica de ojos marrones rio, ajustando a Presley en su regazo y apoyando la barbilla encima de la cabeza de la niña más pequeña.

A medida que la historia avanzaba, Presley estuvo a punto de quedarse dormida en los brazos de Abril, pero se negó a que el sueño le ganara antes de que todos los demás primos fueran puestos en la cama. Samantha finalmente llegó a la última página de la historia, y Presley abrazó a Soleado cómodamente contra su pecho.

—Pero lo oí exclamar, mientras conducía fuera de la vista. ¡Feliz Navidad a todos! ¡Y buenas noches a todos!

Samantha cerró el libro, sonriendo suavemente a uno de sus primos más pequeños que había empezado a caminar hacia ella y levantó los brazos. Después de recogerlo, Samantha miró alrededor del pequeño círculo de niños reunidos a su alrededor.

—¿Están listos para ir a la cama?

—¿Santa viene? —Presley bostezó y miró a Abril en silencio.

—Creo que sí —Abril no podía dejar de reír—. Pero todos tienen que estar dormidos primero.

—¡Carrera a la cama!

Uno de los primos más pequeños saltó y corrió hacia las escaleras. Antes de que Samantha o Abril tuvieran la oportunidad de decir algo, hubo una estampida de niños que subían por la escalera.

Presley levantó la vista, debatiendo si debía ir tras ellos, pero con el tiempo decidiendo en contra de eso y recostando su cabeza sobre el hombro de Abril. La chica de ojos marrones se puso de pie, sosteniendo a Presley adormilada, dándole a Samantha una suave sonrisa.

—Eso fue fácil.

—Dímelo a mí —Samantha se rio y le robó un beso rápido a Abril antes de seguir por las escaleras.

Abril y Presley pronto la siguieron.

Diez minutos más tarde, Presley estaba debajo de las sábanas en uno de los colchones de aire que habían colocado para la familia que visitaba. Como siempre, Soleado estaba sostenido perfectamente entre el hombro y la barbilla, y ambas Abril y Samantha se sentaron en el borde de la cama.