Los rayos del sol golpeaban mi cara, mi cabez daba vueltas, sentía náuseas y la boca reseca. Abrí los ojos con la luz del sol molestándome, miré a mi alrededor, estaba en mi habitación ¿Cómo llegué a mi habitación?, ¿Qué paso anoche? ¿Porqué no recuerdo nada?.
—La bella durmiente al fin a despertado —escuche una voz que venía del marco de la puerta.
Levanté la cabeza para ver quien era, y no podía creer lo que mis ojos veían, era Aysha en mi habitación, mirándome de una manera extraña. ¿Qué demonios había pasado anoche?.
—¿Aysha? —dije desconcertada, mientras me pasaba las manos por mi cara —¿Que haces aquí?
—Me quedé a cuidarte, después de que te fui a recoger al bar.
—¡¿Me fuiste a recoger al bar?! —parpadee sorprendida.
—Vaya que estabas ebria anoche —Murmuro —Ten creó que necesitas esto.
Se acercó y me extendido un vaso con agua, que bebí como si de eso dependiera mi vida. Aysha se sentó al borde de la cama
—Gracias...
Mientras me tomaba un momento para respirar después de beber el agua, una oleada de náuseas volvió a golpearme con fuerza. Sentí el estómago revuelto y, sin poder controlar el impulso, me lancé fuera de la cama y corrí tambaleándome hacia el baño.
Aysha me siguió rápidamente, alcanzándome justo cuando me arrodillaba frente al inodoro. Con una mano temblorosa, me sujeté del borde mientras las arcadas me sacudían.
—Tranquila, aquí estoy —dijo Aysha con una calma que contrastaba con la angustia en mi rostro —No me voy a ir hasta que te sientas mejor.
Con cuidado, comenzó a sujetarme el cabello, apartándolo de mi cara mientras vomitaba.Cuando terminé, me dejé caer contra la pared del baño, agotada. Aysha se sentó a mi lado y me miró con preocupación.
—¿Estás bien? —preguntó suavemente.
—Sí... gracias, Aysha —respondí con voz rasposa—. Lo siento por todo esto.
—No te preocupes, solo descansa un poco —dijo mientras me ofrecía una toalla húmeda para que me limpiara el rostro—. Vamos a hacer que te sientas mejor.
Me limpié el rostro con la toalla húmeda y respiré profundamente para calmar el malestar. Aysha me ayudó a levantarme y, con un gesto amable, me llevó de nuevo a la cama.
—Descansa un poco —dijo mientras acomodaba las almohadas detrás de mí—. Aún no has terminado de recuperarte.
—¿Qué pasó anoche? —pregunté, aún confundida.
—Te emborrachaste bastante en el bar, con Sadie y yo fui a recogerlas —explicó—Después de eso, te traje a casa.
—No deberías estar haciendo esto por mi —baje la mirada hacia mis manos—No después de las cosas que te dije.
—Que estemos peleadas, no quiere decir que quiera que algo malo te pase —dijo con sinceridad.
—Lo lamento, no quería decirte todas esas cosas —dije con lágrimas en los ojos.
—No tu perdóname a mi —dijo Aysha, acercándose lentamente hacia mí con los ojos húmedos—Debí decirte lo que pasaba con Cédric.
Sin pensarlo, me extendí hacia ella, y nos abrazamos con fuerza. Ambas llorábamos mientras nos sosteníamos, el consuelo en el abrazo superando el dolor de la confrontación.
—Nunca quise dejar de hablarte —murmuré, mi voz quebrada por las lágrimas.
—Yo tampoco —dijo Aysha con voz temblorosa.
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En Cada Atardecer
RomanceLa felicidad no llega cuando conseguimos lo que queremos, si no cuando disfrutamos lo que tenemos. Pero serias capaz de dejar ir tu felicidad solo para que la persona que amas consiga la suya. Abbie Evans ha tenido que lidiar toda su vida, con lo...