24- SEIS MESES

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Ahora dias despues Leo estaba de pie frente a Max, con una sonrisa torcida en su rostro mientras lentamente desataba las cuerdas que lo habían mantenido atado durante semanas.

Mientras las cuerdas caían al suelo, Max no hizo ningún esfuerzo por resistir cuando Leo, sin decir una palabra, se subió sobre él. Los labios de Leo buscaban los suyos con desesperación, dándole besos apasionados, pero Max no correspondía. No había respuesta, solo vacío. Sus ojos estaban abiertos, pero su mirada no tenía vida, su cuerpo completamente inmóvil.

Leo se movía con fervor sobre el cuerpo de Max, su respiración acelerándose mientras sus caderas descendían, tomando el miembro de Max en un acto que antes habría sido de mutuo deseo, pero que ahora solo era un eco de lo que alguna vez fueron. Leo introdujo el miembro de Max en su recto igual que como lo estuvo haciendo estos meses atras.
El movimiento de Leo era frenético con cada beso cargado de necesidad, pero Max no reaccionaba. Ni placer, ni dolor. Solo un silencio aterrador.

"¿Qué te pasa, Max?" murmuró Leo entre jadeos, tratando de encontrar una chispa en los ojos de su amigo. "Esto es lo que siempre quisiste, ¿verdad?" Las palabras salían desesperadas, como si buscara validar lo que estaba haciendo. Pero Max no dijo nada. Su rostro permanecía inmutable, un lienzo vacío, sin emoción.

Finalmente, Max habló, su voz fría como el acero. "Eres un monstruo"

Mientras Leo seguia saltando cada vez mas rapido sobre la pelvis de max "No, no lo soy, tu me violaste, te cogiste a un puto caballo!  ¿No lo recuerdas? El enfermo eres tu." Max inerte tratando de no disfrutar del interior de Leo "Fuiste tú... Tu me violaste, tu me estas violando ahora! Gritó, y tu fuiste quien sometio al caballo."

Leo se detuvo de golpe, sus ojos abiertos de par en par. "¿De qué estás hablando?" Dijo mientras el miembro de su amigo srguia adentro de el.

Max lo miró, su poker face aún intacta, pero su voz adquirió un tono más oscuro, más acusador. "Fuiste tú quien me obligó a sacarle fotos. Tú fuiste el que lo hizo, Leo."

El impacto de las palabras golpeó a Leo como un rayo. "Eso es mentira" Dijo mientras seguia moviendose lentamente sobre el miembro de Max. "No tiene sentido." Intentó reírse, pero la risa sonó forzada, vacía. "No fui yo."

"Revisa la cámara," dijo Max, su voz aún monótona, desprovista de cualquier emoción. "Las fotos están ahí."

Con una mezcla de incredulidad y rabia, Leo se levantó de la cama, dejando caer el miembro de max, palpitando estando sucio y manchado. Caminando rápidamente hacia la mesa donde estaba la cámara. La tomó en sus manos temblorosas, encendiendo la pantalla. Pero no había nada. Solo un aviso en la pantalla: "Batería agotada."

"¡Mierda!" gruñó, golpeando la cámara contra la mesa. "No hay fotos, Max. No sé qué estás intentando hacer, pero esto no es real."

Pero antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, Max, completamente desnudo, corrió hacia la puerta de la cabaña. La lluvia habia vuelto y seguía cayendo en cortinas gruesas, pero él no se detuvo. Leo, tambien desnudo, lo siguió rápidamente, el frío del exterior golpeando su piel como un látigo. Max corría hacia el bosque, pero el barro del suelo lo hizo resbalar, cayendo de bruces en un charco fangoso.

Leo se lanzó sobre él, ambos cayendo pesadamente al suelo. El barro se mezcló con la lluvia, cubriendo sus cuerpos desnudos mientras peleaban. Max intentaba liberarse, sus manos luchando por alcanzar la puerta, pero Leo lo sujetó con fuerza, sus manos firmemente apretadas alrededor de las muñecas de Max, forzándolo a quedarse debajo de él.

El barro les cubría los rostros, las manos, los torsos, manchándolos como si fuera una extensión de sus propias emociones, confusas y caóticas.

"¡Deja de correr, Max!" gritó Leo, su rostro a centímetros del de su amigo. "No puedes huir de esto."

Max no dijo nada, solo jadeaba mientras intentaba liberarse. Sus cuerpos seguían luchando, rodando sobre el barro, pero al final fue Leo quien tomó el control, sujetando las manos de Max sobre su cabeza, inmovilizándolo. El peso de Leo encima de Max los mantenía pegados al suelo, sus respiraciones pesadas, sus cuerpos sucios y resbaladizos.

"¿Cuándo empezó todo esto?" preguntó Leo en voz baja, casi para sí mismo. "¿Qué es real y qué no lo es?" Sus ojos se entrecerraron, buscando alguna señal en el rostro de Max, pero no encontró ninguna. "¿Qué hice yo, y qué hiciste tú? ¿Por qué me estás diciendo esto?"

Max apenas se movió, sus ojos mirando a Leo con una tristeza infinita. "No sé lo que crees, Leo, pero tú... tú fuiste quien me sometió. Todo lo que creíste que yo te hice... fuiste tú quien lo hizo."

Las palabras resonaron en la mente de Leo, pero algo dentro de él se negaba a aceptarlas. "Eso no es verdad," murmuró, su agarre sobre Max se tensó. "No puede ser verdad." Se inclinó más cerca, su aliento caliente sobre la piel fría de Max. "Tú siempre fuiste el fuerte. Tú siempre tuviste el control."

De repente, una luz brillante atravesó la oscuridad. Leo levantó la vista y vio faros acercándose a la cabaña. "¿Qué...?"

Un auto se detuvo a lo lejos, y Leo entendió de inmediato. Habían pasado los seis meses. El dueño de la cabaña había llegado a buscarlos, para llevarlos de vuelta a la civilización.

Pero en medio de la confusión, Max vio su oportunidad. Con un último esfuerzo, se liberó del agarre de Leo y corrió hacia la cabaña. Leo, aún en shock, tardó unos segundos en reaccionar, pero cuando lo hizo, vio cómo Max agarraba el hacha que usaba para cortar leña que estaba en el porche, apoyada junto a la puerta.

El rostro de Max, cubierto de barro, se volvió hacia Leo con una mirada de determinación. "No vuelvas a tocarme." Gritó.

El frío del metal brilló bajo la tenue luz del sol. Leo sabía que algo había cambiado irreversiblemente, pero todavía no podía ver la verdad.

TENTACION FORZADA [+18] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora