Jennie Kim comienza su primer año en la universidad, ansiosa por abrir un nuevo capítulo en su vida académica para olvidar su pasado . La universidad es el mundo que comparte con su hermana mayor, Ningning, quien es conocida por su actitud dominante...
No podía dejar de pensar en lo que había pasado el día anterior.
Las palabras de Leo seguían resonando en mi cabeza, cada insulto, cada mirada de desprecio. Sentía que el suelo se había desmoronado bajo mis pies.
¿Cómo pudo cambiar todo tan rápido? ¿Cómo pasamos de ser tan cercanos, de amarnos, a que él me humillara de esa manera frente a todos? No podía creer que alguien que significaba tanto para mí ahora me odiara con tanta intensidad.
Había pasado la noche llorando, sintiendo que el dolor no se iría nunca. Y hoy en la escuela no fue diferente. Cada paso que daba, sentía las miradas de los demás sobre mí, susurrando, juzgando. Pero lo que más me molestaba era la presencia constante de Kai.
No dejaba de seguirme, de intentar hablar conmigo, como si creyera que podía arreglar todo solo con palabras.Entendía que se sintiera culpable. Lo veía en sus ojos cada vez que me miraba, recordando cómo me gritó y me golpeó cuando estábamos juntos. Me decía que había cambiado, que se arrepentía de todo, que haría cualquier cosa para que lo perdonara. Pero yo no podía simplemente olvidar lo que había pasado entre nosotros. Aún así, le dije que lo pensaría, solo para que dejara de insistir.
Pero la verdad era que no podía. No podía volver a confiar en él, no después de lo que había pasado. Y más que eso, no podía porque mi corazón seguía perteneciendo a Leo. A pesar de todo el dolor, a pesar de cómo me trató, no podía dejar de amarlo. Y eso solo hacía que todo doliera más.
Estaba sola en mi habitación, con las luces apagadas y las cortinas cerradas. No quería que nadie me viera así, tan rota. Sentía que el peso del mundo estaba sobre mis hombros y que no había nadie que pudiera ayudarme a levantarlo. Las lágrimas volvieron a caer, silenciosas, mientras me abrazaba las rodillas, intentando consolarme.
De repente, escuché un ruido proveniente de la ventana. Me sobresalté y levanté la mirada, mi corazón latiendo con fuerza. Y entonces lo vi. Leo estaba entrando por la ventana, con su expresión seria y decidida.
No podía creer lo que estaba viendo. ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué había venido? Mi corazón se aceleró al verlo, mezclando la confusión con el dolor y la esperanza.
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∆POV LEO
No podía sacármela de la cabeza. Por más que intentara concentrarme en otra cosa, siempre volvía a lo mismo: Jennie. A su mirada cuando la lastimé, a sus ojos llenos de lágrimas, a la forma en que la cafetería entera se rió de ella por mi culpa. Mi corazón latía desbocado y la rabia que había sentido el día anterior se mezclaba con un profundo arrepentimiento.
Apenas había dormido la noche anterior. Estaba exhausto, física y emocionalmente. Pero aún así, la idea de quedarme sin hacer nada, sin hablar con ella, me estaba volviendo loco. Necesitaba verla. Necesitaba que me dijera por qué. Por qué había sido tan estúpido al creerle, por qué la había amado tanto a pesar de todo, y por qué todavía la amaba.
