Cuatro meses habían pasado desde aquel día tormentoso en la cabaña. Leo ahora se encontraba en la comodidad de su hogar, en la ciudad, en su departamento lujoso el el octavo piso, con vista a otros edificios y con el sonido de una megalopolis, un lugar que contrastaba drásticamente con el caos y la desesperación de aquellos días en la cabsña en el bosque.
El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas, bañando la cocina en una luz cálida y relajante. Leo estaba solo, disfrutando de la rutina cotidiana que la sociedad moderna le ofrecía.Mientras preparaba un café con la máquina de última generación que zumbaba suavemente, Leo dejó que sus pensamientos vagaran. Su vida había vuelto a un semblante de normalidad, con el bullicio de la ciudad como telón de fondo. El libro había sido un éxito, y el mundo estaba conmovido por el infierno que leo vivió.
Leo tenia un evento prestrigioso esa tarde y en busca de un traje busco en su armario y su mochila calló al piso desde el estante superior, decidió ver que había guardado desde su regreso. Dentro, encontró la cámara de Max. Había olvidado completamente su existencia, y una curiosidad inquietante lo llevó a sacarle la tarjeta de memoria, desecho la camara destruida y prendio su laptop. Mientras el café se preparaba, Leo introdujo la tarjeta de memoria. El sonido de la máquina de café completando su ciclo le dio una sensación de normalidad que se mezclaba con una creciente ansiedad.
Las imágenes aparecieron una a una, y la verdad se desplegó ante sus ojos. Las fotos mostraban momentos capturados en la cabaña: el rio, las aves, los arboles, fotos de Max. Pero entre las imágenes había algo más perturbador. En varias de las fotos, Leo aparecía claramente, eran fotos sacadas por Max, capturando escenas en las que él estaba presente. La evidencia era irrefutable, Max tenia razón.
Leo se quedó paralizado, su café olvidado y el calor de la taza disipándose. Cada foto era un testimonio de una verdad que había estado oculta, una verdad que se había negado a aceptar. El rostro de Max estaba ausente en las fotos que él había supuesto eran sobre el abuso, pero su propio rostro era el que se mostraba en la mayoría de las imágenes.
Con las manos temblorosas, Leo repasó las fotos, tratando de reconciliar la realidad con la narrativa que había construido. Las imágenes no solo mostraban la violencia que había perpetrado, sino que también documentaban su propia confusión y negación. Leo había creído que era el sometido, pero las fotos contaban otra historia.
La conciencia de la verdad se asentó sobre él como una fría losa de piedra. El abuso, el caos, el sufrimiento que había ocurrido en la cabaña... todo había sido una proyección de su propio subconsciente. Leo había sido el verdadero villano en su propia narrativa, mientras que Max, aunque incomprendido, había sido víctima de sus propios demonios.
Con un sentimiento abrumador de culpa y arrepentimiento, Leo dejó la laptop a un lado. Se quedó sentado en la cocina, el silencio de la casa ahora cargado con la pesada verdad que había estado ocultando. El aroma del café seguía llenando el aire, pero no era suficiente para borrar la realidad que había emergido de las sombras.
Leo finalmente se levantó, sus pensamientos nublados por la verdad que había descubierto. Caminó hacia la ventana, mirando el mundo exterior con una nueva perspectiva. El pasado no podía cambiarse, pero la revelación era una carga que tendría que llevar consigo.
El café se enfrió en la mesa mientras Leo enfrentaba la realidad de su propia oscuridad. La verdad, al final, había sido capturada en imágenes que nunca podrían ser ignoradas y todo por su odio interno, por no aceptar sus sentimientos.
"Mientras el eco de mis mentiras se desvanece en el silencio, el verdadero rostro de mi monstruosidad sigue mirándome desde el fondo de mis recuerdos."
Fin.
ESTÁS LEYENDO
TENTACION FORZADA [+18] BL
Ficción GeneralHistoria terminada. En busca de inspiración, Leo, un escritor, arrastra a su amigo Max, un fotógrafo aficionado, a una cabaña remota para un retiro de seis meses. Lo que comienza como un experimento de desconexión pronto se convierte en una lucha po...