—¿Por qué no me hiciste una guerrera? —preguntó Jada a manera de reproche, mientras se acostaba junto al niño que ahora era un adolescente y estaba muy entretenido tejiendo hilos con sus dedos.
—¿Una guerrera? —Dios sonrió divertido—. Pero si Bathilda es mi guerrera, ¿para qué querría dos?
—¿Las sabias no podemos ser guerreras también? —Recostada sobre el campo de flores, Jada se dio la vuelta para mirarlo con una expresión expectante.
Él siguió tejiendo ágilmente con sus dedos.
—Si es lo que deseas, dejaré que lo seas en tu próxima vida.
—¿Por qué en esta no?
Dios dejó de tejer, reflejando tristeza en sus ojos.
—Es que yo no creé este universo...
—Oh, cierto... —Jada evitó mirarlo, regañándose mentalmente por haber sido tan descuidada.
—Jada, cuándo seas una guerrera... —Él la miró sonriendo—. Prométeme que serás de las más fuertes.
—¡Lo prometo!
Anastasia le dio un puñetazo al rey Asmund, obligándolo a retroceder por el impacto. Toda la audiencia emitió un grito de expectación y luego de terror, cuando Asmund, enfurecido, tomó a Anastasia del cuello, asfixiándola.
—¡¿Pensaste que tus inútiles golpes me lastimarían?! —gritó el rey Asmund—. ¡Soy un dragonius, ¿entiendes?! —Asmund sonrió—. Y no existe nada capaz de penetrar en nuestra coraza de escamas.
—¡Espada de luz!
Darién apareció de la nada, literalmente cayendo del cielo y aterrizó junto a ellos, empuñando la espada de Anastasia, cuya hoja afilada resplandecía. La blandió sobre el rey Asmund y le cortó el brazo.
Anastasia cayó al suelo, mirando sorprendida el brazo de dragón que aterrizó junto a ella, chorreando sangre y luego al rey quien retrocedió gritando, aferrándose a lo que le quedaba de brazo.
—¡Mi brazo! —gritó Asmund horrorizado—. ¡¿Cómo puede ser?!
—¡No desafíes los poderes de un lágrima de luna! —exclamó Darién, situándose frente a Anastasia de manera protectora y levantando la espada en guardia.
—Tú, tú, tú... ¡¡Tú!! —Asmund expulsó una niebla caliente de sus fosas nasales que lo envolvió por completo y lo ayudó a tomar su forma de dragón.
Las demás personas tuvieron que apartarse volando para evitar que el descomunal cuerpo las aplastará. Así, Asmund mostró su verdadera forma bestial, cuyo cuerpo le faltaba una pata, pero estaba lleno de escamas negras y le seguían dos grandes alas por detrás. Rugió, haciendo estremecer el lugar.
—¡Anastasia! —Darién le entregó su espada a la sílfide.
Ella la recibió, mirándolo a los ojos con desesperación. Darién sonrió.
»Me encargaré de Asmund, así que, sé fuerte.
El dragón abrió la boca, dispuesto a escupir su fuego fulminante sobre ellos y cuando Anastasia vio brillar el cabello de Darién, pudo entender lo que se proponía.
—¡Tú también sé fuerte! —exclamó Anastasia, aferrándose a la empuñadura de su espada con ambas manos cuando lo vio darse la vuelta hacia Asmund.
—¡Ilusión!
Y ante sus ojos, el rey Asmund y Darién desaparecieron.
Cuando la peor amenaza se desvaneció ante todos, la matriarca Celeno se volvió a mirar a Umbra, quien todavía permanecía de pie debajo del arco nupcial.
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Ráfaga Cósmica (Libro 2. Borrador)
FantasiCuando Darién y Anastasia atraviesan el portal de las estrellas, el cosmos desciende en respuesta al llamado del alma de una sabia en compañía de un mal presagio llamado: Arácula. Debido a esto, nuestra ráfaga guerrera deberá enfrentarse a la peor p...