💠 Capítulo 25 💠

24 16 53
                                        

(Narra Barbi)

El espejo de mi habitación reflejaba la imagen de cuatro chicas decididas a cambiar el rumbo de la noche. La tensión y el miedo de los días anteriores habían sido sustituidos por una energía nueva, una mezcla de desafío y determinación que nos unía más que nunca. Mientras nos preparábamos, podía sentir el cambio en el aire. Todas habíamos decidido que esta noche no sería solo una obligación, sino una oportunidad para reclamar lo que nos pertenecía, para disfrutar y hacer que las cosas sucedieran a nuestra manera.

Yo, por mi parte, no podía dejar de pensar en Massimo. La noche que habíamos compartido era algo que no olvidaría jamás, y aunque sabía que lo que habíamos vivido era insuperable, quería sorprenderlo, quería que esta noche fuera aún más inolvidable. Mientras me miraba en el espejo, tomé una decisión. Esta vez, optaría por algo más atrevido, algo que él no esperaría. Así que, después de mucho pensarlo, decidí no ponerme ropa interior. Era un pequeño secreto que me hacía sentir poderosa, sabía que Massimo lo descubriría eventualmente y le encantaría.

Clara, quien siempre había sido la más reservada del grupo, estaba experimentando su propio renacimiento. Desde que había decidido cortar definitivamente con Tomás, era como si una nueva Clara hubiera emergido. Se puso un vestido que, honestamente, me dejó sin palabras. Mostraba más de lo que ella solía enseñar, y su intención era clara. Estaba lista para explorar lo que no había podido experimentar antes. Siempre había estado con Tomás, y ahora quería probar cosas nuevas, disfrutar sin preocuparse por las consecuencias. Hasta había dicho que, si se le presentaba la oportunidad, no descartaba probar con alguna chica. Su transformación era impresionante.

Martina, por su parte, parecía más segura que nunca. Aunque su ropa seguía siendo discreta, había un brillo en sus ojos que no estaba ahí antes. Ahora que nos había contado sobre Emma, parecía más relajada, más en paz consigo misma. Sabía que vería a Emma esa noche, y aunque no dijo nada, podía ver que estaba emocionada por ello. Estábamos felices por ella, por haber tenido el valor de contárnoslo, y la apoyábamos al cien por cien.

Paola, siempre la más coqueta, estaba decidida a verse con Rodrigo. Se puso su mejor ropa, asegurándose de que todo estuviera perfecto. Sabía que después de cumplir con nuestro cupo de la noche, buscaría la manera de reunirse con él. Rodrigo siempre había sido su debilidad, y ahora, a pesar de todo lo que estaba pasando, no estaba dispuesta a dejarlo ir sin intentarlo una vez más.

Mientras nos preparábamos, la conversación fluía con naturalidad. Hablábamos de maquillaje, de chicos, de lo que esperábamos de la noche. Era una charla relajada, pero cargada de emoción. Sabíamos que estábamos a punto de entrar en un territorio peligroso, pero por primera vez en días, sentíamos que teníamos el control.

—Barbi, ¿estás segura de que no llevas nada debajo de ese vestido? —bromeó Clara, levantando una ceja mientras me miraba en el espejo.

—Por supuesto que no —mentí con una sonrisa traviesa—. Quiero decir, no es como si fuera a enseñárselo a alguien... ¿o sí?

Todas reímos, pero solo yo sabía el pequeño secreto que escondía. Sabía que, cuando Massimo lo descubriera, la noche iba a volverse aún más interesante.

Finalmente, nos dirigimos al coche, listas para afrontar lo que la noche nos deparara. Esta vez, no había temor en nuestros corazones, sino emoción. Todas teníamos una razón para estar allí, y esa razón iba más allá de las amenazas de Ruslan. Era un deseo compartido de vivir, de experimentar, de tomar lo que era nuestro.

Llegamos a Momento y bajamos del coche, el ruido y las luces de la discoteca nos envolvieron de inmediato. Justo cuando nos dirigíamos a la entrada, me encontré cara a cara con Alex. Su expresión era un torbellino de emociones, pero no me detuve. Pasé rápidamente a su lado, evitando el contacto visual, y me dirigí al baño de chicas para retocar mi maquillaje. Sabía que no podía enfrentarme a él en ese momento, no con todo lo que tenía en mente.

No podrás olvidarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora