—No quieras verme la cara Abbie —mi padre me miraba con desdén detrás del escritorio.
—No lo estoy haciendo padre —dije por tercera ocasión.
—Sabes como esto arruina el futuro de tu hermana.
—Papá llevamos toda la mañana aquí en tu despacho, si sigo aquí por más tiempo creo que...la silla se pegara a mi cuerpo —baje la mira cuando note la estupidez que acababa de decir.
—No te hagas la chistosa Abbie —mi padre hablo con voz tensa—No es gracioso que tu amiga le haya quitado el novio a tu hermana.
—No creo que sea tan grave —murmure.
—Lo que pasa es que le tienes envidia a tu hermana, por ésa razón no quieres apoyarla —me acusó.
—¿De qué hablas Papá? —dije con desconcierto.
—Tu hermana ha logrado mucho en su vida, es responsable, estudiosa, y además una de las mujeres más lindas de Pringville, te comparas con ella y sientes envidia, pero no es culpa de tu hermana que tu no hayas logrado nada bueno, Abbie.
—Eso no es cierto, yo no le tengo envidia —senti un nudo en la garganta.
—Pues entonces ayudala —pide con decisión—Has que tu amiga se aleje de Cédric, por primera vez en tu vida has algo bien Abbie.
—No puedo hacerlo —de pronto ne miro como si quisiera desaparecerme—No puedo, porque discutí con Aysha y no quiere hablarme, ni verme.
—Pues encuentra otra forma de ayudarla, no se Abbie, piensa, no creo que eso también te salga mal.
Mientras mi padre hablaba, mi celular se iluminó con una notificación. Mire la pantalla y vi que era un mensaje de Eros.
Eros: ¿Quieres venir conmigo a nuestro lugar secreto?
Una sonrisa se dibujo en mi rostro al instante. Mi padre seguía hablándome, pero no tenía idea de lo que decía. Con precaución le respondí a Eros.
Abbie: Si claro ¡¡
Eros: Que bien porque ya estoy afuera de la casa de tu padre.
Me sorpredi de inmediato y respondí:
Abbie: Estás bromeando ¿verdad?.
Eros: Claro que no ,de verdad estoy afuera, asi que sal o me ire sin ti.
Abbie: Esta bien, tranquilo, salgo en un momento.
Mi padre se giro hacia mi y me pregunto:
—¿Entonces que vas a hacer Abbie?.
—Por ahora irme —respondí.
Me levante de la silla y me dirigí a la puerta, intentando no tropezar por la emoción que sentía, mi padre me veía con cierto enojo,pero eso no me importo. Salí corriendo hacia entrada de la casa y ahí estaba Eros esperando con una sonrisa cálida en el rostro.
ESTÁS LEYENDO
En Cada Atardecer
RomanceLa felicidad no llega cuando conseguimos lo que queremos, si no cuando disfrutamos lo que tenemos. Pero serias capaz de dejar ir tu felicidad solo para que la persona que amas consiga la suya. Abbie Evans ha tenido que lidiar toda su vida, con lo...