12- DIAS

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Leo se sentó en la cama, respirando profundamente para calmar su agitado corazón. Max, aparentemente ajeno a la angustia que había causado, se movía con la misma tranquilidad que siempre, como si nada hubiera sucedido. Con una determinación tranquila, Leo decidió seguirle la corriente, ocultando su desasosiego bajo una capa de calma.

Max entró en la cocina y pronto apareció con una bandeja, en la que había un café humeante, pan casero y pescado. Se sentó al lado de Leo, envolviéndolo en un abrazo amistoso mientras le sacudía el cabello con cariño. -¿Cómo va tu libro, amigo?- preguntó Max con una sonrisa genuina.

Leo comenzó a hablar sobre lo que había escrito, tratando de enfocar su mente en el trabajo que tenía por delante. A medida que contaba los avances y las ideas nuevas que había tenido, se dio cuenta de que el trauma reciente le había proporcionado una inspiración cruda y auténtica. La realidad de sus experiencias y sus emociones estaban transformándose en una narrativa más intensa y profunda para su novela.

Max escuchaba con atención, y su entusiasmo parecía sincero. Leo observó cómo Max preparaba el desayuno, y poco a poco, el ambiente familiar y la rutina diaria empezaron a calmar sus nervios. Al comer, Leo sintió que su ansiedad disminuía y que, quizás, el acto de compartir un momento tan normal y cotidiano le ayudaba a recuperar un sentido de equilibrio.

Mientras Max servía el desayuno, Leo se dio cuenta de algo inquietante pero revelador. La situación en la que se encontraba, su dolor y su angustia, estaban encontrando eco en el protagonista de su libro. El mismo lugar oscuro que Max había explorado también había arrastrado a Leo y, casualmente o inconscientemente, a su personaje también.

Con una mezcla de resignación y claridad, Leo entendió que su propia batalla interna se reflejaba en las páginas de su novela. A través de su escritura, estaba tratando de encontrar sentido y control en medio de la confusión y el dolor. Al mismo tiempo, se dio cuenta de que, a pesar del sufrimiento, la conexión con Max seguía siendo una parte importante de su vida.

Al terminar el desayuno, Max continuó hablando animadamente, sin notar que el ambiente entre ellos había cambiado de forma sutil pero significativa. Leo se sintió aliviado al poder actuar con calma y gratitud, reconociendo que, a pesar de todo, el vínculo con su amigo seguía siendo una fuente de fortaleza.

En ese momento, Leo se dio cuenta de que la vida continuaría adelante, y mientras se adaptaba a la nueva realidad de su relación con Max, sabía que su escritura y sus experiencias personales seguirían entrelazadas, moldeando no solo su trabajo, sino también su propio camino hacia la sanación.

Pocos dias despues seguía su curso con una sensación de tensión. Max, aparentemente en su estado habitual, preparaba el desayuno con una actitud que intentaba transmitir normalidad. Leo, sin embargo, se encontraba inmerso en un torbellino de emociones y desconfianza.

Cuando Max se acercó a Leo, su rostro mostraba una mezcla de seriedad y preocupación. -Leo, necesitamos hablar-, dijo Max, su voz era suave pero cargada de una intensidad palpable.

Leo levantó la mirada, sus ojos aún llenos de cautela. -¿Sobre qué?-, preguntó, su voz temblando ligeramente, mientras penzamientos horribles pasaban por su mente sobre lo que ahora max podria hacerle.

Max tomó una respiración profunda, intentando encontrar las palabras correctas. -Sé que lo que pasó la última vez fue completamente inadecuado. Me dí cuenta de que no te traté bien. Quiero mostrarte que lo que hice, aunque fue un error, no refleja cómo me siento realmente hacia ti.

Leo, con la mente nublada por el miedo y el rechazo, permaneció en silencio. -No sé si estoy listo para esto, Max. No puedo olvidar lo que hiciste.

Max se movió más cerca, con una expresión de sinceridad y arrepentimiento. -Quiero hacer las cosas bien. Si estás dispuesto, me gustaría intentar algo diferente. Algo que sea respetuoso y consciente de tus sentimientos. Pero solo si te sientes cómodo con eso.

Leo frunció el ceño, luchando con sus emociones. -No estoy seguro de qué esperar de ti ahora.

Max asintió, entendiendo la dificultad de la situación. -Lo comprendo. Solo pido una oportunidad para mostrarte que me importa y que estoy dispuesto a escuchar.

Max se acercó lentamente a Leo, con movimientos cuidadosos y deliberados. Leo, con el corazón acelerado, se preparó para enfrentar lo que podría suceder. Max se inclinó hacia él con una mezcla de ansiedad y determinación, sus manos temblando ligeramente mientras trataba de mantener el contacto visual.

Max comenzó a acariciar a Leo con una suavidad que contrastaba con la intensidad de la vez anterior. Sus movimientos eran lentos y medidos, tratando de no invadir el espacio de Leo. Se inclinó, sus labios rozaron la piel de Leo con un toque ligero y exploratorio. Max estaba decidido a ser más delicado y considerado, ajustando sus movimientos según las reacciones de Leo.

Con un enfoque en la comunicación no verbal, Max comenzó a trabajar con su boca, usando una técnica que era menos agresiva y más enfocada en el confort de Leo. Acarició con suavidad, moviéndose con un ritmo que intentaba ser calmante en lugar de abrumador. La lengua de Max se movía con cuidado, explorando y ajustándose al ritmo de las respuestas de Leo. Cada toque y cada caricia eran intentos deliberados de ofrecer placer sin forzar nada.

Leo, aunque reticente y lleno de ansiedad, trató de concentrarse en el intento de Max de ser más cuidadoso. Las emociones conflictivas le llenaban el pecho, pero estaba claro que Max estaba tratando de cambiar su enfoque. La experiencia, aunque aún cargada de un peso emocional significativo, era menos violenta y más controlada que antes.

Cuando Max terminó, ambos se encontraron en un silencio tenso. Max, con una mezcla de esperanza y nerviosismo, observó a Leo. -¿Cómo te sientes?-, preguntó, su voz temblando con la vulnerabilidad de su intento de reconciliación.

Leo respiró profundamente, sus pensamientos agitados. -No queria esto. Aprecio que hayas intentado hacerlo de una manera diferente, pero no puedo simplemente olvidar lo que pasó.

Max asintió, reconociendo la complejidad de la situación. -Lo entiendo. Solo quiero que sepas que me importas y que estoy tratando de enmendar lo que hice mal. Quiero que estemos bien.

Leo miró a Max con una mezcla de desconfianza y tristeza. Aunque Leo en realidad si disfruto de los movimientos de la lengua de max en su miembro, Leo no queria el gesto de Max, aunque había sido menos agresivo, el impacto de los eventos pasados seguía presente. La conversación se volvió más profunda cuando Leo expresó su sentimiento de desconfianza, y Max, en su deseo de arreglar las cosas, trató de mantener una conversación abierta y honesta sobre lo que ambos estaban experimentando.

TENTACION FORZADA [+18] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora