(Narra Barbi)
El susurro de Alex todavía resonaba en mis oídos: "Barbi... no sabes cuánto te deseo". Normalmente, esas palabras habrían hecho que mi corazón se acelerara, que la adrenalina corriera por mis venas y que mi piel se estremeciera. Pero esta noche, el efecto fue diferente. La emoción que solía sentir cuando Alex se escabullía de su trabajo para estar conmigo, esa sensación de hacer algo prohibido, se estaba desvaneciendo. En su lugar, había una sensación de tedio, de aburrimiento.
Mientras él me sostenía por la cintura, acercándome a él, intenté concentrarme en lo que solía sentir, pero mi mente seguía volviendo a ese chico que había visto en la pista. Era extraño, irracional incluso, pero la conexión que había sentido en ese breve intercambio de miradas había sido tan intensa que no podía quitármelo de la cabeza. Era como si el mundo hubiera dejado de girar por un segundo solo para que nuestras miradas se encontraran.
—Barbi... —murmuró Alex, mientras sus labios rozaban mi cuello, tratando de llevarme a un rincón más oscuro de la discoteca.
Me estremecí, pero no de la forma que él esperaba. Intenté seguirle el juego, sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío, la presión de sus manos en mi espalda. Pero algo en mí no encajaba. Ya no sentía esa chispa, esa electricidad que solíamos compartir. Ahora, solo sentía una desconexión, como si estuviéramos repitiendo un guion que había perdido su encanto.
—Alex... —dije, empujándolo suavemente para apartarlo un poco—. No creo que sea buena idea ahora. Estoy... estoy buscando a mis amigas. Una de ellas está pasando por un mal momento con un chico, y necesito estar con ella.
Vi la duda en sus ojos, una mezcla de deseo y frustración. Pero finalmente asintió, aunque no sin insistir un poco más.
—¿Estás segura? —preguntó, con un tono que dejaba claro que preferiría estar haciendo otra cosa que dejarme ir.
—Sí, de verdad. Es importante. —Traté de sonar convincente, dándole una sonrisa para suavizar el rechazo.
—Está bien —dijo finalmente, aunque no parecía del todo convencido—. Llámame si cambias de opinión, estaré por aquí.
Le devolví la sonrisa, aunque mi mente ya estaba en otro lugar. No podía dejar de pensar en el chico de la pista, en esa mirada que parecía haberme atravesado. Pero también sabía que no era el momento para distracciones. Tenía que encontrar a las chicas y, lo más importante, asegurarme de que Paola estaba bien.
Mientras me alejaba de Alex, sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo. Lo saqué rápidamente y vi un mensaje de Paola.
Paola: Estoy fuera, ya terminé. Estoy bien, pero necesitamos vernos ya.
Mi corazón dio un vuelco. Sabía que Paola había ido allí a enfrentarse a algo peligroso, pero el hecho de que hubiera terminado tan pronto y que nos buscara con tanta urgencia me preocupaba. Necesitaba encontrar a las demás, pero antes, tenía que lidiar con Alex.
Yo: Lo siento, Alex, pero necesito irme. Nos vemos luego.
Él me miró, decepcionado, pero asintió, y sin más, me dejó marchar. Sabía que no se daría por vencido tan fácilmente, pero no tenía tiempo para eso ahora. Mandé un mensaje rápido al grupo para ver dónde estaban Clara y Martina, pero no recibí respuesta.
(Narra Clara)
Estaba en la planta de arriba, apoyada contra la barandilla que daba a la pista de baile, observando a la gente moverse como si fueran piezas de un complicado rompecabezas. La música estaba tan alta que apenas podía escuchar mis propios pensamientos, pero lo que realmente me preocupaba en ese momento no era lo que ocurría a mi alrededor, sino lo que no ocurría.
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No podrás olvidarme
Novela JuvenilEn el vibrante y lujoso escenario de Marbella, Bárbara y sus amigas se sumergen en una red de secretos y peligros que amenazan con cambiar sus vidas para siempre. Entre chantajes, una trama ilegal, y encuentros cargados de pasión y erotismo, descubr...
