LOS PLACERES DE BALI

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Después de la cena, nos despedimos de Blaze, Mara, Gael, Raven, Hank y Lynx. Ellos se dirigieron a una discoteca que estaba cerca del hotel, mientras que Ares y yo teníamos otros planes.

—¿Te apetece dar una vuelta? —le propuse a Ares con una sonrisa.

Él levantó una ceja, claramente intrigado.

—¿Una vuelta? ¿A dónde piensas llevarme? —preguntó, con una sonrisa que me hizo pensar que ya sabía lo que estaba planeando.

—A un lugar tranquilo —dije, cogiendo las llaves de la moto. —Prometo que será divertido.

Finalmente, llegamos a una de las playas privadas del hotel, un rincón escondido donde no había nadie. Aparcamos la moto y caminamos hacia la arena, la luna reflejándose en el agua y creando un ambiente mágico.

—¿Qué te parece si entramos en el agua? —le propuso Ares, mirándome con una mezcla de diversión y expectación.

—¿Quieres bañarte? —repetí, arqueando una ceja y sonriendo—. ¡Vamos!

Sin decir una palabra más, me levanté y comencé a quitarme la ropa. Sabía que Ares me estaba observando con interés, y me gustaba. Al poco tiempo, me quedé en ropa interior, sintiendo la brisa fresca en mi piel y la arena fría bajo mis pies.

—¿Estás seguro de que quieres hacerlo? —le pregunté, mientras me acercaba a la orilla y el agua comenzaba a mojarme los pies.

Ares se acercó a mí, con una sonrisa que no podía ocultar.

—Totalmente seguro. —dijo, mirando la manera en la que el agua acariciaba mi piel.

Me sumergí en el agua poco a poco, disfrutando de la frescura del mar en una noche cálida. Ares me siguió, y pronto nos encontramos nadando juntos en la oscuridad de la noche. El silencio de la playa, interrumpido solo por el sonido de las olas, creaba una atmósfera perfecta.

Nos acercamos el uno al otro, y pude sentir su respiración cerca de mi oído.

—Esto es increíble —dije, girándome para mirarlo.

Nos acercamos aún más, y el contacto de nuestros cuerpos en el agua me hacía sentir un cosquilleo en el estómago.

—¿Te gusta? —le pregunté, mientras me tocaba la cara con el agua.

—Me encanta. —dijo Ares, mientras me sonreía—. Pero creo que me gustas aún más tú.

Estábamos en el agua, la brisa suave acariciando nuestras pieles mientras el sonido de las olas creaba un ritmo relajante en el fondo. Ares y yo nos mirábamos intensamente, como si el resto del mundo no existiera. Sin decir nada, me acerqué un poco más a él, hasta que nuestras respiraciones se mezclaron. No pude resistir la tentación, y antes de darme cuenta, mis labios ya estaban sobre los suyos.

El beso comenzó suave, pero rápidamente se volvió más intenso. Ares me rodeó con sus brazos, acercándome más a él. El agua se movía a nuestro alrededor, como si estuviera siguiendo el ritmo de nuestras caricias. Sentí sus manos bajar lentamente por mi espalda, mientras mi propio deseo crecía con cada segundo que pasaba.

—Brook... —murmuró contra mis labios, su voz grave y cargada de deseo—. No tienes idea de lo que me haces sentir.

Mi corazón latía con fuerza mientras sentía sus dedos deslizarse hacia mis caderas. El calor que emanaba de él era casi insoportable, y no pude evitar un gemido cuando su mano se deslizó entre mis piernas, jugando suavemente sobre la tela húmeda de mi ropa interior.

—Ares... —susurré, perdiéndome en la sensación—. No pares...

Él sonrió contra mi cuello, mordisqueándolo ligeramente mientras su mano continuaba explorando, sus dedos moviéndose con una habilidad que me hacía temblar. El agua amplificaba cada sensación, y sentía que cada movimiento suyo me encendía más y más.

DARK ELITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora