Tony acababa de salir del gimnasio tras una intensa sesión de desahogo con los sacos de boxeo, su camiseta blanca de deporte estaba tan empapada que se pegaba a su piel, volviéndose prácticamente transparente. Entró en la cocina, sudoroso y cansado, con el único deseo de hidratarse. Abrió la nevera y sacó una botella de agua, que bebió de un trago antes de agarrar otra.
—Stark —murmuró Steve, que estaba sentado en la mesa con una taza de café.
—Rogers —respondió Tony del mismo modo, sin siquiera mirarlo mientras destapaba la segunda botella y la bebía de golpe.
Tony no tenía intención de continuar la conversación. Había aprendido a mantener la distancia, a no engancharse en discusiones que solo lo llevarían a un callejón sin salida. Steve, por su parte, tampoco insistió. Solo lo observó en silencio mientras Tony terminaba de beber y dejaba la botella vacía sobre la mesa. Finalmente, Tony se apartó, sacando otra botella de la nevera mientras se disponía a salir de la cocina sin otra palabra.
"Señor, una llamada del hospital."
Eso hizo que Tony se detuviera en seco. Ambos, Tony y Steve, se miraron por un segundo, con el ceño fruncido, antes de salir corriendo. Tony se dirigió rápidamente a su habitación para cambiarse de camiseta, mientras Steve bajaba directo al estacionamiento. Tony no tardó en llegar y sin decir una palabra, activó su armadura.
Con un movimiento rápido, sujetó a Steve por la cintura y lo pegó contra él antes de despegar hacia el hospital. Sabían que la llamada era sobre su hija, y eso era motivo más que suficiente para no perder tiempo.
Al aterrizar en la entrada del hospital, Tony soltó a Steve y desactivó su armadura en un solo movimiento, corriendo hacia adentro sin esperar a su compañero. Steve lo siguió de cerca.
—¡¿Qué pasó?! —exigió Tony al llegar a la recepción de la UCI
—Tranquilo, señor Stark, todo está bien. Le llamábamos para informarle que la mejoría de su hija ha sido excelente. Aunque tenemos la sospecha de que puede ser por los componentes de la sangre de ambos. —El doctor explicó, mirándolos—. A pesar de tener solo 7 meses y medio, la pequeña tiene un peso y estatura perfectos. En unos días podrán llevarla a casa.
Tony dejó escapar un suspiro de alivio, su rostro se relajó por primera vez en semanas. Finalmente, después de tanta espera, podría tener a su pequeña con él, tocarla, verla y cuidarla.
—¿Cuándo será eso? —preguntó Steve.
—Si todo sigue bien, probablemente el 8 de octubre —respondió el médico. Eso significaba que en dos días Tony podría llevarse a su hija a casa. Tony agradeció mentalmente ese regalo adelantado de cumpleaños.
—Gracias, doctor. —Tony asintió, su voz temblando ligeramente de emoción.
—Un placer, señores. Su hija es una guerrera, muy pronto la tendrán en casa. —El médico les sonrió antes de retirarse.
—¿Cómo dijiste que se llamaba? Nuestra hija?
—Morgan... se llama Morgan. —Tony respondió
A pesar de su situación, pasaron toda la tarde en el hospital con su pequeña bebé, esperando el momento en que podrían llevarla a casa. Sin embargo, surgió otro problema.
—No tengo su habitación lista... no he tenido tiempo de hacerlo. —Tony lo recordó, mirando a Steve con preocupación.
Steve frunció el ceño, pero luego asintió. —No te preocupes, Tony. Podemos solucionarlo. ¿Qué necesitas para prepararla?
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¿Por qué volveria a ser Ironman?
Science Fiction-Nadie quiere confiar en un débil.. La frase resonaba en su mente mientras observaba su reflejo en la ventana del hospital. En el cristal, veía una imagen de vulnerabilidad que no podía reconciliar con su identidad. La ciudad de Nueva York se extend...