El aire frío de la noche comenzó a invadir la cabaña cuando Max regresó. Se había vestido apresuradamente después de correr desde el río, pero su cuerpo aún temblaba, y no solo por el frío. Había una oscuridad creciente en su interior, una sensación que no podía ignorar ni ahogar con ejercicio o la misma rutina. Leo, por su parte, había regresado más tarde, con pasos lentos y pesados, sumido en sus pensamientos.
Ninguno de los dos dijo una palabra cuando se vieron, Se escuchaban solamente los ruidos de los grillos, el fuego y el crujido ocasional de la madera en la estufa. Max no podía encontrar el valor para mirar a Leo a los ojos, y Leo se sentía atrapado en una mezcla de preocupación, confusión y una pizca de miedo que no había experimentado antes.
Día siguiente
Leo despertó temprano, pero Max ya no estaba en la cama junto a la suya. Caminó por la cabaña, sintiendo la incomodidad de la ausencia de Max. El ambiente en la cabaña se había vuelto aún más denso desde el incidente en el río. Finalmente, encontró a Max fuera, cortando leña con una intensidad que casi lo hacía parecer furioso. Leo sintió que era el momento de hablar, de intentar reconectar antes de que las cosas se salieran completamente de control.
—Max, tenemos que hablar —dijo Leo, acercándose con cautela.
Max no respondió de inmediato. Seguía cortando leña, como si cada golpe con el hacha fuera un intento de liberar la tensión acumulada en su cuerpo.
—Max... —Leo insistió, poniéndose en su línea de visión.
Finalmente, Max se detuvo y apoyó el hacha en el suelo, respirando con dificultad.
—No hay nada que decir, Leo —respondió Max sin mirarlo.
—Claro que lo hay —replicó Leo, con voz más suave—. Lo que pasó ayer... no podemos simplemente ignorarlo.
Max apretó los dientes, sintiendo la vergüenza y la frustración mezclarse en su interior.
—Lo sé. Y lo siento, ¿sí? —dijo Max, finalmente mirándolo con ojos cansados y hojerosos -Pero no puedo evitar sentirme así. Estoy atrapado aquí, sin nada que hacer, sin... sin ninguna salida.
Leo asintió, tratando de encontrar las palabras correctas.
—Esto nos está afectando a ambos, Max. Pero no podemos dejar que nos destruya. Hemos sido amigos toda la vida. Esto... lo que pasó, no tiene que cambiar nuestra amistad.
Max dejó escapar un suspiro largo y doloroso, como si estuviera soltando un peso que había estado cargando durante demasiado tiempo.
—Quizás no, pero no puedo negar que está ahí. Este lugar... me está cambiando, y no para bien. Necesito... necesito hacer algo para salir de este estado.
Leo sintió un nudo en la garganta. Sabía que Max estaba al borde, y si no hacía algo pronto, temía lo que podría suceder.
—Escucha, Max —dijo Leo, dando un paso hacia él—. Tal vez deberíamos tomarnos un tiempo separados, al menos dentro de la cabaña. Sabes que no hay privacidad, pero podemos intentar marcar límites, encontrar una manera de darnos espacio.
Max lo miró, un destello de esperanza mezclado con desesperación en sus ojos.
—¿Y cómo vamos a hacer eso en este lugar? No hay puertas, no hay paredes. Ni siquiera tenemos una habitación aparte.
Leo asintió, sabiendo que Max tenía razón, pero decidió intentarlo de todos modos.
—Podemos establecer turnos para usar el baño, acordar horarios para estar solos, aunque sea un rato. Y si necesitas desahogarte... hazlo cuando yo no esté cerca. No quiero que te sientas así, pero tampoco quiero que esto nos lleve a un punto sin retorno.
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TENTACION FORZADA [+18] BL
Ficción GeneralHistoria terminada. En busca de inspiración, Leo, un escritor, arrastra a su amigo Max, un fotógrafo aficionado, a una cabaña remota para un retiro de seis meses. Lo que comienza como un experimento de desconexión pronto se convierte en una lucha po...