Darién se apoyó en el árbol albino cuando sintió que se derrumbaba, reproduciendo una y otra vez la cara de Anastasia.
«Te tuve en mis brazos por fin... ¿Por qué tuvo que durar tan poco?».
—Joven Lágrima de luna. —Alguien se acercó a hablarle y Darién la miró. Era Ruth—. Con esto, los preparativos de la boda darán comienzo, pero, por favor, no se derrumbe todavía. Le pido que escuche lo que tengo para ofrecerle.
Darién se apartó del árbol y la miró interesado.
—Mira todos los problemas que ocasionaste. —Umbra despotricó, mientras los dos regresaban a la morada que pertenecía legítimamente a las sílfides de la familia Sallow y donde ahora, Anastasia se estaba hospedando.
Anastasia lo escuchaba a medias, inmersa en sus cavilaciones, mientras Yami la seguía de cerca, mirándola con preocupación. Anastasia volvió en sí cuando Ruth la alcanzó corriendo y caminó a su lado agitada.
—¿Qué te pasó? —preguntó Anastasia—, ¿por qué te quedaste atrás?
—Luego le cuento.
Regresaron a la casa del árbol y ahí, Umbra regañó severamente a Yami junto con Ruth por haber permitido que la princesa se marchara de la morada. Ellos aceptaron el regaño cabizbajos, bastante temerosos del pésimo humor del señor Umbra.
—Ya déjalos, ni ellos ni yo pensamos que fuera a suceder semejante problema —intervino Anastasia, colocándose en medio de Umbra y de los otros dos.
Umbra la tomó ferozmente del cabello y Anastasia gritó de dolor.
—¡Déjela! —imploró Ruth.
Ruth y Yami trataron de correr en su auxilio, pero Anastasia levantó la mano indicándoles alto.
—Será mejor que me digas a dónde fuiste cuando desapareciste —gruñó Umbra, desbordando su aliento sobre el rostro de Anastasia.
—Entré en comunión con Ava, la madre naturaleza, y conversamos —explicó Anastasia, jadeando por el dolor que el hombre le estaba provocando en el cuero cabelludo.
—Más vale que me digas de qué hablaron.
—Sobre el deterioro del mundo. Me contó como Celeno la ha convencido de que arriba estamos muy bien y permanecemos fuertes. También...
—¡¿Qué?!
—Nos ofreció su bendición y enhorabuena por nuestro compromiso, así que, por favor... Ya no te enfades.
—¿Y debo creer que eso es verdad?
—La madre naturaleza es sabia, así que, debo creer en su sabiduría, ¿no?
Umbra la miró fijamente, analizando su rostro, pero entre muecas de dolor y miedo, Anastasia no sabía si lograría ver a través de su mentira.
—Señor Umbra. —Yami se situó de rodillas frente a él al nombrarlo—. Le pido que no la lastime más, recuerde que ayer la princesa sufrió bastante daño, así que, podría lastimarla de gravedad si continúa.
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Ráfaga Cósmica (Libro 2. Borrador)
FantasyCuando Darién y Anastasia atraviesan el portal de las estrellas, el cosmos desciende en respuesta al llamado del alma de una sabia en compañía de un mal presagio llamado: Arácula. Debido a esto, nuestra ráfaga guerrera deberá enfrentarse a la peor p...