UNA TARTA DE KITKAT

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Unos días después de la pelea con Malik, ya me sentía mucho mejor. Los golpes y cortes que había sufrido estaban prácticamente curados, y aunque todavía tenía algunas molestias, nada que no pudiera manejar. Era fin de semana y decidí que era hora de darme una vuelta por Dark Wells. Entre la fiesta de fin de año, la misión y mis heridas, no había tenido tiempo de pasarme por el club. Además, después de todo lo que había pasado, necesitaba despejarme un poco y ver cómo iban las cosas por allí.

El equipo, por supuesto, no estaba muy contento con la idea de que saliera sola, especialmente después de las amenazas de Malik. Sabía que estaban preocupados, pero necesitaba algo de espacio. Quería demostrarme a mí misma que no iba a vivir con miedo, que no iba a dejar que Malik me controlara, ni siquiera desde la distancia.

Me fui a mi armario y elegí un vestido negro de cuero ajustado hasta la cintura, con una falda con un poco de vuelo que terminaba cuatro dedos por encima de la rodilla. Tenía mangas de encaje que le daban un toque elegante, y lo combiné con unos botines negros de tacón. Me miré al espejo, satisfecha con lo que veía. Me sentía poderosa, y eso era justo lo que necesitaba.

Bajé las escaleras de casa, lista para salir, cuando me encontré con Ares esperándome al pie de las escaleras. Estaba cruzado de brazos, con una mirada que mezclaba preocupación y... ¿desaprobación?

—¿Dónde crees que vas? —preguntó con ese tono autoritario que tanto le gustaba usar conmigo.

—Voy al club. Tengo que ver como van las cosas por allí, hace bastante que no voy. —respondí con firmeza, devolviéndole la mirada.

Ares dejó escapar un suspiro, claramente frustrado.

—Brook, no puedes salir así. Malik sigue suelto en Los Ángeles. No es seguro que vayas sola.

—Estoy segura que ese cabrón ya no está en los Estados Unidos. Además estoy bien, Ares. No puedo quedarme aquí eternamente, y necesito hacer algo normal —intenté razonar con él—. Y el club está lleno de gente que me conoce. Estaré rodeada de seguridad.

Ares me miró de arriba abajo, evaluando mi determinación. Por un momento, pensé que podría convencerle de dejarme ir sola, pero entonces vi cómo se tensaba ligeramente.

—Voy contigo —dijo, sin espacio para discusión.

—¿Qué? —respondí, sorprendida—. Ares, no es necesario que...

—No voy a discutirlo, Brook —me interrumpió—. Y Raven, Gael, Blaze y Mara también vienen. No vamos a arriesgarnos.

No pude evitar rodar los ojos, pero supe que no tenía sentido discutir con él cuando se ponía así.

—De acuerdo, lo que sea para que estés tranquilo —cedí, aunque por dentro me sentía un poco frustrada.

—Y por cierto... —Ares me miró con una sonrisa torcida—. Estás impresionante, pero si algún idiota intenta pasarse de listo esta noche, me aseguraré de que lo lamente.

Me reí, sabiendo que lo decía en serio, pero agradecí el cumplido de todos modos.

El plan de salir para despejarme se había convertido en una misión en grupo, pero en el fondo, sabía que ellos solo querían protegerme. Y aunque a veces me frustrara, también sabía que tenía suerte de tenerlos a mi lado. Malik podía seguir merodeando, pero con Ares y el resto del equipo cerca, me sentía más segura.

Llegamos a Dark Wells en el coche de Ares, con Raven, Gael, Blaze y Mara siguiéndonos de cerca en otro vehículo. A medida que nos acercábamos al club, pude sentir cómo la energía del lugar me envolvía. La música vibrante, las luces, el bullicio de la gente... Todo eso me hacía sentir viva, como si por un momento pudiera olvidar las amenazas que pesaban sobre mí.

DARK ELITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora