(Narra barbi)
El sonido del seguro al cerrarse resonó en el pequeño baño privado, aislándonos del caos y la música que llenaban la discoteca. El silencio que siguió estaba cargado de tensión, pero no era una tensión incómoda. Era esa electricidad palpable, el tipo de tensión que solo aparece cuando sabes que algo importante está a punto de suceder, algo que cambiará todo.
Massimo me miraba como si no pudiera decidir entre devorarme entera o tomarlo con calma para saborear cada momento. Sus ojos estaban oscuros, cargados de deseo, pero también había algo más. Algo que solo se podía ver si te detenías a observar, si mirabas más allá de esa fachada de hombre seguro y dominante que siempre llevaba. Había una vulnerabilidad en su mirada, un miedo escondido que me hizo querer acercarme más, descubrirlo, abrazarlo. Pero no dije nada. En lugar de eso, me acerqué lentamente, disfrutando de la manera en que su respiración se aceleraba mientras me acercaba.
—Estás increíblemente hermosa —susurró, su voz ronca por el deseo contenido.
—Y tú, increíblemente irresistible —respondí, sin apartar la mirada de sus ojos.
Nos quedamos así, quietos por un momento, solo observándonos. Había tanto que quería decir, pero no sabía cómo. ¿Cómo le dices a alguien que estás empezando a sentir algo más, cuando toda tu vida te has preparado para no sentir nada? ¿Cómo le explicas que cada vez que lo tocas, sientes que estás más viva que nunca, pero también más asustada que nunca?
Massimo rompió el silencio primero. Dio un paso hacia mí, y su mano se deslizó por mi mejilla, sus dedos rozando suavemente mi piel, como si estuviera trazando un mapa de todo lo que sentía por mí. Me estremecí al contacto, y él sonrió, esa sonrisa que siempre lograba desarmarme.
—¿Te das cuenta de lo que haces conmigo, Barbi? —murmuró, su voz baja y cargada de emoción—. Me vuelves loco. No puedo pensar en nada más que en ti, en tenerte cerca, en... en que esto no sea solo una noche más.
Mis ojos se encontraron con los suyos, y supe que él estaba siendo sincero, que había algo más detrás de esas palabras. Pero también sabía que no podía pedirle que me lo dijera todo, que ambos estábamos lidiando con nuestros propios miedos, con nuestras propias inseguridades. Así que en lugar de responder con palabras, lo hice con acciones.
Lo rodeé con mis brazos y lo besé, un beso que llevaba toda la intensidad de lo que ambos sentíamos, pero que ninguno de los dos podía decir. Fue un beso profundo, apasionado, pero también tierno, como si estuviéramos tratando de calmar esos miedos que nos carcomían por dentro.
Sus manos se deslizaron por mi espalda, bajando hasta mi cintura, y me atrajo más hacia él, como si no pudiera soportar la idea de que hubiera algún espacio entre nosotros. Sentí cómo su cuerpo respondía al mío, y eso solo hizo que mi deseo se intensificara.
—Dios, Barbi... —murmuró contra mis labios mientras bajaba una mano por mi pierna, levantando ligeramente el vestido para tocar mi piel desnuda—. ¿Por qué haces esto? Sabes que me vuelves loco.
—Porque quiero que lo sepas, Massimo —respondí, separándome un poco para mirarlo a los ojos—. Quiero que sepas que esto no es solo un juego para mí. Quiero que sepas que te deseo tanto que no puedo pensar en otra cosa.
Mis palabras parecieron impactarlo, y por un momento, pensé que iba a decir algo más, algo que podría cambiar todo. Pero en lugar de eso, me atrajo hacia él y comenzó a besarme de nuevo, sus labios bajando por mi cuello, explorando cada centímetro de mi piel.
Mi respiración se volvió más rápida mientras sus manos recorrían mi cuerpo, deslizándose por mi espalda, mis caderas, mis muslos. Cada toque era como una chispa que encendía algo dentro de mí, algo que nunca había sentido con tanta intensidad antes.
ESTÁS LEYENDO
No podrás olvidarme
Подростковая литератураEn el vibrante y lujoso escenario de Marbella, Bárbara y sus amigas se sumergen en una red de secretos y peligros que amenazan con cambiar sus vidas para siempre. Entre chantajes, una trama ilegal, y encuentros cargados de pasión y erotismo, descubr...
