LA PLASTICOS

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Cuando llegamos a casa, la tensión se sentía en el aire. Sabíamos que Brook estaba en el sótano, interrogando al tipo que pillamos intentando entrar en la sala donde guardábamos las cámaras. No tenía ni idea de dónde había ido después de la fiesta, y la verdad es que eso me estaba poniendo de los nervios. Mientras Jasper, Blaze, Mara y Vega bajaban a ver el interrogatorio, yo me quedé arriba con Violetta.

-¿Quién es Brook? -preguntó Violetta, como si su tono inocente disimulase el veneno detrás de la pregunta.

-Es mi novia -respondí sin dudarlo.

-Ares, esa chica no es para ti. Está metida en un mundo que no es el tuyo. Es peligroso -insistió, con una mirada que intentaba ser preocupada, pero solo me irritaba más.

-Si ese mundo es peligroso, ahora también es el mío -le respondí, frío-. Brook es mi mundo.

Antes de que pudiera seguir hablando, Violetta me besó. Me pilló por sorpresa, no lo voy a negar, y durante un segundo me quedé ahí, sin saber qué hacer. Pero solo fue un segundo. En cuanto recuperé el control, la aparté de golpe.

-¿Qué coño haces, Violetta? -le solté, lleno de rabia.

-Quería besarte -dijo, como si nada hubiera pasado.

En ese momento, Jasper, Vega, Mara y Blaze subieron de la sala de interrogatorios. Me di la vuelta hacia ellos, aún enfadado por lo que acababa de pasar.

-¿Cómo ha ido? -pregunté, intentando dejar el incidente con Violetta a un lado por un momento.

-Ha sido Malik, con un tal Giulio Pazzini -respondió Jasper, serio-. Brook le ha sacado la información. Le esposó a la mesa y le clavó un cuchillo para que hablara.

Brook bajó unos minutos después. No me había dado cuenta de que había subido arriba. En ese momento, una duda me pasó por la cabeza: ¿habría visto a Violetta cuando me besó? Me acerqué a ella, notando cómo su mirada evitaba la mía.

-¿Qué te pasa, Brook? -pregunté, intentando que mi tono no sonara ni muy preocupado ni muy acusador, aunque el enfado y la preocupación estaban ahí.

-Tengo que hacer algo importante -me respondió, su voz era fría-. Y tú tienes una protegida a la que cuidar.

-¿Y Violetta? ¿Qué pasa con ella? -pregunté, cruzándome de brazos, esperando que aclarara la situación.

-Ya he oído suficiente sobre ella -dijo, cortante, sin darme opción a replicar-. Si necesitas saber algo más, tendrás que esperar.

Abrí la boca, dispuesto a decir algo, pero Brook no me dejó.

-No tengo tiempo para más conversaciones ahora -añadió, con una frialdad que me congeló-. Tengo que irme.

Sin siquiera mirarme, se giró y salió por la puerta. Me quedé ahí, viendo cómo se alejaba, con la frustración creciendo dentro de mí. No le di la oportunidad de hablar, pero ella tampoco me la dio a mí.

Habían pasado ya dos horas desde que Brook se fue sin dar más explicaciones, y la preocupación empezaba a transformarse en frustración. Lynx, que siempre estaba atenta a cualquier cosa, le dio una habitación a Violetta, lejos de las nuestras. Sabía que a las chicas no les gustaba. Era imposible no darse cuenta, hasta un ciego lo vería.

Le mandé varios mensajes a Brook. La llamé una y otra vez, pero nada. No me contestaba. Sabía que, después de lo que había pasado, no iba a ser fácil que lo hiciera, pero me estaba hartando. Vega y Lynx también lo intentaron. Mandaron mensajes, pero tampoco tuvieron respuesta. Ni una sola señal de vida.

Ya habían pasado casi cinco horas. Cinco putas horas. El silencio de Brook solo hacía que la rabia dentro de mí creciera más y más. De repente, el sonido de los móviles de todos nosotros hizo que se rompiera ese silencio incómodo. Era el maldito chat de grupo.

DARK ELITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora