Capítulo 13. Octubre de 1956. El accidente

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16 de octubre

Marta y Jaime salían de la consulta del médico algo tristes y contrariados. Las pruebas que los dos se habian hecho no eran concluyentes y en principio no había nada anormal. La pareja llevaba meses intentando tener un bebé pero Marta no lograba quedar embarazada. El colega de Jaime, un ginecólogo de renombre, les animó a seguir intentándolo. Lo cierto era que la edad de Marta y la de Jaime no jugaba a su favor, pero la parte positiva era que las pruebas no habían reflejado ningún problema específico.

- Me quedo en el hospital trabajando, mi amor.

- Claro. Jaime, ¿estás bien? Preguntó Marta.

- Bueno, no son malas noticias del todo. Lo seguiremos intentando. ¿Tú, estás bien?

- Sí, ya sabíamos que nuestra edad era un hándicap.

Se abrazaron y se despidieron.

- Te quiero. Te veo a la noche.

- Hasta la noche.

Marta salió del hospital y prefirió dar un paseo por Madrid antes de volver a la fábrica. Aprovechó para visitar algunas de las tiendas de Perfumerias de la Reina y perderse callejeando. No era capaz de analizar qué sentía exactamente. Dolor, tristeza, alivio... Estaba tan absorta en sus pensamientos que no vió a la mujer que se acercó hasta ella.

- Vaya, doña Marta. Dijo una mujer pelirroja.

- ¿Esther? Dijo Marta, sin saber cómo reaccionar. - Te hacía en París.

- Estoy aquí visitando a la familia. Veo que aún me recuerda. Supongo que es normal, teniendo en cuenta que me arruinó la vida.

- Esther. Volvió a decir Marta. - Siento el dolor que te haya podido ocasionar mi relación con Fina pero, por suerte o por desgracia, no elegimos de quién nos enamoramos. Ni Fina ni yo lo pudimos evitar.

- ¡¡¡Y ahora usted la ha abandonado, otra vez!!! Marta no quiso preguntarle cómo era conocedora de eso. ¿Es que seguía teniendo contacto con Fina? La pelirroja siguió hablando. - Es una egoísta que va arruinando la vida de las demás personas. Usted sólo se quiere a sí misma... Fina me dejó por usted y ahora está con otra persona.

- ¿Otra persona? No pudo evitar preguntarse Marta en voz alta. La pelirroja respondió.

- Sí, otra persona. Están viviendo juntas desde hace unos meses, se llama Ana y es de Barcelona.

Marta quedó contrariada ante esa información. Era evidente que Fina debía seguir con su vida, pero una cosa era pensar que eso podía pasar y otra muy distinta saber que ya estaba pasando y desde hacía meses.

- Fina es adulta y debe seguir con su vida.

- Usted me arruinó la mía con ella... ¿Para qué? Para después ser una cobarde y abandonarla por su marido. Bociferó la pelirroja fuera de sí.

Esther empezó a alzar la voz y a perder la compostura insultando a Marta. Ésta, decidió marcharse del lugar, sabía que no tenía ningún sentido encararse o rebatir a Esther. La pelirroja, fuera de sí cegada por la rabia, intentó frenarla cogiéndola del brazo pero Marta se zafó del agarrón y salió a paso ligero. La rubia estaba tan enfadada y avergonzada por el espectáculo que Esther estaba dando en plena calle que no vió venir el automovil que se acercaba a gran velocidad. Y de repente todo se puso negro. Marta recibió el impacto de un coche que la expulsó varios metros más allá. Quedó mal herida e inconsciente al instante. Inmediatamente se agolpó un buen número de personas intentando ayudar a la mujer que yacía innerte en el suelo. Desde alguno de los comercios se avisó a una ambulancia. Ésta no tardó mucho en hacer acto de presencia. Los paramédicos realizaron una primera valoración de Marta, su estado era muy grave.

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