Touya nunca pensó algún día salvaría la vida de su padre. Su yo del pasado le hubiera dado un buen golpe por su estupidez.
Pero le importaba más Katsuki y carajo, sabía que él no soportaría haber matado a otra persona. Menos sin ser conciente de ese hecho.
—Hey, héroe, ¿me escuchas?
—...Hazte a un lado —gruñó el cenizo —Muévete
El albino apretó un poco más la cara del menor, aplastando sus mejillas y labios en una expresión graciosa. En cualquier otra ocasión le hubiera mordido su mano pero está vez solo se mantuvo quieto, sin mirarle, enfocado en algo detrás de su espalda. Sabía lo que estaba viendo.
A Enji arrodillado en el suelo. El blanco de su ira.
—Me siento herido, acabamos de vernos y parece que no me quieres cerca, Bakugou —usó un tono de voz lamentable pero la expresión sombría del menor no cambio y ya se estaba inquietando — ¿Qué piensas hacer?
—Matarlo.
Una respuesta firme y directa, unos ojos rojos que parecían consumidos totalmente por una ira irracional. El albino supo que esto no sería fácil y le dió una mirada a su madre, ella parecía preocupada por el estado del menor.
— ¿Me llevas a la sala más cercana?
Rei asintió y empezó a caminar de prisa. Touya levanto a Katsuki en brazos, le tapó los ojos en lo que volteaba hacia Enji y Matsumoto que sonreía divertido, la situación deberia parecerle interesante.
Le daría una lección más tarde. Primero cuidaría de su héroe.
—Esto fue su culpa, hágase cargo.
El presidente sonrió y dió un asentimiento, antes de que Endveador pudiera seguirlos, se paró delante de él y lo miro a los ojos.
El color azul se volvió de un tono verdosos y la expresión del hombre paso a ser más tranquila. Se quedó viendo a la nada fijamente.
Touya no hubiera esperado un reencuentro así con su padre pero tendría tiempo de pensar en eso más tarde. Ahora mismo necesitaba calmar a un héroe muy peligroso que olía demasiado fuerte a caramelo. Podía sentir, literalmente, que traía en brazos una jodida bomba de tiempo.
Rei lo llevó hasta la sala que estaba más cerca, le abrió la puerta y los dos notaron que no había nadie. El albino sentó al menor sobre una mesa y le sostuvo de los hombros cuando noto que quiso bajarse. Sin dejar de mirarlo, le indicó a la albina que se fuera. Ella lo hizo.
Entonces, Touya examinó al cenizo con cuidado. Tenía los músculos tensos, los ojos rojos seguían siendo terriblemente aterradores y su expresión todavía era sombría. Pero debía tomar como algo bueno el que aún no lo hubiera atacado. Se separó de él solo por un minuto, fue a cerrar la puerta de la sala con llave y volvió hacia donde estaba.
De manera inconsciente vio que Katsuki se estaba aferrando a los bordes de la mesa, como si pudiera saber lo que pasaría si la soltaba.
Bien, ese es el héroe que conozco. Sigues ahí. Solo espera un poco más.
— ¿Cómo te sientes, Bakugou? —le preguntó, acorralando al menor contra la mesa y observando sus expresiones.
—Aléjate de mí, Touya. Iré a matar a Endveador —declaró el de quirk explosivo —Lo voy a matar.
—Es lo más romántico que alguien me ha dicho —bromeo el albino —Me casaría contigo en este momento.
— ¡No estoy jugando! ¡Realmente iré a matarlo!
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Mí Héroe [DabiBaku]
Fiksi PenggemarFue un breve momento, una imagen que se superponía sobre lo que estaba viendo y la pregunta salió sola de sus labios. En aquel bar de mala muerte, Bakugou no sintió miedo, porque cuando vio los ojos azules de aquel villano, supo que había una razón...