💵Capítulo 35💵

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KAREN

Me fui con Jack con el corazón roto, pero no sabía que esto iba a pasar. Gracias a Edward, la situación se tornaba más complicada. Estoy segura de que jamás en la vida lo voy a perdonar.

—"¿A dónde quieres ir?" —preguntó Jack, mirando hacia mí con curiosidad.

—"Llévame a donde quieras, pero por favor, sácame de aquí" —dije con un tono de urgencia.

—"No te preocupes, yo me encargo" —respondió, tratando de sonar tranquilo.

Jack me llevó hasta su carro y, como un caballero, me abrió la puerta. Justo cuando estaba a punto de entrar, vi a Edward salir de un edificio cercano. Mi corazón se detuvo un segundo.

—"¡Karen!" —lo escuché gritar.

Inmediatamente me giré hacia Jack.

—"Por favor, vámonos" —imploré, mirando su expresión un tanto confundida.

Sin dudarlo, Jack encendió el carro y, en el momento en que Edward comenzaba a avanzar hacia nosotros, piso el acelerador. Miré por el retrovisor y ahí estaba él, parado, mirándonos con una mezcla de desesperación y enojo.

—"¿A dónde vamos?" —pregunté, tratando de distraerme de la situación.

—"Vamos a ir al cine" —respondió Jack, intentando sonar animado.

—"A esta hora ya no hay películas disponibles" —repliqué, tratando de ser lógica.

—"No dije que fuéramos a un cine de verdad" —dijo con una sonrisa traviesa.

—"¿Qué quieres decir?" —pregunté, con la curiosidad asomando en mi voz.

—"En mi casa tengo un salón que convertí en cine. Así que vamos a ir allá, o si quieres otra cosa, dime" —inquirió, mirando hacia la carretera.

—"Me parece bien" —respondí, aliviada ante la idea de distraerme en un lugar más tranquilo.

Llegamos a su casa, que más bien parecía una mansión. Mi boca se abrió en sorpresa.

—"Joder, no sabía que podías vivir en una casa tan grande" —exclamé, admirando la imponente estructura.

—"Trabajo con la empresa de Mauricio. Mis padres eran muy amigos de los suyos, así que yo también soy dueño de una empresa" —explicó con un tono de orgullo.

—"No sabía" —admití, sintiendo que había mucho más detrás de su historia.

—"No hablemos de eso. Vamos a mostrarte la sala de cine"—dijo, guiándome hacia el interior de su casa.

Mientras caminábamos, no podía evitar sentir un torbellino de emociones. Estaba lejos de Edward, pero su recuerdo pesaba en mi corazón. Necesitaba este momento de escape, y Jack parecía ser la compañía perfecta, aunque un poco inesperada. La sala de cine nos esperaba, y con ella, la promesa de una distracción de mis problemas.

Cuidando Al CeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora