LAS CRUZADAS

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Cruzadas: origen, causas, características y consecuencias

Las cruzadas fueron varias guerras impulsadas por la Iglesia católica para tratar de recuperar Tierra Santa. Esta zona de Oriente Próximo había sido conquistada por pueblos que profesaban la religión islámica. La ciudad más sagrada del cristianismo había caído en manos de los turcos, que habían cortado las rutas de peregrinación.

En 1095, el emperador bizantino Alejo I pidió ayuda al papa Urbano II para proteger a los cristianos de oriente. A esta primera cruzada, denominada así por la cruz que los soldados llevaban cosida en su ropa, le siguieron otras nueve: las conocidas como cuatro mayores y otras cinco menores.

Además de las motivaciones religiosas, las cruzadas también tuvieron otras causas. Entre ellas, la búsqueda por parte del papado de reafirmar su poder sobre las iglesias orientales y las monarquías europeas y, por otra parte, los intereses comerciales relacionados con el control de las rutas que unían Europa con Asia.

El el ámbito militar, las cruzadas no llegaron a cumplir su objetivo. Aunque en un primer momento conquistaron Jerusalén y otras ciudades de la zona, los turcos consiguieron recuperarlas en las décadas siguientes, hasta tomar Constantinopla en 1453 y acabar con el Imperio bizantino. Sin embargo, el papado sí consiguió fortalecerse frente a las monarquías feudales.

Origen

El islam apareció en Oriente medio en el siglo VII y pronto a crecer numéricamente. Su expansión territorial fue muy rápida, ya en pocos años sus seguidores lograron conquistar todo el norte de África y casi toda España. Este crecimiento supuso grandes enfrentamientos con el cristianismo.

Uno de esos enfrentamientos estuvo centrado en los lugares sagrados de ambas religiones, lo que los cristianos llamaban Tierra Santa, con su centro en Jerusalén.

Antes de la primera cruzada, los musulmanes y los cristianos, impulsados por el papado, ya habían chocado en varias guerras calificadas como santas. El papa Alejandro II llamó a luchar contra los musulmanes en 1061, en Sicilia, y en 1064, en el contexto de la denominada Reconquista en España

Bizancio

El Imperio bizantino, con capital en Constantinopla (la actual Estambul y la antigua Bizancio), se autoproclamaba como el heredero del Imperio romano y como el centro del cristianismo en oriente.

Sobre el año 1000, la ciudad era la más próspera de Europa y su situación geográfica la convertía en un centro comercial de enorme importancia.

Su poderío militar, sin embargo, había comenzado a decaer tras el fallecimiento del emperadore Basilio II. Sus herederos, además, debieron hacer frente a la amenaza de una tribu proveniente de Asia central, los turcos, convertidos al islam.

Conquista de Jerusalén

Los turcos derrotaron al ejército imperial en la batalla de Manzikert (1071). Esta contundente derrota obligó a los bizantinos a ceder casi toda Asia Menor a sus enemigos, que se quedaron a pocos kilómetros de Constantinopla.

Por el sur, los turcos habían ido conquistando todas las ciudades del Mediterráneo oriental, entre ellas, Jerusalén, ciudad que tomaron en 1070.

Cuando estas noticias llegaron a Europa occidental causaron una gran conmoción y creció el temor a que los tucos continuaran su avance sobre el mundo cristiano.

Milites Christi

El papa Gregorio VII intentó en 1074 organizar una fuerza militar para ayudar a los bizantinos. Su llamada a los milites Christi (soldados de Cristo) fue mayoritariamente ignorada o criticada.

𝙼𝚒 𝚃𝚊𝚛𝚎𝚊 𝙴𝚗 𝙷𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora