Chica
Habían pasado varios días desde que fui con Jonathan al centro comercial, realmente las cosas no habían cambiado mucho. Las colores seguían en la mansión no se porque pensé que Jonathan las mandaría a otra parte. Yo seguía ayudando en la cocina y solo algunas veces dormía con Jonathan los días que estaba en la casa, porque los demás él no dormía aquí, estaba trabajando y eso me preocupaba, temia que alguna noche no regresara pero al verlo al otro dia en la comida o cena me tranquilizaba.
El día de la fiesta llegó y todo apartir de ese día cambiaría, para bien, para mal y para peor.
Yo seguía en mi habitación en la planta baja, tome un baño, me vestí, peine y maquille. Una hora más tarde estaba en el auto de Jonathan rumbo a la fiesta. Llegamos al lugar, como todo un caballero Jonathan me ayudó a bajar.
- No te lo había dicho, te ves hermosa.
- Gracias.... Jonathan.
- Si?
- Todo bien? Te he notado un poco distante.
- Lo siento Chica, he tenido muchos problemas con algunos envíos, alguien está dando información y me está jodiendo todo.
- Lo lamento.
- Descuida, no es tu culpa.
- Quisiera ayudarte de alguna manera.
- Con las noches que me das y el verte dormir abrazada a mí es más que suficiente. Me das un poco de tranquilidad en mi infierno.
- Si pudiera hacer algo, solo dímelo.
- Hoy solo disfruta conmigo. -Le dedique una sonrisa.
Entramos al salón, ya habían varias personas bebiendo y platicando, algunos hombres tenían un aspecto aterrador, grandes cicatrices adornaban sus rostros, expresiones rudas, algunos nudillos ennegrecidos debido a los constantes golpes a los que son sometidos, aspectos fisicos que intimidan pero sus indumentarias exclaman, riqueza, solvencia, despilfarro, elegancia.
- Jonathan bienvenido. - Darío nuestro anfitrión se acercó a Jonathan para abrazarlo y al odio le murmuró. - Victor está aquí, algo se trae entre manos.
- Lo se.
- Oh Chica, te ves hermosa! - Exclamó, Jonathan aclaro la garganta en señal de molestia. - Ja! Tranquilo sabes que la única mujer en mi vida es mi esposa. Pero por favor disfruten de la comida y la bebida, si me disculpan iré a saludar a los demás invitados.
Jonathan se acercó a mi abrazándome por la cintura y sin previo aviso me besó el cuello tan intensamente que dejó una marca en él.
- Jonathan. - Jadee al sentir su beso.
- Listo.
- Que cosa?
- Con esa marca sabrán que tienes a un hombre que te satisface.
Me lleve la mano al cuello.
- Me dejaste un chupetón?
- Es mi firma.
- Sabes que jamas podría estar con otro hombre que no fueras tú.
- Si, se que tú no lo harías, pero todos esos perros van tras lo que vean y al ver tu cuello lo pensaran dos veces.
- Eres muy celoso.
- Solo con lo que me importa, tu chica me importas más de lo que te imaginas.
- Yo también te amo, Jonathan.
- Lo se. Vayamos a sentarnos.
- Si, no estoy muy acostumbrada a las zapatillas así que es mejor que me siente.
- Si te cansas dímelo para que te cargue.
- Se que lo harías.
Ambos tomamos asiento, el mesero nos sirvió. Mientras comíamos Jonathan no separaba su mirada de todos los presentes. Era un ambiente cordial, sin embargo sabiendo que clase de personas eran los invitados en cualquier momento podría soltarse una lluvia de balas.
- Estás muy tenso.
- No confío en nadie de aquí.
- Nunca hay que confiar en nadie.
- Tu puedes confiar en mí.
- Y lo hago, pongo mi vida en tus manos.
- Bailemos.
- Que? Pero no sé bailar.
- Tranquila, yo te guiare.
Jonathan me llevo a la pista, yo estaba nerviosa, realmente era pésima en la coordinación, temía hacer el ridículo y provocar burlas para Jonathan.
El notó lo tensa que estaba, por lo que se acercó a mi cuello para besarme.
- Que haces?
- Relajándote.
- Pero nos están viendo.
- Y? Se acercó a mi boca y la tomo. Comenzó a moverse al ritmo de la música sin dejar de besarme, solo lo seguí en el beso y en los pasos, hasta que simplemente nos moviamos al compás de la melodía. Bailamos varias canciones en ese momento solo eramos el y yo, hasta que una mujer se acercó a romper nuestro momento.
- Niño Jonathan baila conmigo.
- Señora Lourdes, cómo está?
- Mejor, por eso estoy aquí. Querida déjame bailar con él.
- Si, señora. Iré a la mesa.
- Enseguida te alcanzo chica.
Me senté en nuestra mesa observando como la mujer mayor bailaba con mi Jonathan.
- Es la madre de Darío, todos aquí la respetamos mucho. Ella sola se enfrentó a una emboscada de los federales, los mato a todos, su hazaña quedó grabada en la historia. Gusto en volver a verte Chica.
- Victor.
- Oh recordaste mi nombre, eso me alaga mucho. Desearía tener una belleza como tú en mi cama.
- Su esposa es muy hermosa.
- Si lo es. Pero estoy abierto a los nuevos productos que se me presenten.
- Que desagradable que vea a las mujeres como productos.
- Jajaja, ninguna mujer se atrevería hablarme así. Cada vez me fascinas más Chica.
- Pues lamento no decir lo mismo, sino por el contrario.
- Ja! Tu indiferencia me hace desearte más. Sabes que ninguna mujer se resiste a mi?
- Me disculparía por ser la primera, Pero creo que no mereces ninguna disculpa.
- Eres fascinante. Ojalá yo te hubiera encontrado.
- Me alegro que no fuera así.
- Chica yo puedo darte más de lo que...
- Podrías dejar de ver de esa manera a mi mujer.
- Jonathan porque llegas arruinar el momento.
- Que pretendes Victor!
- Nada, solo jugaba con tu Chica, quería probar su fidelidad.
- Lárgate de mi vista si no quieres que te mate.
- No permitieron las armas en esta fiesta.
- Y porque crees que necesitaría un arma para matarte.
- Ja! Cierto tu no necesitas de eso, te gusta ensuciarte las manos. Pero tranquilo solo jugaba.
- Disculpate con chica! Le exigió apuntando su cuello con uno de los cuchillos de la vajilla.
- Mi preciosa Chica. - Había dicho eso solo para molestar a Jonathan quien hundió la punta del cuchillo a la garganta de Víctor pero sin hacerlo sangrar. - Mi dulce y querida Chica, lamento si te ofendí. - Sonrió de forma arrogante, quitó la mano de Jonathan y se fue.
- Lamento haberte dejado sola.
- Descuida, estoy bien, recuerda que se defenderme. - Sonreí y le mostré que yo también había tomado un cuchillo para defenderme, solo que lo había ocultado en la servilleta. Jonathan sonrió y me besó en la frente.
- Ven conmigo.
- A dónde?
Me tomo del brazo me arrastro a una habitación aparte, entramos y el cerro la puerta con seguro. Era una biblioteca con un par de sillones y una mesa de estudio.
Jonathan se acercó a la mesa y tiró todos los papeles y libros que había ahí.
- Que haces?
Se acercó a mi, me cargó en su hombro y me dejó sobre la mesa. Alzo mi vestido y rompió mi ropa interior.
- Jonathan.
El no dijo nada, solo se inclino a mi entrepierna y comenzó a probarme.
- Jo-nathan.
Empezó a darme placer con su boca y sus dedos, en cuestión de minutos estaba excitada deseando que me penetrara. Se separó de mi solo para ver mi rostro sonrojado, vio como me mordia un labio para reprimir mis gemidos.
- No, no te reprimas, gime, grita mi nombre, haz ruido, que todos los de allá fuera escuchen como te complazco.
- Jonathan!
- Te gusta así?
- Si!
- Di que eres mía Chica.
- Soy tuya Jonathan.
- Lo sé. Sigue gimiendo para mí cariño, hazlo, gime.
Sus dedos se movían tan satisfactoriamente, sabía cómo moverlos dentro de mí. Regreso su cara a mi centro para hacer lo que sabía hacer.
- Jonathan!
- Vente para mi, tengo sed de ti, vamos cariño, vente en mi boca.
El movimiento de sus dedos y su lengua me hizo tener un orgasmo maravilloso.
- Buena Chica. - Me decía mientras se pasaba la lengua por sus labios. - Hiciste mucho ruido para mí.
Me sonroje al recordar que estábamos en una casa ajena y en una fiesta.
- Recuerda que yo soy el único que puede tenerte abierta de piernas, yo soy el único que te hará llegar al orgasmo solo con mi boca, recuerda que me perteneces.
- Siempre... Le dije aún sin mucho aire.
- Así es mi Chica. - Me bajó el vestido, acomodó unos cabellos rebeldes, y me beso, beso con sabor a mi. - Regresemos.
Al salir sentía la mirada de todos, sabían lo que había pasado tras la puerta, yo estaba avergonzada pero Jonathan estaba feliz, abrazándome de la cintura como si nada hubiera pasado, desearía tener su auto control.
En un momento me separé de Jonathan para ir al baño al salir lo ví platicando con unos hombres, no quise importunarlo por lo que me dirigí a la mesa de postres por unas fresas con crema.
Estaba muy entretenida agregándole chocolate liquido a las fresas cuando llegó Victor con su sonrisa altanera.
- Vaya que Jonathan dejo claro que eres suya.
- Así es. - Respondí intentando sonar indiferente, aunque mis manos comenzaron a sudar, mi corazón se acelero y mi respiración se afectó. No aparte la mirada de los ingredientes para complementar la fruta, ya que no quería que viera la vergüenza en mis ojos. El se recargo de espaldas a la mesa mirando hacia el centro del salón donde yo le daba la espalda.
- Entonces decidiste dejar todo atrás.
- De que hablas?
- Supongo que antes tenías una vida, padres, hermanos, amigos, tal vez un enamorado, una vida. Enserio dejaras todo lo que tenías por alguien como Jonathan.
- Si.
- Vaya que determinación.
- No tengo nada que pensar, estoy bien con Jonathan. - Gire para verlo, Victor movió su cabeza mirando al otro extremo.
- Yo podría ayudarte a volver si quieres. Puedes buscarme cuando quieras regresar. - Me dijo sin mirarme y se fue.
- Chica!
- Jonatan. - "Abra escuchado lo que Victor dijo? Será por ello que el se fue de esa manera?" -
- Que diablos quería ese imbécil?!
- No lo sé, supongo que solo molestarte.
- Pues lo está logrando.
- No dejes que se meta en tu cabeza, solo yo debo estar ahí.
- Tienes razón Chica, solo tú. - Recargo su frente en la mía, tome sus manos y comenzó a calmarse.ㅤ➻ 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓𝒂...
ꜱɪ ʟᴇꜱ ɢᴜꜱᴛᴏ ᴇʟ ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ ᴍᴇ ᴀʏᴜᴅᴀʀÍᴀɴ ᴄᴏᴍᴘᴀʀᴛɪᴇɴᴅᴏ ᴅᴇꜱᴅᴇ ʟᴀ ᴘÁɢɪɴᴀ ᴘʀɪɴᴄɪᴘᴀʟ
ꜱɪ ᴛᴇ ɢᴜꜱᴛᴏ ᴇꜱᴛÁ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ ᴛᴇ ɪɴᴠɪᴛᴏ ᴀ ʟᴇᴇʀ ᴍÁꜱ ᴇɴ ᴍɪ ᴘÁɢɪɴᴀ:
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Chica. Una nueva vida
RandomUna joven sufre un fracaso en su vida que la deja herida física y emocionalmente, se siente cansada, derrotada, desea acabar con todo, así que decide dejar esa vida atrás pero en su intento de huir de sus problemas es secuestrada y llevada a una man...