Capítulo 1.

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Aburrida, es lo que define lo que siento ahora mismo.

Odio las fiestas, y sobre todo estar rodeada de tanta gente. Pero no tengo otra opción que seguir aquí festejando el cumpleaños de mi hermana Leonore.

—Abbie, cariño, ¿Que haces tan alejada de la fiesta?.

Margaret la esposa de mi padre, me mira preocupada.

—Me siento incómoda con tanta gente Margaret.

—¿Por que?,  te han dicho algo.

—No es eso es que las personas me ven como si fuera un bicho raro.

—Pues como no van a mirarte si estás hermosa, sin duda alguna tu y tu hermana, son las más bonitas de la fiesta —sonrío avergonzada.

—Si tú lo dices.

—Por que no vas a hablar con algún chico, como tú lo dijiste hay muchos que te están mirando.

—No me miran a mi, si no al escote que traigo en el pecho —lo señaló—Ademas , prefiero quedarme aquí.

—Claro que no, tu vas a venir a la fiesta conmigo y vamos a saludar a algunas personas.

—No Margaret, no quiero —me jala.

Entrelaza su brazo con el mío, obligándome a caminar hacia las personas. Cómo dijo saluda a algunas de ellas, mientras yo me limitó a dedicarles una sonrisa apenada, nunca se me ha dado muy bien hablar con las personas, creo que con solo decir tres palabras se aburren dé mi y por eso me dejan de hablarme.

—Paula, hola —saluda Margaret a una chica, que supongo es amiga de Leonore.

—Buenas noches señora Evans —le devuelve es saludó.

—Disculpa si te moleste, pero podrías hacerle compañía a Abbie un momento, mientras busco a su padre —Abro los ojos como platos.

—Claro señora, encantada.

—No puedes dejarme con ella —le susurro a Margaret.

—Tranquila cariño, solo van a hacer unos segundos, te aseguro que te va a caer bien—sonrie como un angelito y se va.

—Me gusta tu vestido Abbie —me sonríe con amabilidad.

—Gracias...el tuyo también es lindo.

—Leonore me ayudó a escogerlo, tiene buenos gustos no crees.

—Si—Pasan los segundos y en ambiente se convierte en un silencio incómodo.

Espero ella diga algo pronto, antes de que yo diga una tontería.

—¿Que tal la universidad? —pregunta.

—Ya no voy a la universidad.

—A si creo que Leonore me lo había comentado —asiente—Entonces trabajas.

—Si trabajo en heladería del centro comercial.

—Y que haces es tus tiempos libres.

—Me gusta esculpir — no me gusta, lo adoro.

—¡Enserio!, haces esculturas o algo así —me mira sorprendida.

—Se podría decir —me encojo de hombros.

—Wow, no estudias, te ganas tu propio dinero y eres escultora, eso sí es impresionante.

No sé si lo dice enserio o se burla de mi, pero no digo nada, solo trato de seguir la conversación.

—No creo que sea escultora, para eso se necesita más disciplina y práctica —aseguro.

—Bueno pero tú ya empezaste con la práctica.

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