9- TRES DIAS

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Tres días han pasado desde eso... pero el aire sigue cargado de tensión, aunque ambos tratan de ignorarlo.

Leo y Max intentan mantener sus rutinas, como si el tiempo pudiera sanar lo que sucedió. Leo ha estado encerrado en la cabaña, intentando escribir su libro, Su mente sigue atrapada en ese torbellino de confusión y culpa, donde cada pensamiento parece llevarlo de vuelta a todo lo ocurrido.

Max, por otro lado, siguió con su rutina de estar la mayoría del tiempo afuera, como si el aire libre pudiera purgarlo de la oscuridad que ha dejado su marca. Sale temprano a pescar, a caminar, o a tomar fotografías, mientras Leo lo observa desde la ventana, intentando descifrar si lo que vio en esas imágenes era solo una pesadilla o si Max realmente ha cambiado. Sin embargo, hay un alivio silencioso en la distancia que mantienen. Cuando Max regresa por la tarde, se siente como si su amistad estuviera volviendo a lo que era antes. Las bromas, las conversaciones banales, todo parece normal, al menos en la superficie.

Pero Leo decidió pasar ese día observando a Max de lejos. Su preocupación no había disminuido desde la conversación difícil que tuvieron, y sentía que necesitaba asegurarse de que Max no estuviera repitiendo los comportamientos aberrantes que había mostrado antes.

Se escondió detrás de unos árboles y arbustos cerca de la cabaña, manteniéndose fuera de la vista mientras Max salía temprano por la mañana, equipado con una caña de pescar. Leo se movía sigilosamente, usando la vegetación para mantenerse oculto mientras seguía a Max a el rio.

Durante la mañana y parte de la tarde, Max se dedicó a pescar, aparentemente concentrado en la tarea. Leo lo observó en silencio, tomando nota de su comportamiento y la forma en que interactuaba con el entorno.

Max se movía de un lugar a otro, revisando sus cebos y lanzando la línea al agua con meticulosa paciencia. Leo notó que Max parecía más tranquilo y centrado, sin signos de comportamiento errático o inquietante.

Leo Pasó ese día vigilandolo observando cómo Max se dedicaba a su tarea sin mostrar indicios de esas... actividades. La preocupación de Leo comenzó a suavizarse ligeramente al ver que Max parecía enfocado en una actividad relativamente normal.

Al atardecer, Max terminó de pescar y comenzó su regreso a la cabaña. Leo, aliviado pero aún con una sensación de vigilancia, decidió que era el momento de retirarse. Se movió silenciosamente hacia atrás, asegurándose de no ser visto, y comenzó a caminar de vuelta hacia la cabaña, manteniéndose fuera de la vista de Max.

Leo llegó a la cabaña antes, entrando por la puerta trasera sin hacer ruido. Se sentó en la sala, sintiendo una mezcla de alivio y ansiedad. Sabía que había sido una invasión a la privacidad, pero sentía que era necesario para asegurar que Max estaba en el buen camino. Mientras esperaba a que llegara, Leo se preguntaba si había tomado la decisión correcta al espiar a su amigo, pero la preocupación por su bienestar y la necesidad de confiar en él nuevamente pesaban más en su mente.

Cuando Max finalmente llegó, cargado con su equipo de pesca y una bolsa con los peces que había capturado, Leo se mantuvo en silencio, observando desde una esquina de la sala. La tensión entre ellos estaba palpable, pero al menos por ahora, parecía que Max estaba en el camino correcto.

Max, entrando en la cabaña con los peces, se pone a pelar uno con una cuchilla afilada. -¿Qué hiciste hoy, Leo? Pareces pensativo.

Leo, se acerca con cautela, evitando el contacto visual. -Nada especial. Solo... me quedé aquí, haciendo algunas cosas. ¿Cómo fue la pesca?

Max, con una expresión sombría, mientras pela el pescado con cuidado, sus movimientos son precisos y metódicos. -La pesca estuvo bien. Saqué algunos peces. Pero sé lo que estuviste haciendo, Leo. No tienes que ser tan discreto.

TENTACION FORZADA [+18] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora