💠 Capítulo 15 💠

27 19 52
                                    

(Narra Barbi)

No podía creer lo que acababa de suceder. Estaba allí, sentado a solo unos metros de mí, comiendo como si nada hubiera pasado. Como si no acabáramos de compartir ese momento tan tenso y cargado de deseo en el baño. Massimo. El chico que había captado toda mi atención desde el primer momento en que nuestras miradas se cruzaron en la discoteca. Y ahora, ahí estaba, en la misma mesa que mi familia, como si el destino se estuviera riendo en mi cara.

Las presentaciones habían sido un mal necesario. Tuvimos que fingir que no nos conocíamos, que éramos perfectos extraños, pero cada vez que nuestros ojos se encontraban, la tensión era palpable. Sentí como si todos los presentes pudieran ver lo que estaba sucediendo entre nosotros, como si fuera un secreto a voces que se negaba a ser contenido.

Massimo era irresistible, y lo sabía. No podía sacarme de la cabeza el tono autoritario de su voz cuando me había acorralado en el baño, tan cerca de mí que casi podía sentir sus labios sobre los míos. Necesitaba que me hiciera suya, que rompiera todas las barreras que había entre nosotros. Nunca había sentido algo tan fuerte, tan abrumador. Pero también sabía que no podía mostrarle esos sentimientos, que no podía permitir que él supiera lo vulnerable que me sentía.

Había tantas razones por las que esto no debería estar ocurriendo. Él era el hijo del socio de mi padre. Si alguna vez se enteraban de lo que había pasado, podría ser un desastre. Además, Massimo era distante, mantenía una frialdad que contrastaba con la cercanía física con la que hablaba. Cada vez que nuestros cuerpos se acercaban, la tensión crecía, pero él parecía decidido a mantener un muro entre nosotros, y eso me frustraba. Tal vez debería dejarlo, olvidarme de él y seguir adelante. Pero había algo que me lo impedía, algo más fuerte que mi sentido común: mi deseo por él.

Durante la comida, traté de no mirarlo, de concentrarme en cualquier otra cosa. Pero era imposible. Cada vez que levantaba la vista, lo encontraba observándome, y en esos momentos, era como si todo lo demás desapareciera. Incluso en medio de la conversación trivial de los adultos, había algo en la manera en que nos mirábamos que desafiaba cualquier intento de normalidad. Y aunque ninguno de los dos dijo nada fuera de lugar, cada palabra que intercambiábamos estaba cargada de un significado oculto, de una especie de batalla silenciosa entre lo que queríamos y lo que sabíamos que no debíamos tener.

—Barbi, ¿estás bien? —preguntó mi hermano Carlos en un momento en que nos quedamos a solas, su voz llena de curiosidad y preocupación.

Lo miré, tratando de mantener una expresión neutral, aunque sabía que él podía leerme mejor que nadie.

—Sí, ¿por qué lo dices? —respondí, esforzándome por sonar despreocupada.

Carlos se inclinó un poco hacia mí, bajando la voz.

—Es solo que... he visto algunas cosas raras entre tú y Massimo. ¿Lo conocías de antes?

Mi corazón dio un vuelco, pero me obligué a mantener la calma. Sabía que no podía darle ninguna pista de lo que realmente estaba pasando.

—No, no lo conocía —dije, mirándolo directamente a los ojos con la mayor convicción posible—. Es la primera vez que lo veo.

Carlos me estudió por un momento, como si intentara descifrar si le estaba mintiendo. Pero finalmente asintió, aunque no parecía del todo convencido.

—Está bien, solo quería asegurarme. —dijo, dándome una palmadita en el hombro antes de alejarse.

Solté un suspiro de alivio. Había logrado convencerlo, al menos por ahora. Pero sabía que Carlos era observador, y si no era cuidadosa, podría darse cuenta de que algo más estaba pasando.

La comida continuó, pero para mí, todo transcurrió en una especie de niebla. Las palabras se mezclaban, las risas sonaban lejanas, y todo lo que podía sentir era la presencia de Massimo, cada vez más cerca, aunque físicamente estuviera lejos.

Finalmente, la comida terminó y nos despedimos. Agradecí que no hubiera ningún otro incidente que pudiera ponerme en una situación más complicada. Pero sabía que esto no había terminado, no podía terminar así.

Más tarde, cuando ya estaba en casa, recibí un mensaje de Paola. Sentí una mezcla de alivio y preocupación al leerlo.

Paola: Barbi, tenemos que volver a la discoteca esta noche. Ruslan quiere que sigamos con lo de anoche.

Sabía que la respuesta de Ruslan significaba problemas. No había escapatoria. Tendríamos que volver a la discoteca, inducir a esos hombres desesperados a comprar drogas y, lo peor de todo, tendría que enfrentarme a Alex. Sabía que esta noche no podía seguir evitándolo. Tenía que terminar con él definitivamente, pero no sabía cómo. Había sido una relación sin compromiso desde el principio, pero ahora sentía que debía ser honesta con él y con mis propios sentimientos, por muy complicados que fueran.

Pero lo que más me preocupaba, lo que hacía que mi corazón latiera con más fuerza, era la certeza de que Massimo estaría allí. Sabía que no lo evitaría tan fácilmente esta vez. Su presencia lo cambiaba todo, hasta su nombre me parecía una tentación prohibida. Massimo. Solo pensar en él hacía que mi cuerpo reaccionara de una manera que no podía controlar.

Respondí a Paola que estaría en su casa en unas horas para prepararnos juntas. Sabía que esa noche sería complicada, llena de desafíos y confrontaciones. Mientras me preparaba para salir, no podía evitar pensar en lo que sucedería cuando viera a Massimo de nuevo. Estaba jugando con fuego, y lo sabía. Pero había algo en ese peligro, en esa tensión, que me atraía de una manera que no podía resistir.

La noche se avecinaba, y con ella, todas las posibilidades y peligros que traería. Sabía que estaba en una situación complicada, pero también sabía que no podía alejarme de ella. El juego estaba en marcha, y aunque no sabía cómo terminaría, estaba más que dispuesta a jugarlo.

——————

Comentario de la autora: Agradezco todo el apoyo que me dais con vuestros votos y comentarios, son muy importantes para mí porque me ayudan a mejorar, ¡gracias! 🩵

No podrás olvidarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora