Cap. 32

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El regreso a Konoha fue tenso. Kakashi, Iruka y el ninja rescatado, cuyo nombre resultó ser Saito, caminaban con rapidez, atentos a cualquier signo de que el enemigo pudiera haber seguido su rastro.

La atmósfera estaba cargada de preocupación y la urgencia de hacer frente a la creciente amenaza.

Al llegar a las puertas de la aldea, fueron recibidos por un grupo de jounin que se apresuraron a brindarles ayuda.

Jiraiya, ya recuperado, se encontraba entre ellos, y su mirada se iluminó al ver a Kakashi e Iruka.

—¿Están bien? —preguntó Jiraiya, su voz llena de preocupación.

—Sí, pero hay más en juego de lo que creemos —respondió Kakashi, explicando rápidamente la situación.

Jiraiya frunció el ceño al escuchar sobre el ataque de Akatsuki.

—Esto es más grave de lo que imaginábamos. Debemos reunir a todos los jounin y comenzar a trazar un plan de acción inmediato —declaró, mostrando la determinación que siempre lo caracterizaba.

Kakashi asintió, sintiendo que la presión aumentaba. La idea de una reunión con todos los líderes de equipos no solo significaba planear, sino también enfrentar la realidad de que estaban en medio de una guerra.

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Al poco tiempo, los jounin se reunieron en la sala de conferencias de la aldea. El ambiente era sombrío, y el murmullo de las voces se desvaneció cuando Jiraiya se puso de pie para hablar.

—Gracias a todos por venir —comenzó, su voz resonando en la sala—. Hemos enfrentado un ataque de Akatsuki y, aunque hemos logrado rescatar a Saito, esto es solo el comienzo. La organización está más activa que nunca, y tenemos que prepararnos para lo que viene.

—¿Sabemos qué quieren? —preguntó Kurenai, su rostro serio.

—No lo sabemos con certeza —respondió Jiraiya—. Pero está claro que no están interesados en un ataque frontal. Están planeando algo más complicado.

Asuma frunció el ceño.

—Lo que sea que estén tramando, debemos actuar rápido. No podemos permitir que esto se prolongue.

—Exactamente —dijo Kakashi, tomando la palabra—. Necesitamos dividirnos en grupos para investigar los movimientos de Akatsuki y Orochimaru. Cada equipo debe estar atento a cualquier indicio.

Las cabezas asintieron en acuerdo, y pronto comenzaron a discutir los detalles de los grupos y las asignaciones.

Iruka, por su parte, sentía la presión que recayaba sobre ellos. Aunque sabía que eran fuertes, la idea de enfrentarse a Akatsuki lo inquietaba.

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Esa noche, después de la reunión, Kakashi e Iruka se encontraron en un pequeño parque cerca de la academia. La luna brillaba en el cielo, y el aire era fresco. Iruka necesitaba desahogar sus pensamientos.

—Kakashi —comenzó Iruka, rompiendo el silencio—. Estoy preocupado. No solo por nosotros, sino por los estudiantes. Si Akatsuki decide atacar la aldea…

Kakashi lo interrumpió con una suave sonrisa.

—No te preocupes. Haremos todo lo posible para proteger a Konoha y a los que amamos. Eso es lo que hacemos, y lo haremos juntos.

Iruka lo miró con gratitud, pero la preocupación no desapareció por completo.

—No quiero que los estudiantes se vean involucrados en esto. Ellos merecen una vida normal, lejos de la guerra.

—Lo sé. Pero debemos enseñarles a defenderse. Es parte de su crecimiento como ninjas. Si no lo hacemos, corren más riesgos en el futuro —dijo Kakashi, tratando de ser racional.

Iruka asintió, aunque sabía que su corazón seguía dividido.

—¿Qué tal si hacemos un entrenamiento especial? Podríamos preparar a los estudiantes para cualquier eventualidad, sin que se sientan abrumados.

Kakashi lo consideró por un momento.

—Esa podría ser una buena idea. Un entrenamiento que se centre en el trabajo en equipo y la estrategia. Los haría más fuertes y les daría confianza.

Iruka sonrió, sintiéndose más aliviado.

—Sí, eso suena bien. Empezaremos mañana.

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Al día siguiente, Iruka y Kakashi se presentaron en la academia con un nuevo enfoque. Reunieron a sus estudiantes, quienes estaban emocionados y algo nerviosos por la idea de un entrenamiento especial.

—Hoy haremos algo diferente —anunció Kakashi, captando su atención—. Vamos a practicar estrategias de combate en equipo. Aprenderán a trabajar juntos y a apoyarse mutuamente.

Naruto, siempre entusiasta, levantó la mano.

—¡Eso suena genial, Kakashi-sensei! ¡Estoy listo para mostrar lo que puedo hacer!

—Eso es, Naruto. Pero recuerda, no se trata solo de ti. Todos deben participar y trabajar juntos —dijo Iruka, sonriendo ante el espíritu del joven.

El entrenamiento comenzó, y pronto el aire se llenó de risas, gritos y el sonido de pasos enérgicos. Iruka y Kakashi guiaron a sus estudiantes, corrigiendo posiciones y alentando el trabajo en equipo.

A medida que avanzaba el día, Iruka se dio cuenta de que, aunque estaban en medio de un conflicto inminente, también había momentos de alegría y camaradería. Ver a sus estudiantes esforzarse y divertirse le daba esperanza.

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Al final de la jornada, mientras el sol comenzaba a ponerse, Iruka y Kakashi se sentaron en un banco cerca de la academia, observando a los estudiantes jugar y reír.

—Hicimos bien hoy —dijo Iruka, sintiendo una calidez en su corazón.

Kakashi asintió, sintiéndose satisfecho.

—Esto es lo que debemos proteger. No importa lo que venga, lucharemos por ellos y por nuestra aldea.

Dijo tomando su mano discretamente, dándole a entender que juntos lo lograrían.

Dijo tomando su mano discretamente, dándole a entender que juntos lo lograrían

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ᴀᴛʀᴀᴘᴀᴅᴏ ᴊᴜɴᴛᴏ ᴀ ᴇʟ (ᴋᴀᴋᴀɪʀᴜ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora