💵Capítulo 18💵

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KAREN

Antes de saber que estaba pasando, Edward puso su mano en la parte de atrás de mi cabeza y chocó sus labios con los míos.

Me quedé sorprendida, pero respondí al beso con enojo; parecía que estábamos peleando entre besos. En una fracción de segundo, él me tomó por la cintura y me cargó rápidamente. Lo abracé con mi pierna alrededor de su cadera.

Él empezó a caminar y me colocó sobre el sofá. Empecé a quitarle la ropa; él prácticamente me la estaba arrancando.

En unos segundos, estábamos completamente desnudos. Él empezó a dejar besos por todo mi cuerpo, eso solo hacía que lo quisiera más.

Él se alejó de mí y me topé con sus ojos, que estaban llenos de deseo.

—"¿Estás segura?"

Pero no respondí y lo traje de nuevo hacia mi boca. Sabía que esto estaba mal, sin contar que él era mi jefe y un mujeriego, pero todo eso hacía que la cosa fuera mucho mejor.

Lo miré bajar. Antes de agarrar sus pantalones, sacó un preservativo. Estaba tan envuelta que no me había acordado de cuidarnos.

Cuando él rompió la envoltura, lo enrolló alrededor de su pene y se coló entre mis piernas. Gracias a Dios, el sofá era lo suficientemente grande.

Él colocó su pene en mi entrada y me miró a los ojos mientras entraba lentamente. Un gemido en forma de dolor salió de mis labios.

—"Joder, está demasiado apretada".

Y claro que lo estaba; solo había estado con un hombre en mi vida y fue hace años, porque no tuve tiempo para conocer a otro hombre. Solo me la pasaba trabajando en mi empresa y de nada sirvió, porque me fui a la quiebra.

Cuando entró completo dentro de mí, se quedó así hasta que me adaptara a la nueva sensación. Nunca apartó sus ojos de los míos.

Se inclinó hacia mí y me besó en los labios. Luego empezó a moverse lento, pero no duró mucho cuando comenzó a penetrarme rápido.

Y cada vez que entraba, daba en ese lugar que me hacía perder la cabeza. Me estaba follando como mi ex nunca lo había hecho, tan jodidamente bien.

Colocó su cabeza en mi cuello y empezó a dejar besos y chupetones que sabía que al otro día iban a estar visibles.

Luego sentí su respiración en mi oído: —"Sin duda, jamás te volveré a despedir".

Cuidando Al CeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora