1- LA CABAÑA

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Leo y Max llegaron al atardecer. El hombre a quien le alquilaron la cabaña por seis meses les prometía una experiencia sanadora: una desintoxicación de la tecnología y una conexión espiritual con la naturaleza. Sin darles tiempo para reconsiderar, el hombre los dejó en la entrada, junto a sus pertenencias y provisiones en el porche. Se marchó rápidamente en su camioneta antes de que pudieran intercambiar palabra. Los rostros de Leo y Max reflejaban una mezcla de cansancio y emoción. Después de un largo viaje por caminos polvorientos, finalmente habían alcanzado su destino: una cabaña de madera, aislada del mundo, en medio de un paisaje salvaje y pintoresco.

El sol se ponía lentamente detrás de las colinas, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. A lo lejos, una pareja de caballos pastaba tranquilamente, sus crines al viento y sus ojos curiosos observando a los recién llegados. Max, a pesar del cansancio, no pudo evitar sonreír al ver a los animales.

-¡Mira esos caballos, bro! -exclamó Max, señalando a los animales-. Este lugar es justo lo que necesitábamos.

Leo asintió, estirando los músculos adoloridos después de tantas horas en el coche.

-Sí, es más hermoso de lo que imaginaba. Aunque, por lo que veo, la cabaña es bastante más rústica de lo que esperábamos.

Ambos amigos se acercaron a la cabaña, que parecía encajada entre los árboles como un relicario olvidado. La estructura de madera, aunque encantadora en teoría, mostraba claros signos de desgaste. Las paredes exteriores estaban cubiertas de musgo y las ventanas tenían cristales opacos y agrietados. El tejado, hecho de tejas de pizarra, tenía varias piezas faltantes.

-¡Qué diferencia con las fotos en el anuncio! - dijo Max, riendo mientras habria la puerta-. Creo que olvidaron mencionar las goteras.

-Definitivamente -respondió Leo con una sonrisa-. Pero eso es lo que hace que el lugar sea auténtico. Vamos a tener que ponernos a trabajar enseguida si queremos que esto sea habitable.

El interior de la cabaña era aún más austero. El suelo estaba cubierto de polvo y las paredes de madera tenían grandes grietas. No había paredes internas, solo cortinas raídas que ofrecían poco en términos de privacidad. Las camas estaban situadas una al lado de la otra, frente a una pequeña cocina que consistía en una estufa de leña y un fregadero sin agua corriente.

-No hay electricidad, por supuesto -dijo Max mientras encendía una vela-. Así que nos vamos a tener que acostumbrar a esto por un tiempo.

-Genial -respondió Leo con una risa nerviosa-. Tenemos velas para ver algo. Bueno, vamos a acomodar nuestras cosas antes de que termine de oscurecer.

Los amigos pasaron el siguiente rato organizando sus pertenencias y deshaciendo las maletas. Mientras trabajaban, Max encontró una caja de cervezas que habían entrado junto con las proviciones que venian incluidas en el precio de la experiencia y la sacó para disfrutar una mientras hacían los preparativos.

-Salud -dijo Max, alzando la botella-. Por tu proximo libro y por la paz que encontramos aquí.

Leo chocó su botella contra la de Max y se rió.

-Salud. Espero que el libro valga la pena. Estoy bastante emocionado con la idea. ¿Te he contado de qué va a tratar?

-No, cuéntame -dijo Max, recostándose en una de las camas mientras bebía su cerveza-. Aunque, creo que conociendo tus historias, va a ser algo interesante.

-Sí, es una historia sobre un hombre que se encuentra a sí mismo a través de un viaje físico y emocional. En el fondo, es una exploración del aislamiento y la desesperación -explicó Leo, mirando las llamas de las velas que parpadeaban en la penumbra-. Este es el lugar perfecto para encontrar inspiración.

Max asintió mientras tomaba otro trago de su cerveza, satisfecho con el plan.

-Parece prometedor. Y hablando de aislamiento, creo que va a ser un desafío acostumbrarnos a esto. Pero, ¿sabes qué? Aún con todo, me siento bien. Es como si estuviéramos escapando de la totalidad de nuestros problemas.

-Exactamente -dijo Leo, apagando la vela cercana mientras se acomodaban cada uno en su cama-. Vamos a disfrutar de esta desintoxicacion tecnologica y social.

-A aprovechar cada momento. Dijo Max mientras cerraba los ojos.

Con las luces de las luciernagas y el crujido de la cabaña que comenzaba a asentarse en la noche, Leo y Max se acomodaron en sus camas, listos para enfrentar el desafío que se les presentaba. La cabaña estaba lejos de ser el lugar perfecto, pero en medio de la oscuridad y el aislamiento, ambos amigos estaban listos para lo que les esperaba.

TENTACION FORZADA [+18] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora