Capítulo 25. Abril de 1957. Adios Madrid

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28 de abril

Eran casi las diez de la noche cuando Isidro llegaba al cuartel de la Guardia Civil. No necesitó más que decir quién era para que le permitieran ver a su hija. Don Damián controlaba bien todos los hilos aunque fuera en la distancia.

- ¡¡Padre!! Gritó Fina en cuanto lo vió llegar.

Un oficial abrió la celda donde se encontraba la morena y dejó a padre e hija encerrados dentro.

- Hija, ¿cómo estás? ¿Te han hecho algo?

- No padre, no me han hecho nada. Estoy muy asustada, pero bien. No me han dado explicaciones de ningún tipo. Solo que me han denunciado por invertida y que me aplican la Ley de vagos y maleantes. ¿Quién ha podido denunciarme? ¿Y Marta, qué sabe de ella? ¿Está bien?

- Sí, Marta está bien. Bueno, muy preocupada por ti, evidentemente. Hija, estás aquí porque don Damián te ha denunciado.

- ¿Qué?, ¿cómo ha sido capaz? Marta tenía razón, nos debió ver anoche en la cocina.

- Hija ya te dije que si don Damián os descubría, esto no iba a ir nada bien. Él no es como yo. Él antepone las apariencias y no permitirá que su hija ni nadie ponga en peligro el honor de los de la Reina. Marta no va a poder verte, su padre se lo ha prohibido bajo la amenaza de llevarte a la cárcel o a un sanatorio. Fina, debéis cortar esa relación ya. Debes irte de Madrid, es de la única manera que podrás ser libre. Si te quedas aquí, don Damián no te dejará vivir.

- Dios..., ¿cómo puede ser así? Nosotras no le hacemos mal a nadie, no hemos matado a nadie, solo nos hemos enamorado y nos queremos. Decía Fina sollozando.

- Cariño debes escribir en un papel que antes de una semana te marcharás de aquí. En cuanto lo firmes, don Damián permitirá que te dejen libre.

- No, no y no. ¿Por qué debo hacer lo que él quiera? No lo haré, no lo haré. Gritaba Fina fuera de sí. Tiene que haber otra forma de salir de aquí.

- Cariño, no la hay. No tienes elección. Ya ves el poder que tiene el padre de Marta, hará de tu vida un infierno, si no firmas eso, no va a permitir que salgas libre. Además aquí dudo mucho que mantengas tu trabajo, teniendo en cuenta que tu jefe trabaja para la familia a menudo. Él moverá las riendas para evitar que puedas seguir con tu vida aquí. ¿Merece la pena vivir así? Por favor, hazlo por mi, escribe eso y fírmalo. Serás libre, Fina.

La morena no quería tener que renunciar a todo lo que ella y Marta habían conseguido. No soportaba la idea de volver a vivir sin ella y no poderla ver más, pero lo cierto era que estando ahí dentro tampoco podían estar juntas y la vida que le podía esperar era mucho peor que vivir lejos de Madrid. Entendió que no se podía luchar contra don Damián.

- Fina, por favor. Firma ese maldito papel y yo te ayudaré en todo lo que pueda. Me iré contigo, lo que sea. Suplicaba su padre.

29 de abril

Era ya la una de la madrugada cuando Fina había accedido al chantaje de don Damián. Salió del cuartel de la Guardia Civil junto a su padre, ambos se fueron al apartamento de la morena y pasaron la noche juntos.

- Hija, ya te he dicho que yo me iré contigo. A parte de los restos de tu madre que en paz descanse, no hay nada que me retenga aquí. Creo que volver a París es una buena opción. Supongo que por un tiempo podrías vivir en tu antiguo apartamento con tu amiga Ana. Cuando ya puedas trabajar y yo haya arreglado todo aquí, podremos alquilar otro apartamento para los dos.

- Padre... Yo no quiero irme.

- Fina, se trata de que tengas un futuro en libertad. Ya has comprobado que don Damián no va nunca de farol. No te dejará tranquila mientras vivas cerca de Marta. Debes cumplir con lo pactado.

SIEMPRE FUISTE TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora