8- UNA SEMANA DESPUES

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El sol iluminaba suavemente el desordenado interior. Leo había pasado la mañana intentando avanzar en su libro, pero las palabras se resistían. Su mente seguía atascada en el remolino de emociones que lo había consumido durante los últimos días. La culpa, el arrepentimiento, y el alivio se mezclaban en su pecho, impidiéndole concentrarse.

Max, como de costumbre, había salido temprano. Leo asumió que estaría haciendo lo de siempre: pescando, caminando por el bosque, tomando fotos del paisaje. Esa rutina diaria parecía haberles devuelto algo de la normalidad que ambos tanto necesitaban. Aunque no habían vuelto a hablar de lo sucedido, había una especie de entendimiento silencioso entre ellos, una tregua que les permitía sentirse cómodos el uno con el otro, al menos en la superficie.

Pero esa mañana, algo diferente llamó la atención de Leo. Max había salido sin su cámara. Era raro, porque Max nunca se separaba de ella, aunque penzó que probablemente se habia quedado sin bateria decidió que, para distraerse un poco, echaría un vistazo a las fotos más recientes ya que Max ultimamente no se las mostraba. Al encenderla, se dio cuenta de que la batería, efectivamente, estaba muerta. Sin embargo, recordando que Max solía llevar una batería de repuesto en su mochila, la buscó y la encontró rápidamente.

Al encender la cámara, Leo comenzó a pasar las fotos. Había capturas impresionantes del paisaje circundante: el río serpenteando a través de los árboles, aves en pleno vuelo, el reflejo del sol sobre el agua. Eran imágenes que mostraban el talento innegable de Max, su habilidad para capturar la belleza en lo más sencillo. Sin embargo, a medida que pasaba las fotos, algo lo hizo detenerse.

Las imágenes cambiaron abruptamente. Ahora eran fotos de Max, pero no las típicas selfies o retratos que a veces se tomaban entre risas. Eran fotos de Max desnudo, en medio del bosque, intentaban ser artisticas con sus músculos tensos, su rostro en una expresión de éxtasis. Las imágenes eran crudas, íntimas, y revelaban una faceta de Max que Leo no había visto antes. Leo sintió una mezcla de intriga y sorpresa. ¿Max estaba saliendo a masturbarse en el bosque? ¿Era eso lo que lo mantenía más calmado últimamente? ¿Lo hacia pensando en la mamada que le dí?

Pero a medida que avanzaba, la sensación en su pecho cambió de intriga a horror. Las fotos siguientes mostraban algo mucho más oscuro. Eran imágenes de las gallinas, sacrificadas brutalmente, con una clara intención de morbosidad en la composición. La sangre, las plumas esparcidas, el regodeo en la muerte capturado en cada toma. Leo sintió náuseas al pasar a la siguiente serie de fotos.

Lo que vio después lo dejó paralizado. Imágenes de Max golpeando a un caballo con un cinturón, las marcas de los cortes y las heridas abiertas en la piel del animal. Era una violencia que Leo no había imaginado posible en su amigo, en su hermano. Claramente la oscuridad ya se habia apoderado de Max. ¿Max se divertia haciendo daño a los animales? ¿Sentia placer al hacerlo? Pero lo peor aún estaba por llegar.

Leo continuó avanzando, cada vez más perturbado, hasta que se topó con la imagen que lo dejó sin aire. Max, desnudo, con su pene erecto, en medio de una abominación,

-¿Que carajos?- gritó, apartado la mirada de la camara.

Max cometiendo un acto sexual con un animal, un caballo. La repulsión, el miedo y la incredulidad lo inundaron de golpe. La cámara casi se le cayó de las manos.

En ese momento, la puerta de la cabaña se abrió. Max entró, su respiración un poco agitada después de la caminata. Al ver a Leo con la cámara en las manos, su expresión cambió instantáneamente. La comprensión de lo que había ocurrido se reflejó en sus ojos.

-Leo... -dijo Max, su voz tensa, mientras avanzaba lentamente hacia él -Puedo explicarlo...

Leo retrocedió un paso, sintiendo que el suelo se tambaleaba bajo sus pies. No podía mirar a Max a los ojos. Las imágenes aún estaban frescas en su mente. El Max que estaba frente a él ahora se sentía como un extraño, alguien a quien no reconocía.

TENTACION FORZADA [+18] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora