11- LA MAÑANA SIGUIENTE

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A la mañana siguiente, la luz del sol entra por la ventana, bañando la cabaña con una calidez engañosa. Leo está sentado en la misma posición en que pasó la noche, apoyado contra la pared, con los ojos cansados y enrojecidos, las sombras bajo ellos profundas y oscuras. No ha dormido nada, atrapado en su propio miedo y en la ansiedad que lo consume.

De repente, la puerta se abre de golpe y Max entra con una sonrisa despreocupada, como si todo fuera normal, como si lo que ocurrió la noche anterior no fuera más que un mal sueño. Lleva un par de peces frescos en la mano, orgulloso de su captura matutina. Su energía es vibrante, como si fuera la primera vez en días que se siente realmente vivo.

-¡Leo! ¡Mira lo que conseguí! Va a ser un buen desayuno- dice, sin notar la rigidez en el cuerpo de Leo, ni la expresión de terror en su rostro.

Max coloca los peces sobre la mesa y se da vuelta hacia Leo, que todavía está en el suelo, demasiado paralizado por el miedo como para moverse. La voz de Max está llena de entusiasmo, casi infantil en su inocencia fingida, como si estuviera hablando de algo tan banal como el clima.

-Anoche estuvo bien, ¿verdad?- dice Max con una sonrisa que no se parece en nada a la oscuridad que Leo vio en él la noche anterior. -Lo hice bien, ¿no crees? Quiero decir, nunca pensé que lo haría, pero me alegra que haya sido contigo. Es un poco loco, ¿no? Pero lo hiciste genial cuando me la chupaste, bro. No sé por qué nunca lo intentamos antes.

Las palabras de Max caen como piedras en el estómago de Leo. Se siente enfermo, su corazón latiendo en sus oídos, el miedo apoderándose de su cuerpo como un veneno que lo paraliza. No puede creer lo que está escuchando. Max no muestra ni un indicio de remordimiento, ni la más mínima comprensión de lo que realmente pasó. Para él, todo parece haber sido un juego, una experiencia nueva y emocionante que simplemente decidió compartir.

-¿Cómo lo hice yo? Dime, bro- continúa Max, acercándose a Leo, ajeno al terror en los ojos de su amigo. -Nunca pensé que me gustaría chuparte la polla, pero lo disfruté. Creí que cuando me tragara tu leche, sería horrible, pero ni lo sentí... ¿Tú no lo hiciste por mí, verdad? Vamos, dime que te gustó. Espero que te haya gustado.

Leo siente que el suelo se hunde bajo de él, su mente luchando por procesar las palabras de Max. Quiere gritar, quiere correr, pero está congelado en su lugar. Su boca está seca, y por más que intenta responder, las palabras no salen. La sonrisa de Max, esa sonrisa que antes era tan familiar y tranquilizadora, ahora parece la de un extraño, alguien que ha dejado de ser humano y se ha convertido en algo más, algo aterrador.

-Leo, no te quedes callado, ¿qué pasa? Dime, ¿no te gustó?- insiste Max, su voz llena de expectativa, como si estuviera pidiendo una simple aprobación por algo trivial.

Leo finalmente logra articular una respuesta, aunque su voz es apenas un susurro, quebrada por el miedo y la confusión. -Max... yo... no sé...- Es todo lo que puede decir antes de que su voz se quiebre por completo.

Max frunce el ceño por un momento, confundido, pero luego su expresión se suaviza y vuelve a sonreír. -Está bien, bro. Es normal estar un poco nervioso después de algo nuevo. Pero no te preocupes, lo superaremos juntos. Ya lo verás.

Max se aleja para preparar el desayuno, como si nada hubiera pasado, mientras Leo sigue sentado en el suelo, su mente atrapada en un bucle de terror y desesperación. No puede comprender cómo Max puede actuar así, como si la noche anterior no hubiera significado nada, como si lo que hizo no fuera una violación brutal de su confianza, de su cuerpo.

El silencio de Leo no parece afectar a Max, que sigue hablando mientras limpia los peces, comentando sobre la mañana, sobre lo bien que se siente, sobre lo mucho que le gustó lo que hicieron. Cada palabra es un golpe para Leo, que solo puede mirar a Max con una mezcla de horror y tristeza, sabiendo que la persona que alguna vez fue su mejor amigo ya no existe. Ahora, solo queda una sombra, una entidad oscura que ha tomado su lugar, y Leo no sabe cuánto tiempo más podrá soportar estar en su presencia.

TENTACION FORZADA [+18] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora