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En la mañana todo el mundo dormía tranquilamente, excepto Max y Michael quienes se levantaron temprano para tener todo listo. La paz duró hasta que se estaba empezando a hacer tarde para que 29 personas estuvieran listas antes de las 10 de la mañana.
—¡El que se despierte de ultimo tiene que cuidar a Max y Daniel! —el megáfono de Michael suena por toda la casa
Segundos después se pueden escuchar estruendos como si la gente se cayera de la cama y pasos apurados.
—Diría que me ofende, pero no lo hace. —el rubio se encoje de hombros mientras sigue comiendo su cereal
—Es una estrategia efectiva —dice Michael con una sonrisa sentándose para continuar con su desayuno
El caos se desata en la planta superior mientras comen.
—¿¡Por qué solo hay ocho baños en esta casa!? —se queja David
Schumacher se ríe mientras toma un sorbo de su café.
—Sabía que sería un caos —se burla y choca su mano con la de Max
En la planta superior, las puertas se abren y cierran de golpe, y las voces se mezclan con el sonido del agua corriendo y los pasos apresurados.
—¡Quien tenga mi champú, devuélvamelo! —grita Victoria desde el pasillo
Jos es el primero en bajar mientras ayuda a Oscar a esquivar el caos del piso de arriba.
—Gracias a ustedes eso allá arriba es una guerra por quien entra más rápido al baño. —acusa a su novio e hijo
—Era la forma más rápida. —se defiende el alemán con una sonrisa
—¿Podrías considerar una forma menos caótica de despertarlos la próxima vez? —se queja Niki saliendo de su habitación
—Puede ser. —el alemán rueda los ojos colocando un par de tostadas en el plato de Oscar
Mientras tanto, arriba el caos continua.
—¡Nico, sal del baño ya! —grita Jenson mientras golpea la puerta—. ¡Algunos de nosotros también necesitamos arreglarnos!
—¡Un minuto! —se queja Rosberg
—¡Encontré el champú de Victoria! —anuncia Jules
—¡Daniel despiértate! —Mick está golpeando la puerta del baño donde el australiano se quedó dormido
Ricciardo sale del baño, todavía medio dormido, pero ya vestido.
—Creo que me terminé el agua caliente. —le avisa a Mick y baja las escaleras tambaleándose— Buenos días. Ya estoy listo.
