Narciso (Fanfic majo)

Capítulo 17: Mercadillo Navideño.

MARTIN POV

Después de que mi madre y mi hermana me reciban con un fuerte abrazo, entramos en la casa y nos sentamos en el salón donde Erik está jugando a la consola. Hablamos durante horas para ponernos al día.

--¿Qué tal con el chico este?-- pregunta mi madre de repente refiriéndose a David.

--Lo dejamos hace tiempo-- contesto, mi madre frunce el ceño algo preocupada--, pero estoy súper bien.

La expresión de mi madre cambia levemente a una de alivio, mi hermana a mi lado se recuesta en el respaldo del sofá y mientras tanto mi hermano sigue con la vista fija en la pantalla de la televisión donde está proyectado el videojuego al que lleva un rato jugando.

--¿Sigues viviendo con él?-- mi madre da un sorbo a su infusión.

--No, Alex me ofreció irme a vivir con él y con su hermano, y ahora vivo con ellos-- sonrío pensando en los dos hermanos y en lo mucho que me ha cambiado la vida un fin de semana. 

Mi madre no parece darse cuenta de que hay algo más, pero mi hermana sí, se incorpora en el sofá y me mira de la forma más disimulada posible a la espera de que le cuente todo lo que está pasando, le hago un gesto discreto con la mano de que luego le contaré todo y ella asiente antes de volver a recostarse en el sofá.

Después de un rato sentados, mi madre decide que es el momento de enseñarme las cosas nuevas que ha puesto por casa, salimos al jardín y me enseña que ha plantado girasoles y que han germinado bien. Les hago una foto, obviamente se la voy a enviar a Juanjo cuando pueda quedarme solo, sé que le hará tanta ilusión como a mí ver girasoles, de algún modo, siento que nos unieron.

Me lleva a mi cuarto, jurándome que está exactamente igual que como lo dejé, y es cierto, todo está en el mismo lugar. Veo que en la pared siguen colgados los posters de Ross Lynch que colgué cuando tenía quince años, en el escritorio siguen mi Nintendo y mis materiales de pintura viejos, veo que en un rincón descansan algunos cuadros que pinté cuando era más joven, me acerco a ellos para poder verlos, sonrío cuando una oleada de nostalgia me invade, estos cuadros los pinté en Getxo y seguían en mi habitación de Madrid. 

Cuando mi madre se va, saco el móvil y le escribo a Juanjo, contesta en seguida, sonrío mientras hablo con él, me encanta hablar con él. De repente entra mi hermana en mi habitación, me despido de Juanjo y me doy la vuelta para mirarla, sonríe antes de acercarse a abrazarme. 

--Te he echado de menos-- musita entre mis brazos.

--Y yo, Mary, y yo-- susurro contra su pelo antes de dejar un pequeño beso en él. 

Cuando nos separamos se siente en mi cama, me doy cuenta de que cojea un poco, la miro con la ceja enarcada y ella sonríe antes de hablar. 

--He vuelto a baile, estoy lesionada pero feliz-- dice y suelto un chillido de emoción. Cuando éramos pequeños mi hermana y yo hacíamos baile juntos, pero cuando nos mudamos tuvimos que dejar de hacerlo, entonces, ver que ha vuelto a retomar el baile me ilusiona. Me siento a su lado y la abrazo ilusionado--. Bueno, cuéntame qué pasa con el tal Juanjo-- dice dándome un golpecito en el hombro.

--¿Cómo sabes que es Juanjo con el que pasa algo?-- pregunto sorprendido por los poderes intuitivos de mi hermana.

--Uno, Alex es hetero-- asiento--, dos, te brillan los ojos como si te estuvieran poniendo una linterna delante cada vez que hablas de él-- suelto una risita, no me puedo creer que sea tan transparente. 

Le cuento todo lo que ha pasado con Juanjo durante este tiempo, también le digo cómo me siento y confieso que cada vez siento que me estoy enamorando de él. Ella escucha toda mi explicación atentamente, cuando acabo pone las manos sobre mis hombros y me mira muy seria.