Capítulo 2: Café.

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JUANJO POV

Suelto un suspiro de alivio cuando llega mi hora libre, salgo fuera de la floristería y me enciendo un cigarro, en las tres horas que llevo dentro de la tienda han venido dos señoras encantadoras y un imbécil perdido que quería un ramo de dalias en pleno otoño, y por mucho que insistiera en que no florecen en otoño, él insistía en que quería el ramo de dalias, al final le he hecho un ramo de rosas y él lo ha aceptado tan contento.

Mientras me fumo el cigarro aparece Ruslana con una gran sonrisa, ella empieza el turno en veinte minutos. Cuando llega cerca de mí me abraza con fuerza y se queda a mi lado para poder hablar un rato antes de que se acabe mi descanso.

--¿Cómo están las aguas?-- pregunta burlona apoyándose en la pared.

--Dalias en noviembre-- contesto y ella suelta una carcajada sonora, de reojo veo como niega con la cabeza y la acompaño en su pequeño ataque de risa. 

A regañadientes vuelvo al trabajo y después de acabar las horas que me quedan salgo de la floristería lo más rápido que puedo, casi como si me fueran a impedir salir si tardaba más de cinco minutos. 

La floristería no está muy lejos de casa, entonces vuelvo andando, saco el móvil y veo que tengo algunos mensajes de mi hermano contándome no sé qué de la uni y los exámenes, los oigo pero no les presto demasiada atención, estoy demasiado cansado para escuchar hablar de exámenes, universidades y estudiar. 

Mientras ando hacia casa me parece ver a alguien conocido, me doy cuenta de que es Martin cuando me ve y me sonríe, agito la mano animado y él me devuelve el saludo conforme puede, pues tiene todo el brazo izquierdo ocupado sujetando una carpeta enorme y del otro brazo le cuelga la mochila. Cuando está justo frente a mí cojo su mochila sin preguntar para ayudarle.

--No hace falta-- dice cuando ve que me la cuelgo del otro hombro.

--Claro que hace falta, ¿tú has visto lo cargado que vas? Ni de coña te dejo ir tan cargado y solo-- niego con la cabeza y él suspira antes de retomar el camino hacia su casa.

Cuando llegamos le devuelvo la mochila y le doy un abrazo rápido, en ese momento me doy cuenta de lo bien que huele y también de lo poco que debería de pensar en eso. 

De repente el móvil de Martin empieza a sonar y noto la angustia apoderarse de él, le ayudo a sostener la carpeta para que le sea más fácil encontrar el móvil y cuando lo encuentra suspira aliviado antes de contestar.

--Ya estoy abajo, subo en seguida... Me he encontrado con un amigo, por eso tardo más... ¿Tú escuchas lo que dices?-- noto como frunce el ceño y sus ojos se cristalizan, mi primer impulso en es abrazarlo e intentar calmarlo, pero me controlo, parece que el problema es que esté conmigo y no le quiero dar más problemas con la persona del otro lado de la línea--. David, de verdad, a veces eres muy idiota... Que ya voy... Que no... Piensa lo que quieras-- cuando cuelga la primera lágrima sale de sus ojos y yo dejo de contenerme y lo abrazo, no pregunto, no creo que quiera hablar del tema ahora, pero me quedo a su lado todo el tiempo que lo necesita.

Me alejo un poco y lo miro con el ceño levemente fruncido, él niega con la cabeza, intentando restarle importancia a lo que sea que le esté pasando en ese momento con David, pero de todos modos no me quedo tranquilo, ¿cómo iba a estar tranquilo después de que hubiera estado a punto de llorar?

Martin me vuelve a agradecer que lo haya acompañado hasta su piso y que le haya ayudado con los materiales, pero antes de que pueda entrar en el piso cojo su muñeca con delicadeza consiguiendo que se gire para mirarme. 

--Si necesitas algo, llámame-- es inevitable la seriedad con la que suenan mis palabras y soy totalmente incapaz de destensar el ceño, pero no me quedo tranquilo. Él asiente, ha entendido perfectamente a qué me refiero, me inquieta aún más ver que sus ojos se llenan de lágrimas antes de alejarse de mí.

Narciso (Fanfic majo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora