Capitulo 2

518 48 0
                                    

Tony se despertó con la cabeza al borde de explotar; todo el cuerpo le dolía y la luz blanca de la habitación le quemaba los ojos.

—¡Papá!— escuchó venir desde alguna esquina de la habitación. Supuso que era Peter, ya que sabía que Pamela no tendría el valor de ir a verlo.

—¿Peter?— preguntó, tratando de encontrarlo.

— Sí, soy yo. No te muevas, ¿sí? Los doctores van a revisarte, tranquilo-.

En efecto, los doctores estaban ahí, observándolo, haciéndole exámenes y picándolo con agujas y suero, aunque estaba demasiado cansado para protestar.

Tony cerró los ojos, intentando mitigar el dolor que lo abrumaba, pero cada vez que lo hacía, su mente lo llevaba a un lugar oscuro, un lugar donde las memorias del accidente se mezclaban con sus peores temores. ¿Cómo había terminado así? ¿Cuánto tiempo llevaba en esa cama, atrapado entre el dolor y la confusión?

Sintió la mano de Peter aferrándose a la suya, dándole un ancla a la realidad, ya era lo unico que le quedaba para aferrarse.

—Papá, todo va a estar bien—  dijo Peter, su voz temblorosa, como si intentara convencerse a sí mismo más que a Tony.

Tony apretó los labios, tratando de articular palabras, pero todo lo que salió fue un susurro áspero.

—Lo siento... – su voz se quebró, y sintió que las lágrimas quemaban en sus ojos cerrados.

—No digas eso - respondió Peter rápidamente, su mano temblando un poco—. Todo esto... no es tu culpa.

Tony no estaba tan seguro de eso. El remordimiento lo consumía. Había intentado proteger a su familia, mantenerlos a salvo, pero había salido terriblemente mal.

Los sonidos de la habitación se hicieron más distantes mientras Tony luchaba por mantenerse despierto. Sabía que necesitaba aferrarse a algo, pero el agotamiento lo arrastraba hacia la oscuridad.

Antes de caer por completo, sintió la cálida presencia de Peter a su lado, y aunque no podía ver su rostro, se aferró a la esperanza de que, al menos, no estaba solo en ese momento.

Cuando volvió a despertarse, vio por la ventana que estaba atardeciendo. No sabía con exactitud cuánto tiempo había dormido y, sinceramente, tampoco quería saberlo.

Ahora en la habitación estaban Pepper, Rhodes, Happy y Peter. Cuando notaron que estaba despierto, se acercaron a él. Peter tomó su mano y, con una sonrisa, le limpió las lágrimas... eso le dolió aún más a Tony.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Pepper suavemente.

—Me arden mucho los ojos.

—Sí, bueno, ese es un efecto secundario —dijo Happy. Tony no entendía a qué se refería.

—¿Efecto secundario? — preguntó desconcertado.

—Tranquilo, papá, el doctor vendrá y te lo explicará —dijo Peter, tratando de calmarlo, pero eso no lo tranquilizaba en absoluto.

Tony miró a Peter, buscando alguna señal de lo que realmente estaba ocurriendo, pero su hijo evitó su mirada, apretando su mano con más fuerza.

Finalmente, la puerta de la habitación se abrió y entró el doctor, con un rostro sereno pero con la seriedad propia de alguien que estaba a punto de dar malas noticias.

—Señor Stark —comenzó el doctor, mientras hojeaba el expediente en sus manos—, antes que nada, me alegra ver que está despierto. Entiendo que esto puede ser confuso y abrumador, pero necesito explicarle algunas cosas.

Tony asintió lentamente, sintiendo un nudo en la garganta. No quería escuchar lo que venía, pero sabía que no podía evitarlo.

—Verá, cuando llegó, su reactor estaba fragmentado en su pecho. El interior del reactor estaba roto, el frasco que contenía la energía de fusión se rompió y el contenido se filtró por sus heridas hasta su corazón. Uno de los fragmentos causó un corto en su aurícula izquierda, y el líquido entró por ahí, siendo redistribuido por todo su torrente sanguíneo. Al seguir el flujo de sus venas, comenzó a interactuar con su sistema, lo que provocó una sobrecarga de energía que se manifestó en forma de explosión, la cual fue la razón por la que lo encontraron en ese estado. Esto le causó quemaduras alrededor del lugar donde estaba el reactor y alteró su genética — Explicó el doctor, haciendo que Tony se incorporara en la cama, confundido, ignorando el dolor que esto le causaba.

—¿Qué cambios... le hizo... a mi... genética? —preguntó entre preocupado y asustado.

—Exactamente aún no lo sabemos. Creemos que todavía no se han expresado por completo. Lo que sí sabemos es lo que su cuerpo ha mostrado hasta ahora —respondió el doctor, entregándole un espejo.

Con la mano temblorosa, Tony lo tomó y se miró. Sus ojos, antes de un marrón profundo como el chocolate, habían desaparecido; el color de sus ojos era ahora completamente de un azul cian.

Tony se quedó mirando el espejo con incredulidad. El reflejo que le devolvía la mirada no era el suyo, al menos no el que recordaba. Sus ojos, antes cálidos y familiares, ahora brillaban con un azul cian intenso, casi antinatural. Se veía... diferente, ajeno, como si ya no fuera él mismo.

El silencio en la habitación era abrumador mientras todos observaban su reacción. Nadie se atrevía a decir una palabra, ni siquiera Peter, quien normalmente no podía quedarse callado en situaciones tensas. Tony podía sentir la mezcla de miedo y preocupación en los ojos de quienes lo rodeaban, lo cual solo aumentaba su propio temor.

—¿Qué… qué significa esto? —preguntó Tony, apenas reconociendo su propia voz, que sonaba frágil y rota.

El doctor se acercó un poco más, su expresión era seria, pero no sin compasión.

—Como le mencioné, todavía no comprendemos completamente el alcance de los cambios que ha experimentado —dijo, intentando sonar tranquilizador—. La alteración en el color de sus ojos es solo la manifestación más visible por ahora, pero es posible que haya otras adaptaciones en su cuerpo que aún no hemos detectado. Su sistema, al parecer, ha absorbido y procesado parte de la energía del reactor, lo que ha desencadenado estos cambios genéticos.

Tony no sabía qué decir. Se sentía como si su propio cuerpo le hubiera traicionado, como si algo extraño y desconocido estuviera creciendo dentro de él, algo que no comprendía ni podía controlar.

—¿Y qué se supone que debo hacer ahora? —preguntó, sintiendo la desesperación apoderarse de él.

—Lo primero es monitorearlo de cerca —respondió el doctor—. Necesitamos entender cómo evoluciona su condición. Le haremos pruebas regulares y lo mantendremos bajo observación. También vamos a estudiar cómo estos cambios afectan su salud a largo plazo. Hasta ahora sabemos que sus ojos están más sensibles, posiblemente sigan así un tiempo más, tendrá que usar lentes de sol para evitar eso.—

Tony asintió lentamente, aunque no estaba seguro de qué más podía hacer. La incertidumbre de no saber en qué se estaba convirtiendo lo carcomía por dentro. El hombre de hierro, reducido a esto: un experimento incierto de la ciencia y el destino.

—Papá… —Peter rompió el silencio, su voz suave pero llena de determinación—. Vamos a pasar por esto juntos. No estás solo.

Aunque Tony no se creía eso, sabía que la había jodido en grande, que su idiota esposo la había jodido en grande, y ahora ya no le quedaba nada más que su pequeño... solo era un débil y frágil humano.

¿Por qué volveria a ser Ironman?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora