La formación de ninjas se desplazaba rápidamente a través del denso bosque, los árboles pasando a su lado en un borrón verde mientras avanzaban. Iruka lideraba la marcha, su mente concentrada en una sola cosa: encontrar a Kakashi. A su alrededor, los demás se movían en silencio, conscientes de la gravedad de la misión que los esperaba.A medida que avanzaban, el paisaje comenzaba a cambiar. Los árboles se volvían más altos y espesos, bloqueando la luz del sol y sumiendo el camino en una penumbra inquietante. Iruka podía sentir el peso de la presencia de Orochimaru en cada sombra, como si el mismo bosque estuviera vigilándolos.
Kurenai se acercó a Iruka, su voz baja para no alertar a posibles enemigos.
—¿Tienes alguna idea de hacia dónde debemos dirigirnos? —preguntó, preocupada.
Iruka negó con la cabeza.
—Jiraiya-sama dijo que no sabía a dónde lo llevaron. Pero si Orochimaru estaba aquí, debe tener alguna base cercana. Algún lugar donde pueda esconderse.
Jiraiya, que seguía con ellos a pesar de sus heridas, intervino.
—Orochimaru siempre ha sido astuto. Es probable que haya dejado alguna trampa para desviar a cualquier perseguidor. Debemos estar atentos.
La tensión en el grupo era palpable. Cada paso que daban los acercaba más al peligro, pero también a Kakashi. Iruka no podía permitirse el lujo de vacilar. La idea de encontrar a Kakashi, atrapado y posiblemente herido, lo impulsaba a seguir adelante sin dudar.
Finalmente, llegaron a un claro en el bosque, donde los árboles se separaban para revelar una antigua cueva. La entrada estaba parcialmente oculta por la vegetación, pero era evidente que había sido utilizada recientemente. La tierra estaba removida y había huellas que llevaban hacia el interior. Iruka sintió un escalofrío recorrer su espalda al mirar la oscura abertura.
—Ahí es —murmuró Jiraiya—. Es el tipo de lugar donde Orochimaru se escondería. Debemos tener cuidado.
Kurenai comenzó a dar instrucciones en voz baja, organizando al grupo. Dos ninjas sensoriales se adelantaron para detectar trampas y presencias enemigas, mientras el resto se preparaba para cualquier enfrentamiento.
Iruka, sin embargo, tenía los ojos fijos en la entrada de la cueva, con una mezcla de determinación y ansiedad.
—Voy primero —dijo, rompiendo el silencio.
Kurenai lo miró con desaprobación.
—No puedes actuar por impulso, Iruka. No sabemos lo que hay ahí dentro.
—Lo sé —respondió él, con la voz firme—. Pero no puedo quedarme aquí esperando. Si Kakashi está ahí dentro, voy a sacarlo.
Jiraiya, con una mirada comprensiva, asintió lentamente.
—No te culpo, Iruka. Pero escucha a Kurenai. Debemos hacerlo de manera inteligente. No podemos permitirnos perder a más compañeros.
Iruka respiró hondo, intentando controlar la urgencia que lo consumía. Tenía razón. No podía arriesgarse a cometer un error en un momento tan crucial. Asintió, aceptando el consejo, y se preparó para avanzar con cautela.
Los ninjas sensoriales dieron la señal de que no había trampas inmediatas en la entrada, y el grupo comenzó a moverse hacia la cueva, con Iruka justo detrás de ellos. El aire dentro de la caverna era frío y húmedo, y un olor a podredumbre llenaba el ambiente. La oscuridad era casi total, pero los ninjas avanzaban con sigilo, atentos a cualquier ruido o movimiento.
Conforme se adentraban más en la cueva, los sonidos se hacían más claros. Un goteo constante resonaba en las paredes, acompañado por el eco de pasos lejanos. Iruka mantenía su mente enfocada, su cuerpo tenso, listo para reaccionar ante cualquier peligro.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegaron a una cámara más amplia. La luz era tenue, pero suficiente para revelar una escena desgarradora: en el centro de la habitación, Kakashi yacía encadenado a una pared, su cuerpo cubierto de heridas. Estaba consciente, pero apenas, su ojo visible entreabierto y lleno de agotamiento.
—¡Kakashi! —gritó Iruka, su voz quebrada por la mezcla de alivio y horror.
Corrió hacia él, sin preocuparse por posibles trampas, y se arrodilló a su lado. Kakashi lo miró, sus labios curvándose en una débil sonrisa.
—Iru…ka… —susurró, su voz débil pero reconocible—. Sabía… que vendrías…
—Estoy aquí. Vamos a sacarte de aquí —dijo Iruka, luchando contra las lágrimas que amenazaban con caer.
Los demás ninjas se acercaron rápidamente, comenzando a trabajar en las cadenas que lo retenían. Kurenai se puso en guardia, vigilando los alrededores mientras Jiraiya se acercaba para ayudar a estabilizar a Kakashi.
—Tenemos que movernos rápido —dijo Jiraiya con urgencia—. Si Orochimaru aún está cerca, vendrá por nosotros.
Kakashi asintió débilmente, sabiendo que no tenían mucho tiempo. Mientras lo liberaban, Iruka lo sostuvo con cuidado, sintiendo lo frágil que se había vuelto su cuerpo.
—Te tenemos, Kakashi. No estás solo —murmuró Iruka, decidido a no dejarlo ir.
El grupo se preparó para salir de la cueva, conscientes de que el verdadero peligro aún podía estar acechando en las sombras. Pero con Kakashi de nuevo con ellos, Iruka sintió que había una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.
Y mientras salían de la cueva, Iruka juró que nunca volvería a perder a alguien tan importante para él, sin importar lo que tuviera que enfrentar.
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ᴀᴛʀᴀᴘᴀᴅᴏ ᴊᴜɴᴛᴏ ᴀ ᴇʟ (ᴋᴀᴋᴀɪʀᴜ)
FanfictionSinceramente no tengo ni idea de qué hago con mi vida, solo me dejo llevar por el aburrimiento y la esquizofrenia jaja. No puedo decir mucho de esta historia, la imagen de portada y el título dicen mucho. Esto es una Au (universo alterno) por lo que...