Un par de meses habían pasado desde su regreso. Tras una breve explicación sobre su hermana, todo parecía estar bajo control. Sin embargo, con Tony, nada realmente lo estaba, o tal vez el universo simplemente se empeñaba en desbaratar su control.
Debido a su embarazo, había delegado su puesto de entrenamiento a alguien más y pasaba más tiempo en su oficina. Tenía la sospecha de que a Ross no le agradaba esa situación, aunque no entendía por qué.
Decidió investigar bajo las sombras, en las profundidades de SHIELD. Si había una razón para mantenerlo alejado de sus labores internas en la agencia, era porque algo estaba ocurriendo y él no se había enterado cuando asumió el mando de la organización.
En cuanto a su relación con Steve, las cosas seguían igual. Solo hablaban sobre asuntos relacionados con el bebé. Había recuperado algo de su relación con sus hijos mayores, pero aún eran un poco distantes y no conversaban demasiado.
—¿Ya has almorzado? —preguntó una cabeza rubia, irrumpiendo en su oficina.
—Sí, Steve, ya he almorzado y me he tomado mis vitaminas. No hace falta que me sigas como si fuera un niño —gruñó Tony, algo cansado, mientras cerraba su laptop.
—Tengo que asegurarme —insistió Steve.
—Pues ya te has asegurado. Fuera, fuera —dijo Tony, haciendo un ademán con la mano y volviendo la vista a su laptop.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Steve, acercándose al escritorio, lo que provocó que Tony cerrara deliberadamente las ventanas abiertas.
—Terminando mi trabajo, y tú deberías hacer el tuyo. Molestar a tu director no es parte de tus labores —respondió Tony con un deje de fastidio.
—Tony, sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad?
—La última vez que dijiste esa frase, terminé tirado en el suelo a -5 grados —replicó Tony, sin mirarlo.
Steve suspiró, rindiéndose, y salió de la oficina, dejándolo solo.
—Sabes, bebé, tu padre es un pesado —le habló Tony a su vientre de cinco meses de embarazo. Sentía pequeñas pataditas de vez en cuando que le recordaban que, al fin y al cabo, seguía siendo humano, no una máquina de trabajo—. Sí, lo sé.
Retomó su investigación. Había descubierto una laguna en algunos archivos de SHIELD que no le parecían normales, especialmente en viejas misiones relacionadas con Hydra.
—¿Qué me estás ocultando, Ross? —susurró para sí mismo mientras revisaba los archivos faltantes.
Fue entonces cuando encontró algo que, aunque no tenía que ver con su investigación, le resultaba igualmente extraño. Definitivamente tendría que consultar a Fury ese fin de semana, quería saber por qué SHIELD tenía propiedad de una cámara de criocongelamiento avanzado en el centro de la ciudad.
La puerta se abrió nuevamente y Tony, con un gesto rápido, cerró su escritorio secundario, dirigiendo la mirada hacia el hombre que entraba.
—Everett Ross, ¿a qué se debe tu quinta visita del mes? —preguntó Tony, intentando sonar natural.
—Solo quiero asegurarme de que todo esté bien... y de que tú estés bien, Tony —respondió Ross.
Tony notó un bulto en la cadera de Ross, claramente una especie de arma. Tendría que mantener la calma y no cometer un error que lo llevara al hospital, ya fuera por Ross o por un coraje que le llevara a una sobrecarga.
—Estoy bien, Ross. Cumplo con mi trabajo sin arriesgarme —dijo Tony, volviendo la vista a su ordenador.
—Eso veo. Hablando de eso... sobre tu reemplazo mientras estés de baja...
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¿Por qué volveria a ser Ironman?
Science Fiction-Nadie quiere confiar en un débil.. La frase resonaba en su mente mientras observaba su reflejo en la ventana del hospital. En el cristal, veía una imagen de vulnerabilidad que no podía reconciliar con su identidad. La ciudad de Nueva York se extend...