Cap. 27

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El sol ya se estaba ocultando cuando Kakashi e Iruka se despidieron en el claro.

El día había sido largo, y ambos sabían que los siguientes no serían más fáciles.

Mientras caminaban de regreso a la aldea, un silencio compartido los acompañaba, uno que no era incómodo, sino una muestra de comprensión mutua. No había necesidad de palabras; sabían lo que vendría.

Kakashi, sin embargo, se desvió hacia el hospital antes de regresar a su hogar. Necesitaba hablar con Jiraiya. No solo para recibir más instrucciones, sino para comprobar cómo se encontraba tras la última misión.

Al llegar, se dio cuenta de que no era el único que tenía esa idea: Guy, Asuma, y Kurenai también estaban allí, esperando su turno para visitar al Sannin.

—Kakashi, justo a tiempo —dijo Guy con su habitual entusiasmo, aunque esta vez su energía parecía contenida, como si incluso él reconociera la gravedad de la situación.

—No podías perderte esto, compañero —añadió Asuma, encendiendo un cigarrillo en la entrada del hospital, su rostro reflejando la tensión acumulada.

Kurenai, más callada, simplemente inclinó la cabeza a modo de saludo, con una sonrisa suave, aunque preocupada. Kakashi asintió en respuesta y se unió al pequeño grupo.

—¿Cómo está? —preguntó Kakashi mientras observaba la puerta cerrada de la habitación de Jiraiya.

—Recuperándose —respondió Kurenai—. Las heridas no fueron tan graves como pensábamos, pero el combate fue intenso. El maestro Jiraiya necesita descansar antes de cualquier decisión importante.

El silencio cayó nuevamente sobre ellos, como una manta pesada.

Cada uno de ellos comprendía que no podían permitirse bajas importantes en ese momento, especialmente de alguien tan poderoso como Jiraiya.

Cuando finalmente les permitieron entrar a la habitación, el ambiente cambió.

Jiraiya estaba recostado en la cama, con varias vendas envolviendo su torso y brazo izquierdo. Aun así, a pesar de su estado, su espíritu indomable seguía intacto.

—Vaya, vaya —sonrió Jiraiya al verlos—. Mi propio escuadrón de élite ha venido a visitarme. ¿Acaso me estoy volviendo importante?

—Tú siempre fuiste importante —respondió Kurenai con una leve sonrisa.

—Me alegra ver que no has perdido tu sentido del humor —añadió Asuma, soltando una pequeña carcajada mientras exhalaba el humo de su cigarrillo.

Kakashi se quedó al margen, observando a Jiraiya con cuidado.

Sabía que el Sannin no era alguien que se dejara abatir por las heridas, pero también era consciente de que algo más estaba ocurriendo detrás de esa fachada despreocupada.

—¿Qué descubriste en tu misión? —preguntó Kakashi finalmente, su tono serio.

Jiraiya suspiró, su expresión volviéndose más grave.

—Orochimaru está moviendo sus piezas, eso es seguro. Y no está solo. La organización Akatsuki también está detrás de algo grande. Aunque no pude obtener todos los detalles, está claro que no planean un ataque frontal. Están esperando… algo más grande.

Las palabras de Jiraiya resonaron en la habitación. La mención de Akatsuki no era una sorpresa, pero sí preocupaba que estuvieran involucrados en la misma jugada que Orochimaru.

—Entonces, debemos estar preparados para lo peor —dijo Kakashi, sus ojos serios—. No sabemos cuándo atacarán, pero no podemos permitirnos subestimarlos.

—Exacto —respondió Jiraiya—. Ustedes deben estar listos para lo que venga, pero también recuerden esto: no lo enfrenten solos. Esta será una lucha que requerirá el esfuerzo de todos.

Guy, que hasta entonces había estado en silencio, asintió con su habitual energía.

—No se preocupe, maestro Jiraiya. Mis llamas de la juventud nunca se apagarán, y mientras tengamos a Konoha de pie, lucharemos con todo lo que tenemos.

Jiraiya sonrió ante la respuesta de Guy.

—Eso espero, Guy. Eso espero.

Después de un rato más de conversación, los cuatro ninjas se despidieron de Jiraiya, dejándolo descansar.

Al salir del hospital, la noche había caído completamente, pero las luces de Konoha seguían brillando con fuerza.

—Este no será un enemigo fácil —dijo Asuma mientras caminaban de regreso por las calles vacías—. Akatsuki y Orochimaru trabajando juntos… no es algo que deba tomarse a la ligera.

—Lo sé —respondió Kakashi—. Por eso debemos estar más unidos que nunca.

Kurenai asintió en silencio, sus pensamientos claramente ocupados con lo que se avecinaba. Guy, por su parte, estaba extrañamente silencioso, aunque Kakashi podía notar la determinación en sus ojos.

—Debemos empezar a coordinar con nuestros equipos —sugirió Kurenai—. Esto no es algo que podamos enfrentar sin una planificación adecuada.

—De acuerdo —respondió Kakashi—. Nos reuniremos mañana para discutir los próximos pasos. Será crucial que estemos todos preparados para cualquier eventualidad.

Después de una breve despedida, cada uno de los jounin se fue por su lado, con la mente ocupada en la estrategia que tendrían que implementar para defender Konoha.

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Más tarde esa noche, Kakashi se encontró nuevamente con Iruka. Esta vez, decidieron reunirse en un pequeño puesto de ramen que ambos conocían, un lugar discreto y tranquilo.

No había multitudes, solo el sonido del viento y el crujido suave de los faroles de papel.

—¿Cómo está El maestro Jiraiya? —preguntó Iruka mientras tomaba asiento junto a Kakashi.

—Se recuperará —respondió Kakashi—. Pero las noticias no son buenas. Orochimaru está moviéndose, y Akatsuki está involucrado.

Iruka frunció el ceño ante la mención de Akatsuki. Aunque no estaba directamente involucrado en las misiones de alto nivel, sabía lo suficiente como para entender la gravedad de la situación.

—Entonces, las cosas solo empeorarán —dijo Iruka en voz baja, sus ojos fijos en el bol de ramen frente a él.

Kakashi asintió, pero en lugar de dejar que la preocupación dominara la conversación, decidió cambiar el tema a algo más ligero.

—¿Y tú? ¿Cómo ha estado el día en la Academia?

Iruka sonrió, agradecido por el cambio de tono.

—Los chicos están mejorando. Naruto ha estado especialmente concentrado últimamente, aunque sigue siendo él mismo, claro. Es bueno verlo crecer.

Kakashi sonrió detrás de su máscara.

—Naruto tiene ese efecto en las personas. Es como un rayo de sol en medio de la tormenta.

La conversación continuó de manera ligera, y ambos se permitieron disfrutar del momento, conscientes de que pronto la calma se vería interrumpida.

Pero por ahora, tenían ese pequeño rincón de paz, y eso era suficiente.

Pero por ahora, tenían ese pequeño rincón de paz, y eso era suficiente

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ᴀᴛʀᴀᴘᴀᴅᴏ ᴊᴜɴᴛᴏ ᴀ ᴇʟ (ᴋᴀᴋᴀɪʀᴜ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora