Capítulo 37: Marca Divina

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Se volvió difícil respirar cuando Darién llegó al interior del alma de su madre, sintiendo una horrible opresión en todo su cuerpo y un dolor punzante que quemaba.

«Así es como ha estado sufriendo por la corrupción durante años —pensó».

—Darién. —La voz de Kane logró despejar todo el malestar.

Él levantó los ojos hacia ella, sintiendo una mezcla de emociones. Al verla, Kane seguía siendo la mujer corroída por la corrupción que él había petrificado y que apenas alcanzaba cierto grado de lucidez. Darién comprendió con dolor que el daño en su alma de verdad era irreparable.

—Mamá... —sollozó Darién agradeciendo que Deva lo hubiese liberado del poder de la petrificación.

—¿Has venido a liberarme? —preguntó Kane con tristeza.

—Solo si es lo que tú deseas —respondió Darién entre sollozos—, aunque sé perfectamente que lo deseas...

—Sí —admitió Kane—, pero no porque quiera abandonarte, Darién.

—Lo sé, mamá...

—Lamento no haber cumplido mi papel como madre...

—No es tu culpa... Pero antes de que te vayas. —Darién la miró desesperado—. Dime, ¿cómo era mi padre?

—Era el amor de mi vida —respondió Kane con lágrimas en las mejillas—, y por eso, cuando desapareció yo me perdí... Quise ser fuerte, fuerte por el hijo que teníamos juntos, pero no podía dejar de llorar día y noche.

»Perdí completamente la compostura cuando los de la OCI determinaron que había desarrollado depresión post parto y me alejaron de ti, afirmando que era un peligro, pues el miedo los convencía de que, cualquier persona deprimida era un peligro... —Kane lloró a mares—. Me separaron de mi bebé y yo... No pude soportarlo, el dolor fue tan inmenso que cuando sus voces me susurraron yo les creí y fui hacia ellos... Los de la oscuridad me prometieron que me ayudarían a volver junto a mi bebé, pero todo lo que hicieron fue separarnos todavía más y nunca, pude ser la madre que quería ser.

—¡No sé qué clase de madre querías ser, pero siempre fuiste la mejor! —exclamó Darién—. Así que, si aún deseas quedarte un poco más, hasta que encuentre la manera de salvarte...

Kane bajó la mirada y Darién no se atrevió a continuar, comprendiendo el horrible aprieto a donde la estaba conduciendo.

—No sé dónde estuviste todo este tiempo —dijo Kane—, pero te veo más saludable y más fuerte. —Ella sonrió—. Puedo ver con certeza que al no tener que hacerte cargo de mí, has podido crecer y mejorar. Amor... De igual manera, nuestro triste destino estaba sellado...

»Al igual que mi destino junto a Darrel, ya que, yo soy una simple mortal. Él lo sabía y por eso, para Darrel fue tan difícil seguir adelante con nuestra relación, pero yo le dije que no me dejara abandonar la vida sin haber vivido nuestra historia... Fui egoísta con él, lo sé, pero no quería que siguiera viviendo su vida en soledad, sin ni siquiera algún buen recuerdo de amor compartido... El recuerdo se hizo más grande de lo que esperaba cuando me enteré que te llevaba en mi interior... Tuve mucho miedo, lo admito, pero cuándo él me dijo que quería seguir adelante y tenerte, supe que algo de Darrel había cambiado y que algo de nosotros siempre existiría en ti.

Darién lloró desconsolado a cada palabra y Kane acortó la distancia para tomar su meñique con un dedo. Ese simple gesto bastó para que Darién sintiera tanto dolor, era el dolor de la posesión con el que Kane luchaba día y noche, intentando proteger a su hijo de ella misma.

—Te amo —dijo Kane—, por eso quiero irme... Para que tú puedas seguir adelante... Déjame ir, Darién.

La luz plateada de Darién se manifestó frente a Anastasia y ella lo vio aparecer, sosteniendo el cuerpo de Kane, quien respiraba con dificultad y se acurrucaba sollozando en los brazos de su hijo

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La luz plateada de Darién se manifestó frente a Anastasia y ella lo vio aparecer, sosteniendo el cuerpo de Kane, quien respiraba con dificultad y se acurrucaba sollozando en los brazos de su hijo. Al verla, comprobó lo mucho que Darién había crecido en estos últimos años.

Él caminó hacia la luz del sol, mientras su luz plateada envolvía a Kane, quien, lentamente se hizo cenizas. Darién, incapaz de continuar, cayó de rodillas sollozando sobre el rostro de su madre, quien lo miró sonriendo. Gracias a ese gesto, Darién vio la marca de media luna que Kane tenía en el pecho y que hasta ese día, jamás había visto debido a la corrupción que se había extendido por todo su cuerpo. Aquel día brilló y apareció.

—¿Eso qué es? —preguntó Darién.

—Funciona... —murmuró Kane—. La corrupción finalmente me abandona y ahora puedo volver a ver mi marca divina.

—¿Marca divina? —preguntó Darién extrañado.

—Es la prueba... De que un semi-espíritu me amó de verdad y yo a él... Aunque, al ser una mortal, no le dejé ninguna marca divina. —Kane rió por lo bajo—. Pero en verdad lo amé...

Y se desvaneció, emitiendo un:

»Gracias, Darién. Gracias, mi amor.

 Gracias, mi amor

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Ráfaga Cósmica (Libro 2. Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora