la guerra de los Cien Años enfrentó a Francia e Inglaterra entre 1337 y 1453, convirtiéndose en el conflicto bélico más largo que ha conocido Europa. Durante esos 116 años, las largas y agotadoras campañas, desarrolladas siempre en suelo francés, se alternaron con treguas y largos periodos de paz. La contienda acabaría forjando la identidad de las naciones francesa e inglesa.
La guerra comenzó cuando Eduardo III de Inglaterra (1312-1377) reclamó su derecho al trono galo por encima del rey Felipe VI de Francia (1293-1350). Cuatro sucesores de ambos monarcas heredaron este conflicto hasta que la victoria francesa en la batalla de Castillon, en julio de 1453, redujo el dominio inglés en el continente a la plaza de Calais y acabó con cualquier esperanza de los monarcas británicos de reinar también en Francia.
Señores y vasallos
El origen del conflicto hay que buscarlo en los complicados lazos familiares entre las dinastías reales europeas y las no menos enrevesadas relaciones de vasallaje que se establecieron durante la época feudal. Los Plantagenet –la casa real de origen francés a la que pertenecía Eduardo– reinaban en Inglaterra desde 1154 y ostentaban, entre otros, el título de duques de Aquitania, al sudoeste de Francia, cuyo señor era vasallo del rey de Francia. Además, la madre de Eduardo III, Isabel de Francia, era hija de Felipe IV y hermana de Luis X, Felipe V y Carlos IV, los últimos reyes franceses de la dinastía Capeto.
Desde el siglo XI, los reyes de Inglaterra ostentaban el título de duques de Aquitania, por lo que, según las leyes feudales, eran vasallos del rey de Francia
En 1328, Carlos IV murió sin descendencia y se abrió la cuestión de su sucesión. Felipe de Valois, primo del último Capeto, se impuso a Eduardo III de Inglaterra. Eduardo III reconoció el nombramiento y llegó a prestar dos homenajes a Felipe VI de Francia, reconociéndolo como su señor feudal, en 1329 y 1331.
¿Rey vasallo al mismo tiempo?
Eduardo III era un rey poderoso y respetado. Coronado en 1327, había restaurado la autoridad real en su país (muy debilitada por el nefasto reinado de su padre Eduardo II), al que había convertido en una potencia europea. Cuando en 1337, Felipe VI decidió confiscar el ducado de Aquitania a su vasallo, es de suponer que, en su faceta de rey, Eduardo se sintiese tremendamente ofendido. Ricardo III, fue más allá de negarse a entregar sus posesiones francesas sin oponer resistencia, el nieto de Felipe IVreclamó la corona de Francia.
Pero había otros motivos para el conflicto. El control de la industria textil de Flandes, territorio muy vinculado a Inglaterra por la importación de lana, y del comercio de vino, producto del que Aquitania era un importante centro de producción. No es de extrañar que se haya hablado de la «guerra de la lana» o la «guerra del vino» para referirse a este conflicto.
Comienzan las hostilidades
El inicio de la guerra se decantó claramente a favor de las tropas inglesas. Las primeras operaciones militares se desarrollaron en Flandes, muy vinculado a Inglaterra por el comercio de lana, cuando los burgueses flamencos se sublevaron y pidieron la ayuda del rey de Inglaterra. Eduardo III llegó a proclamarse rey de Francia en la ciudad de Gante. En 1340 se produjo la primera gran victoria inglesa en el puerto de La Esclusa, donde la flota francesa sufrió una severa derrota a manos de la armada inglesa.

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𝙼𝚒 𝚃𝚊𝚛𝚎𝚊 𝙴𝚗 𝙷𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊𝚜
Random𝐸𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑒 𝑤𝑎𝑡𝑡𝑝𝑎𝑑 𝑝𝑢𝑏𝑙𝑖𝑐𝑎𝑟𝑒 𝑡𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑚𝑖𝑠 𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎𝑗𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒𝑛𝑔𝑎𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑣𝑒𝑟 𝑐𝑜𝑛 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛 𝑡𝑖𝑝𝑜 𝑑𝑒 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑖𝑑𝑒𝑟𝑒 𝑖𝑛𝑡𝑒𝑟𝑒𝑠𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑖 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑡𝑎�...