SILLÓN SUTRA

16 4 6
                                    


La habitación seguía cargada de la electricidad que habíamos creado entre nosotros. Brook aún estaba respirando con dificultad, su piel brillando por el sudor y sus ojos reflejando la intensidad del momento que acabábamos de compartir. No pude evitar sonreír al verla así, tan mía y tan vulnerable a la vez.

Me incliné hacia ella y, con una suavidad que contrastaba con la pasión que acabábamos de desatar, le acaricié el rostro.

-No solo por la misión, Brook -le susurré, acercándome para besarla suavemente. Había algo más profundo que las palabras que quería transmitirle, algo que iba más allá de cualquier misión o fachada.

Ella me miró, y durante un segundo, no existía nada más que nosotros dos, nuestro momento.

-Ven, déjame ayudarte a vestirte -dije, con una sonrisa que sabía que ella entendía perfectamente.

Con cuidado, levanté su vestido del suelo, y ella se giró, dándome la espalda para que le ayudara a ponérselo. Deslicé el vestido sobre su cuerpo, disfrutando de cada curva, cada rincón de su piel que mis manos rozaban. Abroché la parte trasera con delicadeza, tomando mi tiempo, asegurándome de que cada toque, aunque fugaz, dejara una marca.

-Gracias -murmuró Brook, su voz suave, mientras se ajustaba el vestido y me miraba con una expresión que mezclaba gratitud y deseo.

Me agaché para recoger sus zapatos de tacón, sosteniéndolos en la mano mientras ella se sentaba en el borde de la cama. Me arrodillé frente a ella, deslizándoselos con cuidado, notando cómo nuestros ojos se mantenían conectados en todo momento.

Cuando terminó de arreglarse, me acerqué una vez más, tomando su rostro entre mis manos.

-No importa lo que pase ahí fuera, para mí, tú siempre serás lo más importante -le dije, besándola una última vez antes de que ambos nos levantáramos, listos para volver a la misión que nos esperaba.

Cuando salimos de la habitación, el ambiente fuera era completamente distinto. El murmullo de la gente nos rodeaba, y pronto nos dimos cuenta de la cantidad de ojos que se habían fijado en nosotros durante... bueno, durante todo aquello. Mi mandíbula se tensó al ver algunas miradas que se dirigían a Brook con una mezcla de admiración y deseo, lo cual me hizo hervir por dentro.

Lukas estaba ahí, esperándonos, con una sonrisa maliciosa en su rostro. Se acercó a nosotros, su mirada fija en Brook, casi devorándola con los ojos.

-Habéis dado un buen espectáculo -dijo, su tono sugerente haciendo que mi irritación creciera aún más. Hizo una pausa, sus ojos aún fijos en ella-. Quién diría que una mujer tan bella podría ser tan... apasionada. Quizá me podrías hacer a mi más tarde lo que le has echo a tu amigo preciosa.

Su insinuación era clara, y algo en mi interior se rompió en ese instante. Di un paso adelante, interponiéndome entre Lukas y Brook, sin apartar la vista de él. Mantuve mi tono bajo y controlado, pero mi mirada era dura, casi cortante.

-Lo que ha pasado dentro es entre ella y yo. No te equivoques, Lukas. Si alguna vez te atreves a cruzar esa línea, no dudaré en hacer que lo lamentes. -Mi tono era frío, con una amenaza latente que dejé clara sin necesidad de levantar la voz. Sabía que no podía exponerme ni a mí ni a Brook, pero tampoco iba a dejar que ese cerdo la mirara de esa manera.

Lukas sonrió, aunque pude ver cómo el color se esfumaba ligeramente de su rostro. Retrocedió un paso, levantando las manos en un gesto de paz.

-Tranquilo, no quería ofender. Solo era un cumplido, nada más -dijo, su tono ahora un poco más precavido.- Aunque pensándolo bien Nicole, -enfatizando su nombre falso-, podrías ser una de mis chicas. Te pagarían bien por tus... servicios. Creo que disfrutarías trabajar para mí.

DARK ELITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora